Chile: Con el realismo a cuestas

Para un Chile enredado en una fútil polémica política y con un sector empresarial cada vez más nervioso y pesimista, el aumento del déficit fiscal producto de los mayores gastos de las reformas ha terminado operando de modo contracíclico y apoyando el crecimiento económico, evitado así mayores alzas de la desocupación.

Para un Chile enredado en una fútil polémica política y con un sector empresarial cada vez más nervioso y pesimista, el aumento del déficit fiscal producto de los mayores gastos de las reformas ha terminado operando de modo contracíclico y apoyando el crecimiento económico, evitado así mayores alzas de la desocupación.

El Ministerio de Hacienda actualizó sus proyecciones macroeconómicas y, como se esperaba, volvió a recortar sus expectativas para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) este año, desde el anterior 2%, a 1,75%, al tiempo que anunció que el gasto crecerá 4,2%, mientras los ingresos fiscales efectivos bajarán en 0,5%.

Las malas noticias de un alza de gastos en momentos de caída de ingresos fueron dadas a conocer en el marco de la presentación del Informe de Evaluación de la Gestión Financiera del Sector Público de 2015 y la Actualización de Proyecciones de 2016 ante la Comisión Especial Mixta de Presupuesto, oportunidad en la que el director de Presupuesto corrigió también, a la baja, el cálculo del precio promedio del cobre desde US$ 2,5 a US$ 2,15 por libra.

La caída de ingresos de 0,5% -que, empero, pudo haber sido más relevante sin reforma tributaria- fue atribuida especialmente a la baja de aportes impositivos de las mineras privadas del país, más que a Codelco, empresa de la que su propio presidente ejecutivo ha advertido que pasa por “el momento más crítico de su historia” y que podría continuar así por tiempo prolongado, habida consideración la disminución de demanda de cobre (especialmente de China), actuales niveles de stocks y bajo ritmo de actividad económica en Europa, Asia y países emergentes.

Hacienda es, sin embargo, optimista, y si bien reconoció que no ha habido una recuperación clara de la economía, “las proyecciones se han estabilizado en últimas semanas”. En efecto, las acciones en Wall Street subieron fuerte a inicios de la semana, tras el buen dato de empleo en EE.UU., al tiempo que, el denominado Brexit, parece haber recomendado atrasar una eventual pronta decisión de alza de tasas por parte de la FED, por lo que muchos ya apuestan a que tal medida se postergará para 2017.

Se trata, sin embargo, de expectativas que inciden en la economía financiera y poco en la real: el S&P 500, que mide valores de las acciones de 500 grandes empresas mundiales, superó los 2.137 puntos, un máximo histórico. En junio de 2012 este índice se movía en niveles de 1.200 a 1.300 puntos, lo que podría estar mostrando la formación de nuevas “burbujas” bursátiles debido a la preferencia del capital por estas inversiones más rápidas, rentables y líquidas. Pero en la economía productiva, el petróleo volvió a caer a US$ 44,8 el barril, tanto por un exceso de oferta por parte de la OPEP, como por la menor demanda derivada de la baja actividad mundial, mientras otros commodities luchan en el borde de sus precios de costo.

Por de pronto, en la primera jornada de la semana, el cobre subió un leve 0,76%, hasta US$ 2,15 la libra (promedio estimado por Presupuestos), aunque impulsado por especulaciones respecto a nuevas medidas de estímulo que podría aplicar China, después que los datos de mayo mostraran nuevamente una pérdida de impulso del gigante asiático. No obstante, según analistas, una mayor recuperación pudiera ser solo esperanzas, dado que, durante esta semana, Beijing dará a conocer el PIB del segundo trimestre, su producción industrial y balanza comercial, datos que mostrarán la real salud de esa economía y que, con certeza, generarán para el metal rojo y otros commodities, fluctuaciones considerables.

Así las cosas, para un Chile enredado en una fútil polémica política y con un sector empresarial cada vez más nervioso y pesimista -al punto que 42% expresa que deberá reducir su personal para ajustar costos y generar utilidades-, el aumento del déficit fiscal, producto de los mayores gastos de las reformas, ha terminado operando de modo contracíclico y apoyando el crecimiento económico, evitado así mayores alzas de la desocupación.

En tal marco y con motivo de los 45 años de la nacionalización del cobre, el presidente de Codelco, gestor del “sueldo de Chile”, ha hecho un llamado a un “acuerdo nacional” para financiar su crecimiento, reconociendo que “la meta es ser más productivos, innovadores y sustentables, para responder a las necesidades críticas que exige el negocio minero del siglo XXI”, al tiempo que el vicepresidente de la FTC, no muy seguro de la respuesta de Chile a tal acuerdo, ha reiterado que irán al Parlamento para pedir el fin de la Ley Reservada del Cobre, de manera de tener acceso a mayores recursos para el desarrollo de la minera, mientras ejecutivos de la estatal han propuesto, incluso, la eventual venta de un porcentaje de sus acciones en el mercado.

En un entorno de incertidumbre, con un comercio mundial en mínimos históricos, estancamiento productivo y de actividad, ante el dilema de aumentar aún más la deuda o buscar socios con liquidez para mejorar la posición de caja, diversas firmas privadas también estudian eventuales fusiones y/o ventas. Así, al inicio de semana, junto a rumores de compra del 10% de las acciones de Latam por parte de la línea aérea árabe Qatar Airways, dos grandes compañías del retail -Cencosud y Falabella- han anunciado que este miércoles venderán el 2,17% y 5% de sus acciones respectivamente, lo que representará ingresos de US$ 407 y $410 millones a cada una.

La alerta que esta decisión ha provocado frente al reconocido alto endeudamiento del sector privado chileno -que ya supera los US$ 110 mil millones en total- hizo bajar el precio de las acciones de ambas compañías casi inmediatamente de conocido el remate. Es decir, tanto a nivel estatal como privado, las presiones del mix de una economía internacional ralentizada, de costos en aumento, vencimientos de pagos de deudas y baja demanda, se comienzan a sentir con fuerza.

Así y todo, la imagen de Chile como “buen alumno” en materia de equilibrios fiscales, prudencia contable y seriedad de sus políticas institucionales, han posibilitado que, tal como lo hiciera S&P hace poco más de un mes, Moody´s decidiera mantener en “Aa3” su clasificación y dejar en “estable” su perspectiva. Al argumentar la nota, la agencia estimó que el país mantendrá una posición fiscal “sólida”, pese al aumento en la deuda este año y el próximo, y no obstante su desaceleración económica, pues, al compararlo, Chile muestra una conducta significativamente mejor que la de sus pares con igual calificación.

Nuestro país sigue siendo, pues, confiable, a pesar de los desvaríos políticos y el pesimismo hiperbólico de algunos sectores empresariales que terminan así, autoinfiriéndose mayores daños que los que ya provocan las circunstancias mundiales.

De allí que, para financiar el alto déficit que ha suscitado la mala mezcla de mayores gastos con menos ingresos, más que usar los recursos fatigosamente ahorrados en el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES) -ya que como dijera el Ministro Valdés, “usarlo o no, no cambia cuánto vamos a gastar, sino solo la fuente de financiamiento”-, pareciera que para el Estado chileno, en un mundo que continuará incrementando su liquidez en divisas, es hoy más rentable endeudarse en los mercados internacionales, aprovechando las bajas tasas a que aún puede acceder, dada su impecable conducta, En tal caso, la previsible debilidad global de estas monedas y la inflación consecuente se transforman en aliados.





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