Trabajadores del Transantiago paralizan actividades ante incertidumbre por continuidad laboral

Trabajadores de la empresa Subus dejaron de prestar sus servicios la mañana de este lunes. Sus demandas apuntan a aclarar su situación laboral, debido al proceso de reestructuración financiera que atraviesa la concesionaria.

Trabajadores de la empresa Subus dejaron de prestar sus servicios la mañana de este lunes. Sus demandas apuntan a aclarar su situación laboral, debido al proceso de reestructuración financiera que atraviesa la concesionaria.

Difícil inicio de mes tuvo la concesionaria de Transantiago Subus. La mañana de este lunes vio afectados sus servicios por un paro de sus trabajadores en algunas de sus líneas.

Los recorridos 200, con buses de color azul, vieron disminuidos los servicios que recorren avenidas como Vicuña Mackenna, Santa Rosa, Recoleta, Independencia y la Gran Avenida. En tanto las líneas locales de la zona G, en el sur de la capital, también vieron mermados sus servicios.

Las razones de la movilización tienen relación con la incertidumbre que cunde entre los trabajadores de Subus frente al proceso de reestructuración de la empresa, la cual se acogió el mes pasado a la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento. Ellos dicen que, si la empresa es liquidada, quedarán “en tierra de nadie”.

El vocero de los doce sindicatos que se plegaron a la movilización, Boris Guerrero, explicó que las demandas son dos: la primera, aclarar cómo se pagarán los finiquitos si se concreta la quiebra, ya que de ser así, los bienes de la compañía deben ser liquidados para el pago de indemnizaciones a los trabajadores que deben ser despedidos y las deudas con los acreedores.

Sin embargo, un cambio en la ley realizado el año pasado otorgó la facultad a que el administrador provisional de una empresa que quiebra pueda disponer de los bienes, aunque estén en prenda, mientras se pueda encontrar otro operador o una solución afín. Todo esto con el objetivo de no interrumpir el servicio. Esto tiene preocupados a los trabajadores, ya que según han dicho, no les han dejado claro cómo se conseguirán los recursos para cancelar los finiquitos si la empresa es intervenida.

En segundo lugar, sostienen que si bien desde el Ministerio han anunciado que se continuarán prestando los servicios, los trabajadores pidieron garantías para continuar trabajando si son recontratados por la nueva administración, fijando un plazo de dos meses para ser indemnizados por el fin de la relación laboral con Subus. Esto, según dijo Guerrero, se zanjó en una mesa de trabajo y debía firmarse un acuerdo para conformidad de las partes. Sin embargo, después de llevar más de un mes trabajando el documento, éste aún no es firmado, ya que el borrador enviado por el gobierno no contempla los acuerdos que dicen haber alcanzado.

El dirigente hizo un emplazamiento la Presidenta Michelle Bachelet a tomar cartas en el asunto. “Adicionalmente a estas dos demandas, que queremos saber con certeza cuándo se nos van a pagar los finiquitos y (saber) qué se entiende por continuidad de los servicios o continuidad de los trabajadores. Estamos pidiendo que la Presidenta Michelle Bachelet, de una vez por todas, tome las riendas y no minimice lo que está pasando con estos seis mil trabajadores y que instruya al ministro de Transportes a que él encabece esta mesa. Ya no queremos al asesor del señor Gómez-Lobo, que es don Vicente Pinto, porque creemos que él no ha estado a la altura ni ha tenido la voluntad política para resolver estas dos demandas que son legítimas para los trabajadores”, dijo el dirigente de los conductores.

El director de Transporte Público Metropolitano (DTPM), Guillermo Muñoz, dijo durante la mañana de este lunes que la movilización fue sorpresiva, en el contexto de las conversaciones entre el gobierno y los trabajadores de la empresa.

“Nosotros hemos tenido siempre la voluntad. La situación en la que se encuentra la empresa hoy día es de una situación de reorganización, hay voluntad de todas las partes por llegar a un acuerdo y hacer factible y viable la empresa, y el evento en el que más manifiestan estar preocupados que es la liquidación, se ve bastante hipotética y lejana en el tiempo. Y en ese evento, incluso, el más malo para todos, hay voluntad y también las herramientas legales para garantizar que todos sus derechos van a estar siendo cumplidos”, declaró el director del DTPM al ser consultado por la los motivos de la movilización.

Según datos entregados por la autoridad, la empresa operó con el 40 por ciento de sus servicios, lo que causó largas esperas en las zonas norte y sur de la capital y obligó a la aplicación de un plan de contingencia con micros de las demás empresas del sistema. Boris Guerrero calculó la cantidad de pasajeros afectados en 900 mil.

Cabe recordar que Subus atraviesa severos problemas financieros. Según han dicho desde la empresa, se deben a las condiciones contractuales y de infraestructura del sistema. Además, es una de las concesionarias con la flota más antigua del Transantiago, ya que al menos la mitad de sus buses tienen nueve o más años de antigüedad, lo que se traduce en una mayor tasa de fallas y gastos de mantenimiento.

El dirigente Boris Guerrero proyectó el asunto como un problema del sistema, ya que, según dijo, lo que están pasando los trabajadores de Subus podría ocurrir con otras empresas que también atraviesan dificultades financieras.

“Lo que nos está pasando a puede ser catalogado como la punta de un iceberg, porque detrás de nosotros vienen los trabajadores de la empresa Alsacia y Express que van a estar en una situación similar a la que estamos pasando nosotros. Entonces es impresentable que la autoridad política no tenga la capacidad de resolver un problema que ya se le está viniendo encima y se está masificando como una bola de nieve, porque para los compañeros de Express y Alsacia sería inaceptable que ellos volvieran a vivir una situación de incertidumbre, la misma que estamos viviendo nosotros”

Este martes, los trabajadores de Subus tendrán una nueva reunión con el Ministerio de Transportes para continuar el trabajo de la mesa técnica, en la que esperan terminar con la incertidumbre de no saber cómo podrán continuar sus labores.





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