En agosto de 1954 Guido Vallejos Pacheco publicó la primera edición de Barrabases, la primera historieta de fútbol chileno.
Antes de ello, el cómic nacional fue liderado por Pedro Subercaseaux (Lustig), quien desarrolló una corta carrera como historietista con El Diario Ilustrado y Von Pilsener.
Posteriormente, en 1931, irrumpió Jorge Délano “Coke” con Topaze, una singular revista de sátira política que circuló hasta 1970. La historia del cómic chileno también adquirió un vuelco particular en 1949, fecha en que nació la mítica publicación de Pepo: Condorito.
Sin embargo, con el surgimiento de Barrabases el cómic chileno tomó otro rumbo. La historieta surgió en 1953 cuando Vallejos comenzó a visitar el Estadio Zambrano en Quinta Normal. A partir de su mala experiencia con el fútbol, el dibujante decidió llevar al papel las aventuras de un club deportivo. Así cobraron vida los personajes que hasta el día de hoy son recordados por lectores y deportistas: Ciruela, Roque, Pelusa, Guatón, Chico, Bototo, Pirulete, Torito y Pelao.
Luego de su publicación, la revista adquirió un tiraje inesperado, llegado incluso a sumar la colaboración de Themo Lobos, Leo, Pepo, Vicar y Nato, entre otros caricaturistas.
A lo largo de su edición, que finalizó en 2011, Barrabases pasó por distintos períodos. En un comienzo fue distribuida por Zig Zag. Luego, producto del buen recibimiento de los lectores, fue publicada a colores e incluyó una fotonovela. Incluso, llegó a comercializarse en Latinoamérica.
En 1968 la revista aumentó su número de páginas y cambió de formato. Al año siguiente la edición fue vendida, sin embargo, continuó su comercialización a través de la Editorial Quimantú y luego, por medio de la Editorial Gabriela Mistral.
A raíz del impacto de Barrabases, Vallejos se transformó en un empresario de la industria editorial. De esta manera, llegó a publicar revistas como El Pingüino, de humor picaresco; Mi vida de espectáculos; Flash, revista periodística; Novedades; Cine Amor, en el ámbito de las fotonovelas; y TV Guía, con noticias del espectáculo, entre otras.
“Uno de los legados de Vallejos es que él fue un gran editor de revistas. Él inventó publicaciones picarescas y políticas, ámbito donde quizás no tuvo mucho éxito. También fue un gran editor de fotonovelas. Su gran aporte está en ese ámbito, en el de la edición y en lo gráfico, porque trató de acercarse desde la revista, al cine”, indicó el poeta e investigador, Jorge Montealegre.
En esta línea, Montealegre explicó que Vallejos siempre tuvo una cercanía con los temas del mundo popular. “En la fotonovela, por ejemplo, él tocó el mundo de las lectoras, con guiones en los cuales se podían sentir representadas las mujeres comunes y corrientes de la clase media. Él conectaba con los gustos de públicos amplios, nunca fue un editor elitista y eso vale también para Barrabases donde se cuenta la historia de niños de barrio que pichangueaban”, explicó.
Por otro lado, Guillermo Galindo, alias Malaimagen, sostuvo que la obra de Vallejos influenció a gran parte de los ilustradores nacionales. “El dibujo era muy bueno y la historia era muy entretenida. Los personajes también eran muy carismáticos. Yo creo que en eso radica el éxito de Barrabases”, comentó.
“A nivel de técnica y de estética en Barrabases los personajes tenían una expresión y un movimiento que no tiene, por ejemplo, Condorito. En esa revista los personajes estaban anatómicamente mejor dibujados. A mi me sirvió mucho, porque me di cuenta de que el estilo que cada dibujante desarrolla es bastante libre. No tiene por qué estar amarrado a una forma ‘correcta’ de dibujar”, añadió.
El otro lado de la historieta
La carrera de Vallejos dio un vuelco en noviembre de 2012, cuando fue detenido en el marco de un operativo policial que pretendía desbaratar una red de prostitución infantil en Santiago. Producto de esta investigación, el dibujante fue condenado a cuatro años de libertad vigilada.
Durante sus últimos años, Vallejos debió luchar contra el alzhéimer. Recluido en su hogar, el dibujante enfrentó la enfermedad que con los años se agravó. Finalmente, el creador de Barrabases falleció a los 87 años el pasado miércoles.
“Vallejos marcó a muchas generaciones de niños e incluso deportistas y gente que no hizo deporte”, comentó luego de su deceso Julio Navarrete, hermanastro del ilustrador.