La idea que con la globalización económica tal y como marcha hoy todos salen ganando se derrumbó cual castillo de naipes en 2016. El año que debía ser el de la consolidación económica y política concluye en medio de fuertes debates y un creciente cuestionamiento sobre sus virtudes reales o supuestas. “El descontento con la globalización se ha dado mucho más en los países desarrollados que en las economías emergentes”, afirma Alicia Bárcena, secretaria general de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, (Cepal).
“Más víctimas que favorecidos”
La victoria del Brexit –la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea–, o la de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, equivalen a un terremoto cuyos efectos siguen expandiéndose en todo el mundo. Buena parte de esos resultados tienen su orígen en la desilución creciente en amplias franjas de la población sobre los frutos de la globalización. Dos datos pueden ayudar a comprender mejor qué ha pasado. En Estados Unidos 85% de la riqueza generada éstos últimos 5 años, bajo la presidencia de Barack Obama, fue acaparada por el 1% más rico de la población, en tanto que en la Unión Europea existen hoy un millón de pobres más que antes de la crisis de 2008.
“Siempre la globalización tuvo más víctimas que favorecidos; el problema es que la concentración del ingreso, la concentración del poder, la concentración de activos ha sido colosal en los últimos años. Estamos hablando de un proceso feroz”, dijo a RFI Pedro Páez, ministro de Economía de Ecuador entre 2007 y 2008, actualmente Superintendente de Control del poder de Mercado de Ecuador.
La victoria de los promotores de la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea tras el referendum de mediados de año fue una suerte de alerta sobre el creciente malestar de amplios sectores de la población; refleja “una creciente polarización entre aquellos grupos de personas que se beneficiaron de una década de relativa recuperación económica y los que no se beneficiaron de esto, y son esas personas quienes se movilizaron para buscar una alternativa mejor, apunta Andrés Mejía, profesor del Centro de Desarrollo Internacional del King’s College de Londres.
En el caso de Estados Unidos las razones de la victoria del multimillonario Donald Trump, están claras nos dijo Alfredo Coutino, Director para América Latina de Moody’s Analytics en Nueva York. De acuerdo con este especialista “es innegable que existe un sector de la población estadounidense en pleno descontento, que no solamente no ha recibido lo que se le ha prometido, sino que no ha recibido lo que ellos mismos consideran que hubiera sido justo”.
Una globalización liderada por las finanzas
Larry Summers, Secretario de Economía del Presidente Bill Clinton entre 2009 y 2010 afirma que “la idea que la integración económica mundial favorecería la paz y la prosperidad era objeto de un amplio consenso que constituía un pilar del orden internacional, pero ahora, en Occidente, un gran descontento se ha levantado contra ella, en parte justificadamente, pues esta es percibida como un proyecto llevado por las élites en favor de las élites. “Lo que tenemos que tener en cuenta es que no es la globalización en sí o una economía más integrada en sí lo que está en cuestión, sino determinados esquemas que en la UNCTAD hemos definido como ‘globalización liderada por las finanzas’, donde lo que se estaba procurando era ampliar los negocios del sector financiero, liberando determinadas fuerzas económicas que no estaban siendo gobernadas desde la política”, subraya Alfredo Calcagno, jefe del área de macroeconomía y políticas de desarrollo de la UNCTAD.
La globalización es un proceso que sigue avanzando a pasos agigantados y también destruyendo empleos. Un ejemplo: en 1990 los tres principales constructores de automóviles de Estados Unidos obtuvieron ingresos por 250 billones de dólares y emplearon a 1 millón 200 mil personas. En 2014, las 3 primeras compañias de la Silicon Valley, con Apple a la cabeza obtuvieron ingresos por 247 billones de dólares, pero sólo generaron 137,000 empleos.
Los desafíos del 2017
Recientes escándalos como el generado por la contratación de Jose Durao Barroso, ex presidente de Comisión Europea por el Banco Goldman Sachs, o el de la ex-comisaria de Competencia de la Comisión Europea, Neelie Kros, quien figuró hasta 2009 como directora de una sociedad ‘offshore’ registrada en las Bahamas y no lo informó cuando asumió su cargo de Comisaria, o el de Sigmundur Davíð Gunnlaugsson quien tuvo que renunciar como primer ministro de Islandia tras probarse que él y su esposa fueron copropietarios de la compañía Wintris, basada en las Islas Vírgenes Británicas, en la que llegaron depositar el equivalente a 3,5 millones de euros, refuerzan la idea que pocos, muy pocos son los ganadores con la globalización tal y como la conocemos ahora
Nuevos y mayores desafios en el horizonte inmediato podrían agravar el descontento con la globalización. Tras el voto en favor del Brexit en Gran Bretaña, Londres amenaza ahora con reducir los impuestos que pagan las empresas instaladas en su territorio con objeto de evitar emigren a otro país. La sombra de una guerra por la baja de impuestos en Europa no se puede ni se debe descartar. Asi mismo Donald Trump ha anunciado su intención de desregular el sistema financiero estadounidense, es decir deshacer lo que el presidente Barack Obama hizo en ese terreno, lo que no haría sino provocar mayor inestabilidad.
“Se están moviendo las placas tectónicas del poder a las más altas esferas, precisamente por la fragilidad que genera el proceso de concentración de la riqueza y del poder”, recuerda pedro Páez. El año 2017 será sin duda animado y lleno de sorpresas. Los políticos prometen reducir aún mas el papel del gobierno, lo que daría mas fuerza a una globalización hoy cuestionada que acarrearía mayor descontento.
*Por RFI