A través de un documento elaborado por la Comisión de Relaciones Políticas y la Coordinación Nacional del Movimiento Antonomista en diciembre, se plantean las líneas a seguir con miras a la elección presidencial de noviembre. También, la forma en la que el Frente Amplio debiera enfrentar los desafíos políticos actuales.
El texto al que tuvo acceso Radio y Diario Universidad de Chile señala que el distanciamiento entre política y sociedad “que no es otra cosa que un síntoma de la incapacidad de las clases dominantes de sostener de manera activa un consenso social neoliberal” es un fenómeno que se seguirá profundizando.
A juicio del movimiento que representa Gabriel Boric en el Congreso, la situación actual, marcada por la corrupción impulsada desde la política tradicional es una ventana de oportunidad que no pueden desaprovechar: “Los síntomas de agotamiento del ciclo neoliberal largo que se proyecta desde la instalación de la dictadura y que se consolida en el periodo de la transición, constituyen una oportunidad para la irrupción de una alternativa popular y ciudadana que proyecte los anhelos de transformación expresados en los recientes ciclos de luchas sociales. Pero esto es sólo una posibilidad que para materializarse requerirá de una voluntad decidida de parte de las fuerzas emergentes”.
En el documento se agrega que “frente a la crisis de las fuerzas tradicionales, las fuerzas emergentes y en particular el Movimiento Autonomista, comienzan a perfilarse como una alternativa de poder capaz de configurar un nuevo espacio en la política nacional”.
El análisis de la Nueva Mayoría
En el análisis que se hace del escenario político, se señala la caída de la Concertación (hoy Nueva Mayoría), a la cual ha contribuido la posibilidad de instalación de fuerzas emergentes. “Lo que ayer fue una robusta coalición de partidos con un fuerte arraigo social, hoy es una fuerza política en descomposición. La reciente tensión entre los partidos de la Nueva Mayoría y el PC es expresivo de esta situación. Pero no debemos extraer de lo anterior una defunción mecánica de la NM, es nuestro deber ajustar nuestra línea política para construir su crisis terminal”.
Así, aseguran que hay tres movimientos con los que buscan prolongar la alianza partidaria: Ricardo Lagos; el intento de la DC por proyectar una candidatura propia; y Alejandro Guillier, el único de los tres componentes en el que ven un obstáculo para el fortalecimiento del Frente Amplio.
“En un momento de crisis del proyecto de la NM y donde amplios sectores observan con atención nuestro posicionamiento en el escenario político (PC, IC, Izquierda Socialista, País, etc. y más importante aún, parte importante del votante concertacionista), el fenómeno Guillier insuma la falsa esperanza sobre la posibilidad de transformaciones reales al interior de la NM. Frente a la ausencia de un proyecto transformador y la dependencia a los partidos tradicionales, no existen condiciones para construir una salida del neoliberalismo al interior de la NM. Allí radica la limitación de la apuesta de esta candidatura y de otras como la de Atria”.
La caída de Marco Enríquez Ominami, provocada por el presunto financiamiento político por parte de SQM, es visto como otro punto a favor para congregar a los sectores progresistas en un nuevo bloque político.
Chile Vamos
“Por otro lado, la derecha tradicional saca cuentas alegres: su crecimiento electoral relativo en las recientes elecciones municipales, sumado a la debacle concertacionista, y el ascenso de los populismos de derecha proyectan condiciones efectivas para ser gobierno”.
Aquí se perfilan dos variantes para encabezar esta política: la candidatura de Sebastián Piñera, quien pese al escándalo de corrupción que lo enloda, parece no verse afectado como la Nueva Mayoría; y Manuel José Ossandón, vista como una alternativa populista y neo conservadora.
Proyecciones políticas
Entre las líneas políticas que destaca el documento, se menciona, por ejemplo, la necesidad de construir una polaridad entre pueblo-ciudadanía y clase político-empresarial: “De lo que se trata es de asumir el desafío de reescribir los términos de los enfrentamientos en la sociedad desde una perspectiva favorable para las clases subalternas y para la conformación de un sujeto político popular amplio”, donde se pongan en el centro la consecución de demandas transversales por los derechos y la democracia.
Así, lo primero sería convocar a quienes se han marginado de la actividad política, de esto depende “la posibilidad de proyectar al interior de esta alianza un proceso de refundación de una izquierda radical para el siglo XXI (…) Espacio común donde nos encontramos quienes queremos construir una salida al neoliberalismo, herramienta amplia donde, asociándonos, logramos proyectar nuevas formas de acción política y social . Esto implica necesariamente superar la visión del FA como un acuerdo electoral entre fuerzas constituidas: el éxito del FA pasa por la capacidad de expresarse a nivel territorial y sectorial,o a que una franja cada vez más masiva de chilenos y chilenas no sólo se sientan convocados sino que tengan un espacio para participar en este proceso de transformación”.
La cuestión presidencial también es abordada por los autonomistas. Así, se expresa que “para el FA, la elección presidencial presenta una oportunidad de mostrar ante amplias franjas de la sociedad, una manera distinta de hacer política, que busque proyectar una nueva configuración de los espacios políticos y por tanto que redefina la forma en que los demás actores se sitúan en el escenario”.
El llamado es a no restarse de la participación, toda vez que la marginación constituiría conformarse con ser “una mera voz de denuncia de los excesos del modelo”.
“Debemos apostar a que el FA, como espacio y herramienta de democratización de poder, tenga una expresión importante en la disputa presidencial. A diferencia de los candidatos de la NM y la derecha, que tienen que solicitar primarias por la prensa, desde las fuerzas emergentes nos debemos comprometer públicamente a desarrollar una primaria presidencial en todo el país, siguiendo el ejemplo del proceso de Valparaíso. Aquí todas las fuerzas emergentes, las organizaciones sociales y el resto de las fuerzas convocadas a la formación del FA, deben empujar en conjunto esta práctica política que permite por un lado, articular las distintas propuestas alternativas dispersas que se han levantado por fuera del duopolio y por otro, convocar a la ciudadanía a participar del proceso de definición del perfil de la candidatura a levantar “.
El desarrollo de este proceso requeriría de la definición de un espectro de rostros públicos que permitieran encarar el desafío; también evaluar si sumarse a las primarias formales; además se convoca a la reflexión sobre la construcción de un partido nacional que para efectos de una inscripción de una candidatura presidencial, debe estar inscrito en todas las regiones del país o un partido que sin estar inscrito en todas las regiones, tenga 35.000 firmas.
“Lo anterior implica tomar definiciones urgentes sobre nuestra relación con las herramientas electorales de este sector. Revolución Democrática y el Partido Humanista han mostrado voluntad de abrir un debate que permita contar con un partido nacional poniendo a disposición sus instrumentos, evaluando fórmulas conjuntas que para esta inscripción”.
También se incluye la reflexión de la participación en la elección parlamentaria, donde el objetivo es influir en el Congreso, para lo cual, como movimiento, evalúan las mejores candidaturas al igual que en la elección de Consejeros Regionales.
Enmarcando todo lo anterior, la propuesta convoca a la construcción participativa de un programa, corolario del proyecto de sociedad que se pretende instalar.