“El cascabel al gato va”. Esas fueron las palabras que el ministro de Salud, Emilio Santelices, publicó en su Twitter esta semana. La frase la había lanzado antes, a fines de abril, cuando se conocieron las utilidades de las isapres durante 2017 –cifra que rodeó los 70 mil millones de pesos–, y ahora la repitió para salir al paso de las críticas que recibió el gobierno tras declarar que la igualdad en los costos de salud privada entre ambos géneros, correría por cuenta de los varones.
“Tanto isapres como los hombres tendrán que apretarse el cinturón”, decía también el mensaje del ministro, y este viernes, en entrevista con La Tercera, aseguró que aquello significaba que estas empresas tendrían que ver de “qué manera contienen sus costos, porque ya no van a poder subir los planes a diestra y siniestra”.
La confusión era mayúscula, pues recién anunciada la política para eliminar la discriminación, tanto Santelices como Piñera habían dicho que básicamente habría un aumento de costo para el género masculino. La impresión que quedó, sobre todo en la oposición, es que se estaban defendiendo las cifras azules del mundo privado.
El economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, explicó que a su parecer el gobierno sí tiene voluntad política para llevar a cabo demandas del movimiento feminista, “pero que no toquen el mercado; lo primero que se hace es cuidar el bolsillo de las isapres”. Asimismo, Kremerman argumentó que la no discriminación en los planes no necesariamente implicaría menos utilidades.
“Hay otros beneficios vinculados a los recursos públicos que terminan depositándose en isapres, como garantías explicitas en salud (GES), que las han transformado en un negocio aún más lucrativo. Si bien esta política puede hacer que se contenga el aumento de la utilidad, no tendría que disminuir o llegar a cero, eso es prácticamente imposible que ocurra”, dijo.
Para hacerse una imagen de la ganancia que generan estas compañías, se podría ver el caso de Banmédica. Esta empresa era controlada por el cuestionado grupo Penta, y a fines del año pasado fue adquirida por el holding estadounidense UnitedHealt Group, en una operación que involucró un desembolso cercano a los US$2.800 millones. Ese 2017, Banmédica fue la isapre con las utilidades más altas: $21.987 millones (versus $11.183 del año 2016).
Carlos Tagle, abogado de Mesubieronelplan.cl, afirmó que limitar el lucro de los privados es algo razonable, ya que estos están “participando del derecho de la seguridad social”. Sin embargo, en su opinión, el “lobby fabuloso” las ha protegido con gobiernos de distintos cortes ideológicos.
“Esto de no querer tocar las utilidades es transversal. No solo ha pasado en el gobierno de Piñera, sino que también en el gobierno de la señora Bachelet. Esto no se ha tocado y las reformas que se avisan son siempre cosméticas, no van al fondo del tema, que es el dejar sin efecto estas desigualdades entre mujeres fértiles o prexistencias”.
Los improvisadores
Hasta el momento, el gobierno no ha presentado ningún documento formal que explique en detalle la reforma que se hará al sistema privado de salud. Pero el anuncio ya se hizo, y quizás esa es una de las razones por las que Sebastián Piñera y su equipo no previeron el flanco que se podía abrir con las explicaciones de él y su subordinado.
Izkia Siches, presidenta del Colegio Médico, señaló que acá no se debería pensar en un cambio de estas características, pues “la idea sería poder avanzar en una propuesta a largo plazo, a una modalidad de seguridad social, y ya hay algunos puntos intermedios o escalones donde hay bastante consenso”.
La doctora afirmó que desde el Ejecutivo se ha mostrado improvisación y oportunismo.
“Acá el tema se ha focalizado solamente en una reforma a las isapres, y siento que se ha utilizado un poco lo que viene de los movimientos feministas para poder justificar una reforma parcial y que no se hace cargo de todos los problemas que tiene la seguridad social de salud en Chile. Esperamos conocer la propuesta, y que el gobierno lance propuestas cuando haya una minuta un poco más clara por los propios actores, para que no haya estos errores comunicacionales”, dijo.