Tal como advertían diversos analistas, la situación del desempleo en el país parece ir agravándose conforme pasan los meses. Así ha vuelvo a quedar en evidencia en una nueva entrega de datos recolectados por el Instituto Nacional de Estadística y que, a diferencia de los recuentos anteriores, esta vez empiezan a dejarse ver las cifras originadas en los primeros meses de pandemia.
Así, en el trimestre marzo-mayo, el INE ha indicado que la tasa de desocupación llegó a sus niveles más altos en 10 años, alcanzando un 11,2 por ciento. Este dato, sin embargo, en opinión del economista Eugenio Rivera, debería interpretarse acompañado también de otros números que entrega la misma encuesta y que no son considerados en este porcentaje global.
“Si nosotros sumamos desempleados, que son más o menos 1 millón 100 mil, más la gente que no está buscando trabajo, llegamos a una cifra cercana a los dos millones y medio. Sin embargo, eso no es todo porque en el contexto del seguro de desempleo hay 600 mil personas que mantienen sus contratos, pero no están trabajando. En total, hay más de 3 millones de personas que no están trabajando en este momento”, explicó Rivera en conversación con nuestro medio.
Pero este desalentador escenario no termina aquí, sino que, ya en el desglose de los grupos más afectados por el desempleo, la última encuesta del INE sitúa la tasa combinada de desocupación y fuerza de trabajo potencial en un 28,1%, cifra que, además, alcanza un 24,5% en hombres y un 32,7% en mujeres.
No obstante, respecto de la cifra de ocupados totales, éstos tuvieron una disminución de 16,5%, incidida en un -19,8% por las mujeres.
Todo eso, según indicó a nuestro medio la economista y académica de la Universidad de Santiago, Marcela Vera, se trata de un escenario que ya había sido previsto un par de años atrás en algunos estudios que daban cuenta principalmente del desempleo estructural en el país, provocado por el tardío impacto que podrían generar las políticas aplicadas por el gobierno de Sebastián Piñera.
Además, precisó Vera, si las mujeres son justamente quienes ocupan los puestos más subordinados en una empresa, sumando también la carga laboral del hogar, las posibilidades de quedar expuestas a recibir las consecuencias más duras de la pandemia era solo cuestión de tiempo.
“Son empleos que tienden a ser más precarios en cuanto a salario como a beneficios laborales. Es el mismo caso de los jóvenes, empleados informales y de trabajadores por cuenta propia. El estudio que nos entrega el INE da cuenta de esa realidad, que la precarización del empleo en los últimos 30 años en nuestro país, cuando ocurre una crisis grave va a impactar a aquellos sectores que estructuralmente ya estaban teniendo conflictos”, subrayó.
Asimismo, la economista se refirió también a la carga laboral extra que tienen muchas mujeres en sus hogares y que agudiza aún más la precarización de sus empleos.
“Varias académicas venimos planteando que finalmente las mujeres ya no solo tienen estas triples jornadas laborales, en sus trabajos y hogar, sino que también esta situación se ve agravada porque tienen que cumplir diversas funciones en el mismo lugar durante todo el día. Mientras están trabajando, tienen que cuidar a los niños, mantener el hogar; por tanto, la situación de precarización y sobrexigencia que se produce hoy son mayores”, manifestó.
Hay que recordar también que, según la encuesta publicada por el INE, se registra también un descenso no solo en la ocupación formal sino también en la informal. Así, los ocupados informales descendieron en un 28,4 por ciento, esto impulsado principalmente por las mujeres, en un -33,5%, y por los trabajadores por cuenta propia, en un -30,3%.
En el caso del impacto en grupos etarios, el INE indica que el mayor retroceso desocupacional se concentra en los jóvenes de entre 15 y 24 años (32,2%) y en los adultos mayores de 65 años (29,2%).
Al respecto, según Vera, es necesario dedicar planes específicos de empleabilidad enfocados en los grupos más vulnerables, pero sobre todo considerar su proyección a mediano y largo plazo. Es una realidad, según dijo, que fenómenos como la automatización y la robótica afectarán principalmente a los más jóvenes, lo que prologaría aún más la crisis económica generada por el coronavirus.