Estudio de la U. de Chile: 47% afirma que su salud mental ha empeorado debido al encierro y la incertidumbre económica

La encuesta reveló que el grupo más afectado es el segmento de menores ingresos, donde un 47% tendría problemas para comprar artículos básicos y 34% declara haber perdido el empleo en este período.

La encuesta reveló que el grupo más afectado es el segmento de menores ingresos, donde un 47% tendría problemas para comprar artículos básicos y 34% declara haber perdido el empleo en este período.

Uno de los principales efectos colaterales de la crisis sanitaria han sido las consecuencias económicas asociadas a las cuarentenas y otros dispositivos sociales aplicados para contener la propagación del COVID-19. Este es uno de los aspectos monitoreados por Vida en Pandemia, estudio longitudinal de la Universidad de Chile sobre el impacto de la crisis sanitaria en la población, investigación que en su informe N°6 reporta una evidente crisis de la salud mental causada por el encierro, pero también por la fragilidad económica y la insuficiente respuesta de parte del Gobierno.

La encuesta, aplicada a 2.019 personas de distintas partes del país entre el 26 de noviembre y el 12 de diciembre pasado, reveló que un 22% afirma haber perdido su trabajo desde el inicio de la pandemia; 29% cree probable o muy probable quedar desempleados en los próximos tres meses; 42% piensa que es probable o muy probable que la deuda del hogar aumente; y un 43% sostiene que es probable o muy probable que el ingreso del hogar se reduzca en el mismo lapso.

Frente a este escenario de incertidumbre económica provocado por la pandemia, 47% de los encuestados dice además que su bienestar o salud mental ha empeorado en este período. Algo similar ocurre ante la pregunta por el estado de ánimo en las últimas dos semanas, consulta en la que 32% señala que se ha sentido desanimado o muy desanimado.

El desglose por rango etario muestra que sólo 25% de los mayores de 50 años se sienten desanimadas/os o muy desanimadas/os, a diferencia del 35% de los más jóvenes. Además, el indicador sobre deterioro del estado de ánimo llega a 35% en las personas con dificultades para comprar artículos básicos y a 36% entre quienes tienen problemas para pagar medicamentos y/o mensualidades escolares. También se observa una diferencia importante según modalidad de trabajo. Sólo un 14% de quienes volvieron a trabajar de forma presencial reporta tener peor estado de ánimo; mientras que un 27% de quienes han continuado sus labores desde el hogar indica que su estado de ánimo ha empeorado.

Impacto sobre grupo de menores ingresos

El informe, que aborda la incidencia de la pandemia en la desestabilización de la vida económica de las familias y su relación con el bienestar psicológico, identificó que los grupos más afectados en materia de empleo son los segmentos más pobres y los hombres jóvenes, quienes señalan haber perdido su trabajo durante este período en un 34% y 40%, respectivamente.

Respecto a la fragilidad presupuestaria, el grupo de menores ingresos es el que enfrenta mayores dificultades para pagar gastos habituales del hogar: 56% manifiesta problemas para pagar créditos de consumo, 47% para comprar artículos básicos, 36% para comprar medicamentos, 29% para pagar arriendo de la vivienda, 26% para pagar instituciones educacionales y 23% para pagar dividendos hipotecarios.

Las personas de menos recursos son también las que se sienten más vulnerables frente las consecuencias económicas de la pandemia en el futuro inmediato. Un 45% de las personas de este grupo indica que es probable o muy probable quedar desempleadas en los próximos tres meses; 56% piensa que la deuda del hogar aumentará; y 59% proyecta que es probable o muy probable que el ingreso del hogar se reduzca en el mismo lapso.

Otro de los resultados de este informe indica que la mayor parte de las personas, un 32%, continuaría trabajando desde la casa; mientras un 29% indica que ha seguido en modalidad presencial. En tercer lugar, un 15% expresa que se encuentra trabajando en modalidad mixta (presencial y remota). Respecto al universo de personas que han continuado sus labores de forma presencial, la mayoría (32%) corresponde a personas de menores ingresos.

Economía y salud mental

Fabián Duarte, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, director del Núcleo Milenio en Desarrollo Social (DESOC) y uno de los investigadores de este estudio, señala que la magnitud del impacto de esta crisis se relaciona directamente con el nivel de fragilidad financiera y con la capacidad del Estado de proporcionar una red de apoyo que contenga la incertidumbre.

“Los grupos de menores ingresos y los más jóvenes aparecen como los más afectados en los distintos indicadores. Esta situación muestra que la población chilena pasa por un momento crítico en cuanto a sus expectativas económicas, lo que puede gatillar varios otros problemas, desde agravar la situación de salud mental, hasta nuevas muestras de descontento social. Por esa razón, es clave que las autoridades consideren estos resultados para anticipar escenarios de futuras crisis”, señala.

El académico explica que “las familias chilenas no visualizan una pronta recuperación, pues la percepción del futuro es pesimista, frágil y llena de incertidumbre. Esta fragilidad e incertidumbre económica repercute en el estado de ánimo de las personas y dificulta una recuperación del bienestar mental. Por todas estas razones, es fundamental que futuras políticas de corto plazo puedan corregir las incertidumbres y que las políticas de largo plazo se hagan cargo del deterioro de la salud mental”. Sin embargo, agrega, “la vacunación será de gran ayuda, permitirá reactivar la economía, abrir las escuelas y seguramente entregará un alivio a las personas, lo que tendrá repercusiones en su estado de ánimo y en la salud mental en general.”





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