Confusas han sido las informaciones en torno a la muerte del comunero mapuche Pablo Marchant, asesinado por personal de Carabineros el pasado viernes, en un hecho en que preliminarmente se informó que el fallecido era Ernesto Llaitul, hijo de Héctor Llaitul.
En entrevista exclusiva en Radio Universidad de Chile con su director, Patricio López, el director de la Escuela de Periodismo del Instituto de Comunicación e Imagen Dino Pancani, y la editora general de la revista Doble Espacio del ICEI, Carolina Trejo, el líder de la CAM, Héctor Llaitul, se refirió a lo sucedido. Señaló que si bien existen todavía muchos elementos por aclarar, se ha confirmado ya que Marchant murió producto de un disparo de Carabineros.
“Los hechos son bien dolorosos para el pueblo mapuche. Tenemos un hermano asesinado y al parecer bajo una situación que es bien dura, que puede ser interpretada incluso de horror, por la forma. Preliminarmente nosotros decimos que él fue ejecutado y tenemos que abordar esta situación con mucho respeto porque hay una familia detrás, una madre y no podemos hablar de forma descarnada o con morbo, con sensacionalismo como quiere la prensa”, aclaró.
“Pablo Marchant tiene un impacto en su cabeza por atrás y al parecer tiene otro en la parte de la sien en la cabeza, por lo tanto, todo da cuenta de que esos tiros fueron a corta distancia y podemos suponer que fue ejecutado. Hay un registro que rápidamente fue bajado, de un trabajador que dice que atraparon a uno de los weichafes y ese registro ya no está en las redes, pero al parecer uno de los trabajadores registró esa situación. Nosotros no sabemos aún qué pasó ahí y tendrá que ser dilucidado de alguna manera”, complementó sobre lo sucedido el pasado viernes en un fundo de Forestal Mininco.
Junto a ello Héctor Llaitul abordó la confusión que se generó cuando la Fiscalía confirmó que la persona asesinada era su hijo Ernesto, lo que se descartó una vez que el propio líder la CAM identificó el cuerpo y descartó que fuese su hijo.
Al respecto, dijo todavía no poder comprender por qué los hechos se dieron de esa forma por parte de las autoridades.
“Yo no entiendo, no logro entender cómo Carabineros, la inteligencia de los pacos, la Fiscalía se prestó para una maniobra tan del horror de informar que era un hijo mío. Esa situación no la logro entender, qué pretendían hacer con eso, si enviar una señal desde la Inteligencia, si fue una maniobra distractora para algo, no lo logro entender, o tal vez un tipo de incapacidad que puede entenderse como negligencia o estupidez”, manifestó.
En tanto, sobre la acción en la que participaba Pablo Marchant al momento de su asesinato, Héctor Llaitul expresó que se trataba de una acción de resistencia en contra del sistema de propiedad usurpado, contexto que no puede dejarse fuera al abordar este tipo de hechos.
“Estamos hablando de una zona donde hay una recuperación territorial por comunidades, estamos hablando de un predio que ha sido reivindicado por comunidades, de una realidad concreta donde ese predio está siendo objeto de explotación forestal por la industria forestal, por los grupos económicos con maquinaria, toda su industria y custodiado por carabineros y por guardias privados forestales, contratadas por las forestales (…) Eso es en un contexto en que esos predios están siendo reclamados por comunidades en circunstancias que ya todos saben que esos predios fueron usurpados, pertenecieron a nuestra comunidad antaño, son reivindicaciones territoriales muy justas, legítimas, con base histórica, con base de memoria y eso explica la justicia de nuestra lucha en la demanda territorial”, explicó.
Asimismo dijo que “ése es el contexto de una acción de resistencia, y que se entienda que esta acción tiene un sentido. No como habla inescrupulosamente la clase política en defensa de intereses del capital, que piensan que aquí hay acciones de terrorismo o violencia desmedida. Aquí hay acciones anteriores que fueron pacíficas, legales inclusive y que nunca fueron atendidas”.
“Por lo tanto, el desarrollo de acciones en resistencia para defender esos territorios, todo lo que implica la cultura y el mundo mapuche fueron desarrolladas y serán desarrolladas por nuestra gente, en este caso los weichafes y, en ese contexto, es que se da esta confrontación, este enfrentamiento y con las características de ejecución de parte de la policía en contra de nuestro weichafe Pablo Marchant”.
Junto a ello el líder de la CAM aclaró que esta lucha mantiene un carácter desigual, pues se trata de comunidades organizadas en función de lo que pueden, versus una política militarizada que tiene el monopolio del poder.
La lucha contra un poder usurpador
Héctor Llaitul abordó también el objetivo de la lucha que lleva adelanta el pueblo mapuche y en particular la CAM, aclarando que ésta se da en contra del poder dominador de sus territorios, extractivista y usurpador, pero que en ningún caso busca generar un enfrentamiento entre pueblos.
“Cuando hacemos la denuncia, cuando planteamos la lucha de nuestro pueblo por su legítima demanda de territorialidad y éstas chocan directamente con intereses de grandes empresariados, en este caso de la industria forestal, lo hacemos en ese plano, lo hacemos con mucho orgullo, con mucha fuerza porque esas son nuestras convicciones y no nos van a sacar nunca de esas convicciones”, señaló.
Asimismo se refirió a la forma en que vive hoy el pueblo mapuche su lucha, con una militarización de la zona cada vez más grande.
“Aquí, más allá de la confrontación a los niveles que se está desarrollando, hay que hacer una reflexión del contexto sociopolítico en que está enfrentándose la causa mapuche. Cada vez la zona está más militarizada, cada vez hay más represión y criminalización a la causa mapuche. Nosotros no estamos viviendo la realidad de la (Convención) Constituyente, de la gente que está allá y que se cuadran. Nosotros vivimos acá una verdadera dictadura, aquí están los blindados, la policía militarizada, los militares, los drones, las tanquetas, acá están custodiando predios que son demandados por décadas por las comunidades que anhelan y no van a transar en la recuperación de sus tierras. Aquí hay un conflicto real”.
A ello el líder mapuche añadió: “La confrontación no es también como dicen en las carreteras, en las calles, contra el chileno común o con el agricultor. La confrontación es con un poder de dominación, los grupos económicos, recuerden esos siempre, ténganlo siempre presente a la hora de analizar los hechos. Estamos hablando de grupos económicos que tienen un sistema de propiedad usurpado”.
Al respecto, Llaitul también destacó que esta usurpación de las forestales no solo afecta a los mapuche, sino también a toda la ciudadanía, pues la industria está depredando la naturaleza, secando hectáreas de tierra. “Dos forestales controlan 3,6 millones de hectáreas que están siendo reivindicadas por nuestro pueblo, que son 3 o 4 veces más tierras que todo lo que posee nuestro pueblo nación mapuche y esas 3,6 millones de hectáreas forestales son parte de políticas extractivistas que están arrasando, depredando los territorios ancestrales en el Wallmapu, están convirtiéndolo en un lugar desérticos, dejando sin agua a nuestra gente, no solo a los mapuche”.
Ante esta lucha Héctor Llaitul destacó que quienes están más comprometidos con la causa mapuche son conscientes de que se han ganado el odio de la burguesía y los agentes del Estado, pero que saben que aquello es parte de este proceso de reivindicación.