No fue la candidata original de la Democracia Cristiana. Ella se quedaría a la cabeza del Senado y su colega Ximena Rincón sería la postulante de la falange a La Moneda, sin embargo, la popularidad que Yasna Provoste consiguió luego de negociar los mínimos comunes con el Gobierno para enfrentar, de mejor manera, los efectos económicos de la pandemia, la posicionó como la líder natural del partido y, por tanto, su carta presidencial. Todo esto, a costa de Ximena Rincón, que prácticamente fue bajada de una manera poco decorosa.
Este sábado, quien fuera ministra de Educación del primer Gobierno de Michelle Bachelet se impuso contundentemente ante Carlos Maldonado (PR) y Paula Narváez (PS-PPD-PL-Nuevo Trato), confirmando los pronósticos de analistas y encuestas varias que la daban como ganadora.
Con el 53 por ciento de las mesas escrutadas, Provoste obtiene un 62,2 por ciento de los votos, seguido por Narváez con un 26,4 por ciento, y luego Maldonado, con un 11,4 por ciento.
Además, las proyecciones hablan de alrededor de 150 mil votantes, que si bien era lo que, al menos, públicamente esperaban los candidatos, es considerablemente inferior a los votos obtenidos tanto por Aprueo Dignidad como por Chile Podemos + en las primarias legales.
Provoste no es la candidata típica de la DC. Ese partido nunca había tenido una abanderada presidencial profesora, diaguita, pero que además representa a los sectores más progresistas del Partido, al punto que hace algún tiempo la ex primera dama, Marta Larraechea “la mandó” al Partido Comunista. Esas características son propicias para retener el voto de las otras dos candidaturas, pero al mismo tiempo abren interrogantes. La distancia que ya se ha apreciado entre las posiciones personales de la candidata y las de los parlamentarios del partido ¿son una ventaja o una debilidad? ¿le abrirán flancos de ataque o, al revés, márgenes más amplios de apoyo?
En tiempos donde ha quedado en evidencia que la lealtad de los votantes con los candidatos presidenciales puede ser feble (hemos visto turismo electoral de primarias) los resultados de estas elecciones no solo cierran algunas disyuntivas, sino que abren nuevas preguntas ¿Qué hará el camaleónico Sebastián Sichel con este cierre del flanco del medio? ¿Podrá Yasna Provoste retener la votación de los otros postulantes de Unidad Constituyente? ¿Es tan infranqueable la frontera entre los votantes de Boric y los de Narváez y, por lo tanto, qué harán estos últimos en noviembre? El triunfo de Provoste obligará a los demás candidatos y a la propia senadora a reinventarse para lo que viene.
Ahora bien, será en noviembre cuando se defina quién ingrese a La Moneda, cuando Provoste deba enfrentarse, hasta ahora, con Gabriel Boric de Apruebo Dignidad y Sebastián Sichel de Chile Podemos +.
Tanto Boric como Sichel fueron los candidatos más orientados hacia el centro político de sus respectivos pactos, sector que también representa la abanderada DC, por lo que serán los votos moderados los que estarán en disputa por los tres candidatos de los partidos tradicionales, con sus matices, el nicho de votos al que apuntan es el mismo.
Lo anterior también abre una posibilidad respecto de otros eventuales candidatos que se inclinen por posturas menos moderadas, ya sea a la izquierda o a la derecha, como es el caso de José Antonio Kast o algún candidato de la Lista del Pueblo que logre juntar las firmas de aquí al lunes.