En conversación con la primera edición de Radioanálisis, la socióloga e integrante del directorio del Observatorio de Género y Equidad, Tatiana Hernández, se refirió a la designación de Irina Karamanos como primera dama, señalando que no era “un asunto fácil” y que “había un error conceptual y político en esta decisión”.

Sobre este último punto, planteó que tiene que ver con “esta idea de que viene una mujer, porque tiene la sensibilidad, que tiene que hacerse cargo de estas problemáticas sociales y ahí viene un tema que es complejo, que el cómo se pone en juego esta representación social de que las mujeres tenemos que cuidar y la división sexual del trabajo”.

Para Hernández esa situación no sería fácil, sobre todo para un Gobierno que propone un proyecto de transformaciones sociales y culturales profundas, además de feminista. “Entonces, que la estrategia política para avanzar en materia de institucionalidad en cuestiones que tienen que ver con derechos tanto de las mujeres, como de los niños, niñas y niñes, me parece complejo que se haga desde ese lugar”.

“Entiendo la visión política que hay ahí, que tiene que ver con cómo voy mejorando la institucionalidad, cómo voy haciendo que estas fundaciones dejen de tener este carácter asistencialista, pero desde un lugar asistencialista. Es contradictorio, pero entiendo que la finalidad es correcta, el punto es desde dónde lo haces”, enfatizó.

Además, apuntó a las consecuencias que tendría esta determinación en la vida política de la antropóloga feminista, Irina Karamanos, en el rol de primera dama. “Pienso en una mujer que tiene una historia propia, o sea, ella ganó un cargo de representación popular al interior de un partido, del Frente Feminista de Convergencia Social, y pienso en todas las renuncias políticas que también tiene que hacer para tomar una estrategia que la pone en un lugar incómodo”, afirmó.

Hernández hizo hincapié en que no están de acuerdo “en que se refuerce este imaginario que es súper inadecuado para las transformaciones sociales que estamos apostando todas las feministas”, cuestionando que estos cambios no se llevaran, por ejemplo, desde una dirección sociocultural como en el caso del programa “Más Sonrisas para Chile” lanzado durante el segundo Gobierno de Michelle Bachelet.

“Veía cotidianamente como se hacía el proceso, me tocaba a mí desde la Subsecretaría del Ministerio de la Mujer hacer el nexo con Salud. El punto es desde a dónde emergía esa necesidad y la respuesta, pero quienes daban la respuesta concreta era la institucionalidad pública y por qué no tenía Sonrisa de Mujer como un programa en su institucionalidad”, explicó la socióloga.

Consultada sobre la experiencia feminista dentro del Estado, Hernández afirmó que “en mi generación era muy complejo decir que éramos feministas y que queríamos transformarlo todo, teniendo de maestras a la Tere Valdés, a la Vicky Guzmán, a las compañeras de la Cepal que tanto nos apoyaban en cómo ir mirando qué Estado requeríamos la ciudadanía plena de las mujeres. Ahí el diálogo intergeneracional nunca ha sido fácil, pero la buena noticia es que entiendo que esto va a ocurrir, que va a cambiar el camino para repensar la estrategia”.

De modo que, pese a las dificultades que ha implicado esta decisión sobre la figura de primera dama que asumirá Karamanos, se mostró optimista respecto a la discusión sobre el rol del feminismo dentro de la estructuración política del país, de cara a la nueva administración que comenzará a partir del próximo 11 de marzo.