En una columna firmada por Álvaro Bellolio a solo meses de haber asumido como director del entonces Departamento de Extranjería y Migración, el ingeniero civil en Computación, experto en Políticas Públicas, apuntó sus primeros dardos a los errores en materia migratoria cometidos por la administración saliente de Michelle Bachelet y que, según su análisis, decantaron en el aumento de un término que hoy se encuentra lejos de pasar de moda: “migración irregular”.
“No haber avanzado con el proyecto de ley que ya estaba en el Congreso fue un error, ya que la inacción en términos de políticas públicas generó un escenario donde hoy 300 mil personas se encuentran de forma irregular en el país”, escribió Bellolio en medio lo que venía siendo un proceso de regularización extraordinario donde los protagonistas, principalmente, eran personas provenientes de Haití.
Cuatro años más tarde y a menos de un mes de que culmine el gobierno de Sebastián Piñera, Bellolio se ha mantenido constante en sus pronunciamientos respecto del tema. Solo en la última semana, el nombrado en mayo de 2021 como director del nuevo Servicio Nacional de Migraciones reiteró lo que ha denominado como el “buenismo de la izquierda” respecto de la migración irregular, asegurando también que las señales del próximo gobierno apuntan a un “perdonazo” que convierte a Chile en una atracción para los individuos desplazados.
Por supuesto, no son casuales los ejes a los que suele apuntar Álvaro Bellolio en sus declaraciones. Para la coordinadora académica de la Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la U. de Chile, Ximena Póo, se trata de una política comunicacional en reemplazo de políticas migratorias, que hoy carecen de una estructura administrativa específica y enfoque de Derechos Humanos.
“Defender los Derechos Humanos no se trata de buenismo, sino más bien de respetar que migrar es un derecho en condiciones de seguridad, regulación y de forma ordenada. La migración no es un problema, es un proceso, un fenómeno mundial que responde a las grandes desigualdades que existen en el mundo”, plantea la también doctora en Estudios Latinoamericanos en conversación con nuestro medio.
Asimismo, detalla lo que a su juicio ha sido uno de los principales hitos de la era Bellolio en Extranjería y que tiene que ver con la tramitación de una nueva Ley de Migración, la cual logró ver la luz recién el pasado sábado 12 de febrero después de haber sido el principal estandarte del eslogan de campaña de Sebastián Piñera: “ordenar la casa”.
Sin embargo, para Póo, esta nueva normativa vuelve a privilegiar el tratamiento de la migración y del refugio desde una perspectiva policial. “Obviamente, quienes ingresan al país tienen que estar sujetos a los estándares jurídicos y eso implica someterse a las leyes del país de acogida. Pero reducir la migración a un tema de seguridad interior del Estado es muy ajeno a los tiempos que corren y más bien ligado a la dictadura militar”, recalca.
Suspicacias como la que plantea la académica respecto de esta ley han sido expuestas a lo largo de los últimos cuatro años por diversas organizaciones migrantes y pro migrantes en un medio de lo que fue un trámite largo y poco claro, y en donde términos como el “turismo laboral” estuvieron en el centro del debate. Uno de los planteamientos de la nueva normativa, por ejemplo, elimina el cambio de estatus migratorio de turista a residente dentro del país, relegando esta tramitación a los consulados chilenos del país de origen. Es decir, apuesta por una estrategia restrictiva para evitar nuevas oleadas de personas migrantes.
No es muy distinto al accionar del Servicio de Extranjería en los últimos años. Sin ir muy lejos, en una entrevista realizada por nuestro medio al sacerdote jesuita, Felipe Berrios, el residente del campamento La Chimba, en Antofagasta dio cuenta de las dificultades de las personas migrantes para poder regularizarse en el país debido a las trabas que impone el sistema. “No les están dando visas a la gente, cuatro años donde no se están dando visas. Entonces, cuando ponen a la gente como maldadosos que no quieren entrar regularmente al país, es que no se puede entrar regularmente al país”, criticó.
Para abordar este punto, hay que recordar que, además de lo planteado, el ingreso de Álvaro Bellolio a Extranjería tenía el objetivo claro de lograr la digitalización de los procesos de regularización migratoria. Sin embargo, en opinión del dirigente del Movimiento Acción Migrante, Eduardo Cardoza, “la digitalización, tal como está planteada, es un obstáculo más en la regularización de las personas. Al punto que también podemos decir que genera irregularidad”.
Además de esto, Cardoza agrega que durante la gestión de Álvaro Bellolio, “lo que se hizo fue tratar de posicionar conceptos que tienen que ver con el control migratorio a partir de la seguridad nacional, con un barniz de enfoque de derechos, que son la base de lo que venimos a constatar en este último tiempo y que es que estamos frente a la crisis política migratoria más importante desde la terminación de la dictadura”.
En enero de este año, según el último informe de Extranjería, Bellolio informó que el ingreso de personas al país en condición irregular tuvo un crecimiento promedio de más de 15 mil extranjeros en el primer trimestre entre los años 2015 y 2021. Ahí mismo, también se planteó que las causas de esta situación se deben, por un lado, al ingreso por pasos no habilitados, pero también al vencimiento de las visas de residencia.
Este mismo tema fue investigado en 2021 por un grupo de periodistas de la Red de Periodistas Migrantes en Chile, a través de una encuesta dirigida a la población migrante que se encontraba tramitando una visa o que acababa de hacerlo.
Aplicada a un grupo cercano a cincuenta personas, Diosceline Camacaro, periodista integrante de la red, cuenta que se abordaron preguntas como el tiempo entre la fecha de solicitud de visa y la primera respuesta, el contenido de dichas respuestas, la duración total del trámite y si pudieron obtener finalmente el carnet de identidad. Todo esto, con el objeto de comprobar lo planteado por el sacerdote Berríos y que, al menos al interior de la comunidad migrante, ya se sabía: que la digitalización de los procesos no significó necesariamente una mejoría.
“La vía digital no les permite a las personas acceder a información sobre el proceso. Les cierras los canales de atención a las personas, el trato humano de decirles qué falta y cómo está su proceso. Hoy no hay ningún canal en el que uno pueda denunciar que esto está ocurriendo”, explica la profesional.
Algunos datos importantes de resaltar de dicho estudio dan cuenta de que casi el 60 por ciento de las personas encuestadas no había recibido una respuesta de parte de Extranjería, aun cuando la mayoría ingresó sus papeles entre 2018 y los primeros meses de 2021. Asimismo, el 22% de las personas aseguró que dentro de las respuestas emitidas por la entidad se les solicitó presentar documentos que inicialmente no estaban considerados entre los requisitos, y casi un 30% indicó que, si bien lograron acceder al carnet de identidad, este fue impreso a poco tiempo de caducar la visa aprobada.
“Lo que ocurrió fue un cierre de posibilidades. Se les cerró a las personas el acceso a tener esos documentos por la vía legal”, afirma Camacaro. Además, agrega: “Hoy la respuesta inmediata de Bellolio es decir que son criminales, hay que cerrarles las fronteras, pero ¿Qué hizo durante estos cuatro años? ¿Cuál fue el trabajo de Extranjería en estos cuatro años? El trabajo fue impedir que las personas se legalizaran en el país, impedir visas, impedir que las personas que ya tenían una visa aprobada puedan optar por una permanencia definitiva”.
Con todo esto, es difícil encontrar aciertos en la administración de Álvaro Bellolio en el Servicio Nacional de Migraciones. El abogado Santiago Mao, coordinador General de la Fundación Centro de Orientación Migratoria, afirma con una cuota de ironía que quizás uno de estos logros está en que hoy no existen filas de personas en calles aledañas a las oficinas de Extranjería. A diferencia de esto, agrega, “las Cortes de Apelaciones de todo el país reciben a diario cientos de recursos de protección porque esta ha sido la única vía a través de la cual los extranjeros han podido acudir para salvaguardar sus derechos”.
Durante la última campaña presidencial, el candidato José Antonio Kast propuso la que quizás fue una de las medidas más descabelladas de los últimos años para controlar los flujos migratorios por pasos no habilitados: cavar una zanja. El resto de la historia es conocida, pero si bien el líder republicano no logró hacerse con el triunfo, para Mao, la zanja hoy viene siendo gestada por la propia autoridad de turno y será pasada como herencia a la siguiente administración.
“Nos mostraron todo lo que no se debe hacer”, dice Mao y agrega: “Las futuras autoridades deben empezar a crear políticas con enfoque de género, de niñez migrante y con la visión de que se trata de personas en situación de vulnerabilidad. Deben crear una política pública cónsona con los fines del Estado, pero también participativa, en donde todos los actores sociales y en especial la sociedad civil organizada puedan hacer sus aportes”.