“Contra nuestra patria de nuevo se ha desatado una auténtica guerra” señaló el mandatario durante la conmemoración del Día de la Victoria con que se recordó el 78° aniversario del triunfo del Ejército Rojo y de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Esta vez el desfile militar contó con reducido contingente militar de unos 8 mil efectivos, entre ellos 530 combatientes de la llamada “operación militar especial” en Ucrania, Putin subrayó allí que Occidente olvida lo que ocurrió al mundo cuando Hitler intentó alcanzar el dominio global al desatar la guerra en septiembre de 1939 y advirtió que “cualquier ideología de supremacía es, por su naturaleza, repugnante, criminal y mortal”. Hay que tener presente quién derrotó a Hitler en la Gran Guerra Patria -señaló el gobernante- victoria que costó a la URSS casi 27 millones de vidas humanas, “algo que pareciera que Occidente ha olvidado”, afirmó.
“No obstante –expresó Putin- las élites globalistas siguen defendiendo su exclusividad, enfrentando a la gente y dividiendo a las sociedades, provocando conflictos sangrientos y golpes de Estado, sembrando el odio, la rusofobia y el nacionalismo agresivo”, reclamó, al acusar a las potencias occidentales de “imponer su voluntad, sus derechos, sus reglas” para, en realidad, forjar “un sistema de saqueo, violencia y opresión” en el que también se destruyen “los valores tradicionales que convierten en ser humano al hombre”, destacó.
El Día de la Gran Victoria es para los rusos una de las celebraciones más importantes del año, por lo que en varias ciudades de la Federación Rusa se realizaron desfiles militares y civiles, aunque el evento principal tuvo lugar en la Plaza Roja de Moscú. Allí, Putin también tuvo palabras para los soldados que combaten en Ucrania. Dirigiéndose al grupo que los representaba en la Plaza Roja, apuntó que “no hay otra causa más importante ahora” que su labor combativa y que de ellos depende el futuro del Estado y del pueblo de Rusia. “Las contiendas cruciales para el destino de nuestra nación siempre han sido nacionales, populares, sagradas”, enfatizó el mandatario.
En la tribuna en la Plaza Roja acompañaron a Putin en este Día de la Victoria los presidentes de Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y el primer ministro de Armenia. También varios embajadores de países latinoamericanos en Rusia, entre ellos el mexicano Eduardo Villegas, el cubano Julio Antonio Garmendía y el venezolano Jesús Rafael Salazar, quienes siguieron desde allí el desfile militar en homenaje al 9 de Mayo. Dirigiéndose a sus invitados, el también comandante supremo de las Fuerzas Armadas rusas declaró que “hoy la civilización vuelve a encontrarse en un punto de inflexión crucial”.
Una acción que marca de modo especialmente emotivo esta conmemoración anual es la denominada “marcha del Regimiento Inmortal”, una actividad nacida el 9 de mayo de 2012 en la ciudad siberiana de Tomsk por iniciativa de periodistas locales, la que con los años se ha convertido en parte infaltable de la celebración del Dia de la Victoria a nivel de toda Rusia. Consiste en que quienes participan del “Regimiento Inmortal” desfilan por las calles portando los retratos de sus familiares que lucharon contra el fascismo en la Gran Guerra Patria, trabajaron en la retaguardia, o fueron presos de los campos de concentración nazis.
La Historia universal recoge que el Tercer Reich creado por la pesadilla nazi firmó su capitulación, es decir, la rendición incondicional, el martes 8 de mayo de 1945, en una ceremonia que comenzó a las 22.43, hora de Europa central (una hora más tarde en Moscú), poniendo fin a la terrible conflagración mundial en el viejo continente. Se recuerda en particular su lucha y resistencia contra el enemigo nazi y la posterior contraofensiva soviética que culminó con su llegada (antes que los estadounidenses y británicos) a Berlín. Por ello, fue en el cuartel general del Ejército Rojo establecido en Berlín-Karlshorst donde el Mariscal de campo Wilhelm Keitel firmó la rendición incondicional de la Wehrmacht -el otrora poderoso ejército germano- ante el Comandante supremo de las tropas rusas, Mariscal Georgi Zhúkov.
Sin embargo, ocurrió un hecho singular y no menor: para los aliados occidentales, la capitulación alemana fue en Reims, Francia, firmada el 8 de mayo a las 23:01, la hora occidental europea, como se aplicaba en la época según los husos horarios. Esa versión de la rendición alemana fue firmada ante el General soviético Ivan Susloparov y el comandante en jefe de las tropas de Estados Unidos, el General Dwight D. Eisenhower. La diferencia horaria explica, entonces, por qué en los países occidentales la victoria sobre la Alemania nazi se celebra el 8 de mayo, mientras que en la Europa Oriental y, específicamente en Rusia, se conmemora el 9 de mayo.