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EEUU decide hoy si inicia su viaje desde Obama al Tea Party

Los estadounidenses castigarán al Presidente en las elecciones de mitad de mandato, según las encuestas. Muchas cosas están en juego en estos comicios: son un referéndum de aprobación al presidente, una lucha entre dos modelos de inspiración antagónica y un reparto de poder legal en forma de escaños.

Jesús Moreno Abad / Radio Francia Internacional

  Martes 2 de noviembre 2010 10:56 hrs. 
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Barack Obama se someterá hoy al examen de las elecciones del mid-term y, si se cumplen todas las previsiones, sufrirá un desgaste importante en la cita electoral. Sobre el papel estos comicios no deberían tener mucho que ver con el presidente de Estados Unidos. Su nombre no aparece en ninguna papeleta electoral. Sin embargo, cada estadounidense que acuda hoy a las urnas para elegir a los 435 miembros de la Cámara de los Representantes, a 37 senadores -un tercio de la Cámara Alta- y a 37 gobernadores de estado, tendrá la imagen del primer presidente negro de su historia en la cabeza: las elecciones de mitad de mandato tradicionalmente son concebidas como un referéndum para aprobar o rechazar la gestión del presidente de EEUU en el ecuador de su mandato.

Y Obama no aprobará el examen. El último sondeo de Reuters/Ipsos, hecho público 24 horas antes de la cita electoral, refleja lo que casi todo el mundo sospechaba: el Partido Republicano barrerá al Demócrata; según la encuesta con una ventaja de más de 15 puntos.

La peor crisis económica desde los años veinte y un índice de desempleo cercano al 10% han sido una lluvia demasiado fría incluso para la viva llama de ilusión con que el electorado recibió hace dos años la llegada de Obama a la Casa Blanca. El ambicioso programa transformador del presidente afroamericano, con las profundas reformas del sistema financiero y del sistema sanitario como pilares más visibles, no ha sido suficiente para contentar a millones de estadounidenses que esperaban ver a un hombre caminando sobre las aguas.

Quizá demasiadas promesas para tiempos tan difíciles. El símbolo Obama se ha diluido. Según el sondeo de Reuters/Pisos sólo un 45% de los encuestados aprueba su gestión. Gran parte de culpa de su descrédito la tiene el Partido Republicano. Tras derrumbarse en el terremoto de la gestión del ex presidente George W.Bush, recibieron el ciclón Obama y perdieron las elecciones presidenciales con estrépito.

Fue hace dos años, pero no se descompusieron. Los sectores conservadores supieron combatir el aire inspirador de Obama haciendo circular la amenaza de que era comunista y de que era musulmán (un 18% de los estadounidenses aún lo piensa). Después combatieron el romanticismo de su mensaje progresista y multicultural con otro símbolo enraizado en la otra América. La más tradicional, la más derechista. Y así surgió la antítesis espiritual de lo que significa Obama: el Tea Party, el movimiento de “los patriotas de verdad” como se autodefinen.

Con un nombre que hace referencia al Motín del té de Boston -un movimiento anticolonialista del siglo XVIII que luchaba contra los impuestos fiscales-, y liderado Sarah Palin, una mujer que hace gala del conservadurismo más feroz, han sabido movilizar e ilusionar al electorado republicano. Un vendaval ideológico se combate con otro vendaval ideológico. De los escaños que consigan los candidatos de este movimiento dentro del Partido Republicano depende gran parte del resto de la legislatura estadounidense.

Este movimiento puede colocar hasta nueve senadores y cerca de 20 legisladores en Washington. Entre algunas de las batallas por un puesto en la Cámara Alta, pelearán por contiendas clave. Unas ajustadas según las encuestas: como en Nevada, donde el veterano líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, está un punto por debajo de la candidata ultraconservadora afín al Tea Party, Sharron Angle. En otras trincheras ganarán con holgura: Florida, donde Marco Rubio -Tea Party- lleva 17 puntos de ventaja sobre el candidato independiente Charlie Crist.

“Los izquierdistas no saben qué hacer con vosotros. ¿Sabéis por qué? Porque estáis ganando”, dijo Palin a sus seguidores en la ya mítica movilización del Tea Party bajo la escalinata del monumento a Abraham Lincoln, donde en otro tiempo Martin Luther King dio su más famoso discurso. Así, los comicios de hoy dirán si el Tea Party sólo ha tenido sus cinco minutos de gloria o si son la alternativa a Obama.

¿Qué está en juego?: poder legislativo

Pero los estadounidenses harán algo más que manifestar su descontento o atender a mensajes inspiradores y simbólicos de tendencias contrapuestas. Las elecciones de hoy darán o quitarán poder legislativo al Gobierno.

La importancia de esta cita con las urnas radica en que el partido ganador controlará el Congreso, la rama legislativa del Gobierno de EEUU. Controlar el Congreso implica poder decidir y legislar sobre asuntos que afectan a la vida de millones de estadounidenses: Sanidad, Seguridad Nacional, impuestos… pocas cuestiones escapan a su auditoría decisoria. Las iniciativas del presidente tendrán mucha dificultad para salir adelante si pierde y las comisiones de control serán presididas por la oposición, lo que acentuará el control sobre su gestión.

El congreso estadounidense está compuesto por la Cámara de los Representantes y el Senado. La Cámara de los Representantes es la más amplia de las dos. Es un organismo popular: el número de escaños de cada estado está relacionado con el tamaño de su población. Luego está el Senado, más reflexivo y con un plazo de funcionamiento de seis años.

Actualmente el poder en la Cámara de Representantes se reparte con 255 escaños demócratas, 178 escaños republicanos y dos vacantes. En el Senado, hay 57 demócratas, dos independientes que suelen votar con ellos, y 41 republicanos.

Todo el mundo hace ahora sus apuestas. Según Realclearpolitics, una de las webs de referencia en EEUU, el Partido Demócrata tiene seguros 168 escaños frente a los 224 republicanos. 43 puestos están en el aire. En el Senado, los analistas esperan que el partido de Obama mantenga el control, pero lejos del que tiene ahora. Según la página CQPolitics, los demócratas tienen seguros seis de los escaños en juego; los republicanos, 11. Hay seis muy ajustados que podrían generar sorpresas. Perder esa cámara sería el final de Obama, según muchos analistas.

Aunque conviene relativizar la previsible derrota de Barack Obama este martes. Estas elecciones tradicionalmente las gana el partido de la oposición. En 12 de los últimos 18 ciclos electorales así ha sido. En 100 años, sólo Franklin Roosevelt en 1934 y George W. Bush en 2002, aún en pleno shock social por los atentados del 11-S, consiguieron no perder escaños. Bill Clinton incluso perdió el control de ambas cámaras en 2004. Es lo que se conoce como un “gobierno dividido”, algo que Obama parece que deberá aprender a gestionar.

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