Más de 200 civiles que han perdido la vida y dos mil heridos, según la ONU, es el saldo hasta ahora de cuatro días de enfrentamientos entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
Tales plebiscitos se hacen necesarios para poder “defenderse de los actos terroristas” del gobierno de Ucrania y de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que le suministra armas “para asesinar a civiles”, afirmaron.
Rusia pidió a los países de la coalición occidental que influyen sobre las autoridades ucranianas solicitarles que detengan los ataques contra la central nuclear de Zaporiyia controlada por el Ejército ruso. Ucrania culpa a Moscú de esos bombardeos.
El objetivo del acuerdo fue asegurar el paso de barcos con grano provenientes de puertos ucranianos, incluido Odesa, con un centro de supervisión cuatripartito en Estambul. ¿Alivio a la amenaza sobre la seguridad alimentaria global?
La advertencia de Dmitri Peskov no es en vano: buena parte del viejo continente depende del petróleo y del gas que proviene de las casi inagotables reservas rusas. Además, un embargo de Europa occidental al petróleo ruso empeorará gravemente la situación en el mercado energético mundial, algo que “sufriremos todos”, recordó. Por su parte el Secretario General de la ONU alertó al respecto y dijo que intentar sancionar a Rusia buscando reemplazar los combustibles fósiles que ésta vende a Occidente “asegura la destrucción mutua”. El ya difícil panorama energético mundial se agrava con la crisis en Ucrania.
El secretario general de la ONU abrió la Asamblea General de la entidad multilateral señalando que el mundo está “cada vez más amenazado”.
La mayor explosión no nuclear en tiempos contemporáneos: 218 muertos, 7.000 heridos, 300.000 desplazados de lo que fueron sus hogares y daños materiales estimados en 5.000 millones de euros. Así de trágico fue el resultado de la formidable mega explosión de cientos de toneladas de nitrato de amonio almacenadas en las bodegas del puerto de Beirut, que pulverizó toda una zona de la capital de El Líbano el 4 de agosto de 2020. Hoy, a un año de aquel infierno, todavía no hay justicia para las víctimas, ni culpables que paguen por el caos que arrasó con el puerto y toda una zona de la otrora pujante Beirut.
Mientras, en la sede de la ONU en Nueva York se reúne la Asamblea General para analizar la situación en la Franja de Gaza. Secretario general del organismo, Antonio Guterres, se mostró impactado por el nivel de los ataques israelíes contra infraestructura en la zona.
Ya no solo es la bancada comunista. Ni el gobierno de la transversalmente admirada Jacinta Ardern en Nueva Zelanda. Ni el Fondo Monetario Internacional. Ahora es la propia ONU la que ha propuesto un impuesto a los súper ricos, en la voz de su secretario general, Antonio Guterres. Según el dignatario, “los últimos informes indican […]
Además, Guterres resaltó la urgencia de superar la crisis económica cambiando, entre otras cosas, “la arquitectura de la deuda internacional para acabar con los letales ciclos de oleadas de deuda, de crisis de deuda global y de décadas perdidas”.
AMLO sostuvo que aceptó una reducción del ritmo de entrega de las vacunas de Pfizer-BioNTech, atendiendo un llamado de la ONU a compartir las dosis extras adquiridas por países ricos con naciones pobres.
“Los derechos humanos están siendo atacados”, declaró Antonio Guterres al abrir la sesión anual principal del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, y agregó que “ningún país está a salvo” frente a esta deriva.
El secretario general aprovechó para felicitar al gobierno neozelandés por su gestión en materia climática.
Antonio Guterres señaló que este conflicto es el mayor peligro actual para la seguridad y paz internacionales