El obrero penquista se quemó a lo bonzo frente a la Catedral de Concepción como protesta ante la detención y tortura de sus hijos, María Candelaria y Galo, en manos de la CNI. “Fue también un acto de rebeldía”, afirmó la actual diputada Acevedo.
El recordatorio está en el lugar donde en 1983 se inmoló demandando la devolución de sus hijos que habían sido detenidos y permanecían en un centro de la CNI sometidos a torturas. “Entregó su vida para salvar la de sus hijos”, dijo su hija Candelaria
Prometeo Nacional, ese es el nombre del proyecto que acaba de presentar el Colectivo Teatral La Obra por medio de las plataformas del GAM. La pieza toma el caso de Sebastián Acevedo, quien se inmoló, en 1983, frente a la catedral de Concepción, luego de la detención ilegal de sus dos hijos por la CNI.
El sacerdote jesuita es una de las figuras más lúcidas, comprometidas y consecuentes de Chile en los últimos 100 años. De origen aristócrata, Pepe entendió que la única manera de seguir a Cristo fue ponerse siempre, siempre, del lado de los perseguidos.
Este 11 de noviembre se cumplen 30 años de la inmolación de Sebastián Acevedo, obrero penquista que se quemó a lo bonzo frente a la Catedral de Concepción en protesta por no obtener información de sus dos hijos, detenidos y torturados por la CNI. Distintos homenajes conmemoran su memoria, además de criticar las escasas condenas por tortura en el país.
En Santiago y Concepción se realizarán homenajes a la figura de Sebastián Acevedo, quien ante la angustia de no saber el paradero de sus hijos, detenidos por la CNI, se prendió en llamas frente a la Catedral de Concepción, el 11 de noviembre de 1983.