Entre los más de nueve mil mapas que se encuentran en las colecciones de la Biblioteca Nacional (BN), hay un antiguo croquis que muestra cómo la ciudad de Santiago creció entre 1552 y 1575. Creado por Tomás Thayer Ojeda, el mapa muestra cada una de las manzanas que conformaban la futura capital chilena. Incluye una lista con los propietarios de cada terreno, en la que además aparecen subrayados los nombres de quienes acompañaron a Pedro de Valdivia en su expedición de 1541, el año en que se fundó la ciudad.
Ese mismo mapa se puede ver hoy superpuesto con una imagen satelital del Santiago actual, gracias a una nueva plataforma que acaba de presentar la Biblioteca Nacional: el portal de Mapas Patrimoniales. De este modo, lo que en aquel mapa figura como la Plaza Mayor, hoy es la Plaza de Armas; lo que se identifica como el Convento de la Merced, es la iglesia del mismo nombre; y la zona que se nombra como Cañana de San Francisco, es la actual Alameda.
Ese es uno de los 44 mapas patrimoniales que contempla la primera etapa del proyecto. Del mismo modo, se pueden visitar aplicaciones que grafican el desarrollo de Puerto Montt, deLas csde mediados del siglo XIX; la evolución del Cabo de Hornos, desde 1600 a 1924; y la expansión de Santiago, desde fines del siglo XVIII hasta la actualidad.
“Con esto damos un servicio al usuario desde una perspectiva nueva, en la que se puede contextualizar y entender lo que significan los mapas históricos que tiene la BN –dice Roberto Aguirre, jefe del Departamento de Colecciones. Para el usuario es importante, porque desde un acercamiento a cómo se desarrolló un determinado espacio geográfico, como por ejemplo Santiago, pueden conocer más acerca de cómo fue su ciudad y cómo se puede proyectar hacia el futuro”.
La iniciativa ha sido desarrollada desde el año pasado y ha involucrado a especialistas de la Biblioteca Nacional Digital y el Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR). La encargada de la Unidad de Geoinformación del Patrimonio de esa entidad, Bernardita Ladrón de Guevara, explicó que el proceso implica la digitalización en alta calidad de los antiguos mapas, para luego vincular esa imagen con las capturas satelitales.
“Por ejemplo, tenemos que la manzana que está ubicada entre Alameda, Moneda, Mac-Iver y Miraflores, tiene que calzar exactamente con los vértices de esa manzana en la imagen satelital. Por eso, a veces las imágenes aparecen un poco deformes, porque mientras más antiguos, los planos eran más imprecisos, eran resultado de una percepción o de mucha imaginación, en algunos casos. Lo que tratamos de hacer es ajustar la manzana de la imagen antigua con la fotografía satelital, que es mucho más precisa”, dijo.