El 8 de marzo de 1857 un grupo de obreras textiles salió a las calles de Nueva York a protestar por sus miserables condiciones laborales. Luego, en 1910, durante la Segunda Conferencia de Mujeres Trabajadoras Socialistas, celebrada en Dinamarca, se resolvió adoptar esta fecha para promover el derecho a voto femenino y su emancipación política, entre otras reivindicaciones.
Así, en una serie de sucesos las mujeres han sido protagonistas de la organización social en demanda de una sociedad igualitaria.
Este ocho de marzo es una fecha para repasar estos hechos y posicionarnos desde el escenario actual para evaluar: ¿cuánto hemos avanzado en esas demandas?, ¿se ha logrado efectivamente una sociedad igualitaria?, ¿qué falta para avanzar? O más bien, ¿qué lo ha impedido?
Femicidio: el último eslabón de la violencia hacia la mujer
Para este miércoles está fijada una marcha nacional contra la violencia hacia las mujeres y también un paro de actividades para exigir mejoras en sus derechos laborales. El cuadro que hace más de un siglo protagonizaron las obreras textiles hoy se observa con demandas como “ninguna mujer muerta por violencia machista”, “no más discriminación en el sistema de AFP”, “no más diferencias salariales por género”, entre muchas otras exigencias.
El aumento del 40 por ciento de femicidios en el último año es uno de los temas más complejos para las mujeres. Sin embargo, esto es sólo el “último eslabón” en la escala de violencia.
A juicio de la vocera de la coordinadora Ni una Menos, Bárbara Brito, esta violencia se sustenta en un modelo capitalista patriarcal donde la mujer es considerada inferior al hombre y donde la institucionalidad tampoco ha avanzado lo suficiente para cambiar esta estructura. Por ejemplo, promoviendo una educación no sexista desde los colegios, según señaló.
“Las causas de esta violencia responden a un sistema capitalista que necesita tener a las mujeres como personas de segunda categoría y así obtener más ganancias y pagarle menos por el mismo trabajo que realizan los hombres. Esto se reafirma en una cultura sexista que por ejemplo define cuáles son las actividades para niños y niñas, cuáles son las carreras propicias de acuerdo al género.”, comentó.
Una opinión compartida por la abogada de la Red Chilena Contra la Violencia Hacia las Mujeres, Silvana del Valle, quien señaló que la mayor concientización de las mujeres sobre sus derechos ha generado una reacción de la sociedad conservadora que sigue naturalizando la violencia.
En la mitad de los casos de femicidios se registran denuncias previas de las mujeres por maltrato o amenazas. Esto refleja, afirmó la abogada, que el sistema de protección judicial no cumple su función.
En general, agregó, las políticas públicas hasta ahora implementadas han tenido como objetivo posicionar la denuncia como un mecanismo preventivo cuando en realidad es reactivo. Es decir, se debe erradicar la violencia cambiando una cultura sexista basada en ciertos roles que las mujeres deben cumplir, recalcó Silvana.
“El femicidio es la violencia más brutal que vive una mujer, pero claramente no funciona el sistema de protección. Por otro lado, tenemos que precisamente cuando las mujeres deciden dejar relaciones violencia los agresores actúan con mayor virulencia y nada puede resguardarlas”, enfatizó.
La legislación se queda corta cuando se trata de condenar hechos de violencia hacia la mujer. Esto, porque desde un principio se limitó al ámbito familiar y por eso ha costado tanto individualizarlo a la mujer independiente de la relación que mantenga con el agresor, precisó la profesional.
“Nuestra legislación se queda corta en este aspecto porque las mujeres recibimos violencia de nuestros padres, amigos, pololos de personas que ni siquiera nos conocen y se ven con el derecho de opinar sobre nuestros cuerpos”, recalcó.
Si bien se valora el esfuerzo de aplicar medidas para terminar con la desigualdad que afecta a las mujeres, como la ley de cuotas de género para optar a un cargo parlamentario, lo cierto es que el Estado está muy al debe con los proyectos sobre materias reproductivas, laborales, previsionales de las mujeres.
La ley marco sobre derechos reproductivos sigue en el Congreso desde 2008 sin ningún avance, mientras la ley de aborto no es prioridad legislativa para este año. Asimismo, en el sistema de AFP la mujer recibe pensiones promedio de 160 mil pesos, por debajo de los hombres, al calcular los fondos de acuerdo a su mayor expectativa de vida.
El femicidio como “crimen pasional” y el cuerpo de la mujer como marketing
Por otro lado, desde el Observatorio Virtual de Mujeres y Medios han denunciado el tratamiento noticioso y publicitario sexista donde se utiliza el cuerpo de la mujer para mejorar el reating y el marketing. Es recurrente, por ejemplo, el uso del apelativo “crimen pasional” para referirse a los femicidios.
Natacha Barahona, periodista e integrante de esta red, señaló que son patrones basados en estereotipos que están muy arraigados en la cultura pero que a través de la denuncia también han sido visibilizados como violencia simbólica.
“Continúan algunos patrones con mucha fuerza hay casos icónicos como la publicidad de Wom o de los artículos de limpieza en el supuesto que la mujer es la encargada del cuidado del hogar y de los niños. Entonces, ves un tratamiento muy lesivo del tema. Por ejemplo, hace unos meses en la Asamblea del Consejo de Periodistas un colega dijo que “los cuerpos de las mujeres vendían y que era así como funcionaba el medio”. Eso nos explica la concepción que tienen sobre el cuerpo de las mujeres”, comentó.
A este contexto sumamos que uno de los proyectos más resistidos por la clase política chilena a ser debatido en el Congreso, la ley de interrupción del embarazo en tres causales, está siendo acotado porque muchos no consideran que la violación sea un motivo suficiente para que la mujer decida o no ser madre.
Son muchos los ámbitos donde la mujer sigue sufriendo discriminación y falta de autonomía para decidir libremente sobre sus derechos. Estas situaciones se profundizan aún más si se trata de mujeres indígenas, inmigrantes afrodescendientes, niñas y adolescentes.
Entonces, distinto de lo que muchos llaman la “celebración” del Día de la Mujer está es la conmemoración de los hechos que ocurrieron hace más de un siglo y que hoy convoca a seguir visibilizando injusticias que día a día afectan a las mujeres.