Antes de que el sol se esconda una niña disfruta un atardecer de enero. Mira al cielo y extiende su mano para saludar a cada uno de los helicópteros que aterrizan en el Aeródromo de Tobalaba, ubicado en la comuna de La Reina. Solo aquello interrumpe su juego en la Plaza Eulogio Sánchez, que recuerda a uno de los impulsores de la aviación en Chile.
El rostro del aviador, perpetuado en una escultura blanca situada en el centro del lugar, nos obliga a recordar una vida que terminó un primero de julio de 1956. Pero nada en aquel sitio insinúa lo que allí ocurrió 17 años después.
Son más de 900 hombres, mujeres y eventualmente niños los que pudieron haber pasado por el Aeródromo de Tobalaba durante la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet. Cuerpos lanzados al mar, cuyo destino desconocemos.
Del mismo sitio, Sergio Arellano Stark despegó en 1973 para encabezar la Caravana de la Muerte, operación que recorrió el país y terminó con la vida de 97 personas.
Un paso hacia el exterminio y la desaparición
El Aeródromo de Tobalaba es un campo de aviación de propiedad privada, pero de uso público. En 1973 fue la sede del Comando de Aviación del Ejército, un lugar estratégico durante los años más crueles de la dictadura por su cercanía a la Academia de Guerra, al Comando de Telecomunicaciones del Ejército, a Villa Grimaldi y al Cuartel Simón Bolívar.
Gabriela Pantoja, miembro de la organización La Reina por la Memoria Histórica, se refirió a parte de lo que allí ocurrió: “Nosotros sabemos fehacientemente que fue utilizado para lanzar los cuerpos al mar. La operación de desaparición de personas era una maquinaria que funcionaba permanentemente. En algunos periodos hay testimonios que hablan de entre 6 y diez vuelos diarios, vuelos que llevaban cuerpos de personas detenidas y desaparecidas”.
“Hay más de 300 niños y jóvenes que fueron asesinados en la dictadura, de ellos cerca de 80 están desaparecidos, no sabemos dónde están. Uno podría pensar que tal vez algunos fueron a dar al mar”, añadió.
Hace un tiempo el periodista Jorge Escalante definió el lugar como “el símbolo más claro de la estrategia de exterminio de la dictadura”. De acuerdo a sus investigaciones, desde aquel sitio “se montó la maquinaria del terror más relevante del Estado dictatorial”.
Mientras la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) operó, entre los años 1973 y 1977, desaparecieron más de mil personas. El trabajo de Escalante señala que los helicópteros despegaban desde el Aeródromo para aterrizar en el campo militar de Peldehue, donde eran cargados de cuerpos que posteriormente eran arrojados al mar.
Uno de los casos más emblemáticos es el de Marta Ugarte, profesora y militante del Partido Comunista, secuestrada y torturada en Villa Grimaldi. Subieron su cuerpo a una aeronave del Comando de Aviación del Ejército, para que el océano se encargara de perderlo para siempre, pero el oleaje lo devolvió días después, el 12 de septiembre de 1976 en una playa de la localidad de Los Molles. El Mercurio, La Segunda y La Tercera, describieron a la víctima como una joven de 23 años y consignaron el hecho como un crimen pasional.
Treinta años después, el ministro Miguel Vázquez Plaza, de la Corte de Apelaciones de Santiago, condenó a 28 agentes del Estado por su responsabilidad en los delitos perpetrados entre agosto y septiembre de 1976, en contra de la profesora que, en realidad, tenía 42 años.
La misma suerte pudo haber tenido Alejandro Parada González. Su madre, Amanda González, vecina de La Reina, explicó que su hijo fue detenido en julio de 1974 y figura en una de las listas de personas arrojadas al mar.
“No me cabe duda que si mi hijo fue lanzado al mar, salió también del Aeródromo. Él tenía 22 años y estaba recién casado. Mi nuera quedó embarazada de siete meses, mi primera nieta nació en septiembre de 1974”, comentó.
Según un artículo de Escalante, que aborda el destino de cinco militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez que Pinochet ordenó asesinar, esta práctica de eliminación de cadáveres se habría realizado hasta 1987. El método de desaparición fue recomendado en los manuales de la Escuela de las Américas, lugar donde Estados Unidos instruyó a las fuerzas armadas latinoamericanas que lideraron las dictaduras en la región.
La Caravana
Otro capítulo oscuro que esconde el sitio se remonta al 30 de septiembre de 1973. Ese día, Sergio Arellano Stark y su comitiva utilizaron los helicópteros Puma del Ejército que se encontraban en el Aeródromo. Despegaron con destino a ciudades del centro y sur del país y terminaron con la vida de 26 personas.
Volvieron a Santiago días después y repitieron el hecho en el norte de Chile. No esperaron demasiado para salir nuevamente de La Reina el 16 de octubre. Pasaron por La Serena, Copiapó, Antofagasta, Calama, Iquique, Pisagua y Arica. Esta vez fueron 71 los asesinados. No hubo piedad.
Cecilia Marchant es parte de la Red de Sitios de Memoria y miembro de la Corporación La Serena 16 de Octubre. Según señaló, esta última organización lleva ese nombre por las víctimas de la Caravana de la Muerte.
“Desde acá (Aeródromo) partió el avión, llegaron a La Serena el 16 de octubre y mataron a 15 compañeros. Mario Ramírez, uno de mis profesores en la Universidad, fue fusilado. A mí me tocó estar detenida”, recordó.
25 años después, en octubre de 1998, Pinochet fue detenido en Londres luego de una orden emitida por el juez español Baltazar Garzón, que lo acusaba de crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, en marzo del año 2000 el ministro del Interior británico, Jack Straw, resolvió liberar al ex dictador.
Ese mismo año llegó a Chile y entonces, el juez Juan Guzmán pidió su desafuero parlamentario por el caso Caravana de la Muerte. Luego fue sobreseído por temas de salud y finalmente murió en diciembre de 2006 sin recibir condena.
En tanto, en octubre de 2008 la Corte Suprema condenó a Sergio Arellano Stark a seis años de presidio, sin beneficios, por su participación en ese crimen. Casi un mes después, el ministro Víctor Montiglio lo absolvió de esa sentencia. La resolución se basó en un informe del Servicio Médico Legal en el que se le diagnosticaba demencia y Alzheimer. El líder de la brutal misión que despegó desde el Aeródromo de Tobalaba falleció en marzo de 2016 sin pisar la cárcel.
Un memorial desde y para la comunidad
Estos son algunos de los antecedentes que llevaron a que organizaciones vecinales y sindicales de La Reina levantaran la idea de un Comité Ampliado para construir el Memorial Aeródromo Tobalaba. La iniciativa se concretó el pasado jueves, en un acto que se llevó a cabo en la Casona Nemesio Antúnez, a una cuadra del lugar. En la entrada del auditorio un lienzo de la agrupación advertía: “¡Desde aquí se los llevaron!”.
Gabriela Pantoja dijo que han trabajado cerca de dos años en el proyecto y que, hasta el momento, ha sido presentado dos veces ante el Consejo Municipal. Según explicó, la formación de un Comité Ampliado, busca darle mayor solidez a la idea, traspasando su gestión a la comunidad.
“Esperamos que las organizaciones sociales y la gente en la comuna se involucre en esto. Nosotros tenemos absoluta conciencia de que una iniciativa como esta tiene que ver con el país entero, pero creemos que el develar los cuarteles secretos, los procedimientos y la forma como se realizaron las acciones represivas, también debe tener un asiento local. Las comunidades tienen que saber que fue ahí donde ellos pisan, donde ellos compran o estudian; fue allí que pasaron esas cosas”, sostuvo.
Para Amanda González es muy importante que algo refiera a la historia del Aeródromo. “De allí salieron todos los detenidos desaparecidos que fueron lanzados al mar. Si hay un memorial, toda la gente que pasa, le guste o no, tendrá que leer y darse cuenta de lo que ocurrió”.
Los miembros de la organización explicaron que desde el Municipio les han señalado que posiblemente no puedan disponer de la plaza frente al Aeródromo, ya que sería un sitio privado. No obstante, ellos afirman que si no consiguen ese espacio, el Memorial se levantará en el bandejón que separa la avenida Alcalde Fernando Castillo Velasco, quedando de todas formas frente al lugar. Radio Universidad de Chile intentó comunicarse con la Municipalidad de La Reina, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
El anteproyecto del Memorial fue diseñado por el arquitecto Cristian del Canto, quien además es vecino La Reina. Se trata de rieles oxidados puestos sobre una base de granito de modo que simulan la forma de una ola.
El arquitecto explicó que el granito refiere a la permanencia, mientras que la repetición de los rieles busca la individualización de cada una de las víctimas que fueron amarradas a este material para hundirse y desaparecer en el océano. Con esta idea preliminar, se busca llamar a un concurso que convoque a escultores nacionales, para que presenten sus propuestas y junto a la comunidad definan la imagen que tendrá el futuro Memorial.
Durante el acto, Cristián del Canto afirmó que la memoria es transgeracional y que es responsabilidad de cada persona cumplir dicho enunciado. “Muchos de nosotros que vivimos acá desde niños ni siquiera nos enteramos de lo que estaba pasando en nuestro territorio”, reconoció.
Sus palabras evocan la escena que se desarrollaba hace un par de horas a una cuadra de la Casona, en la Plaza Eulogio Sánchez: El juego de la niña interrumpido solo por el saludo a los helicópteros que entran y salen del Aeródromo Tobalaba desde que se construyó, en 1954.