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Plebiscito: Síntoma de una enfermedad

Seis reformas constitucionales se han presentado este año en el Congreso para establecer consultas a nivel nacional, pero ninguna ha logrado avances. Algunos consideran que las manifestaciones sociales han generado condiciones para su implementación, pero coinciden en que el problema de fondo es otro: la falta de representación popular.

Rodrigo Alarcón López

  Jueves 8 de septiembre 2011 0:31 hrs. 
plebiscito

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El pasado martes, el presidente del Senado, Guido Girardi, el vicepresidente de la Cámara Alta, Juan Pablo Letelier, y el senador Ricardo Lagos Weber, ingresaron una moción para modificar el artículo XV de la Constitución y permitir la convocatoria a plebiscitos.

Según la actual carta fundamental, el ejercicio de la soberanía “se realiza por el pueblo a través del plebiscito y de elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta Constitución establece. Ningún sector del pueblo ni individuo alguno puede atribuirse su ejercicio”.

Sin embargo, la Constitución no contempla la opción de un referéndum a nivel nacional, sino solo a nivel comunal o para temas locales.

La última iniciativa parlamentaria es la sexta que se presenta en el Congreso este año para implementar el mecanismo de consulta a nivel nacional, espoleadas todas por las manifestaciones sociales y, en las últimas semanas, por el movimiento estudiantil.

Ninguna de ellas, sin embargo, ha superado el primer trámite constitucional. Y hasta ahora, todas reposan en comisiones parlamentarias.

Pese a ello, el senador Juan Pablo Letelier cree tener argumentos para cierto optimismo: “Lo distinto, lo nuevo, es que con esta irrupción -a mi juicio positiva- que ha habido de los actores sociales, donde su exponente más nítido y masivo son los estudiantes, pero no solamente ellos, quizás se estén generando las condiciones para que algunos de los sectores liberales de derecha, algunos parlamentarios, se abran a reflexionar sobre la necesidad de generar mecanismos de consulta”, dice.

El vicepresidente del Senado alude, específicamente, al independiente Carlos Bianchi, quien se ha manifestado públicamente a favor de una consulta, y a conversaciones con otros congresistas para dar un impulso a la moción.

¿Pero por qué las reformas que buscan un plebiscito se estancan entre los pasillos del Congreso?

En enero, nueve diputados oficialistas y opositores presentaron una reforma constitucional para poder llamar a plebiscito cuando se trate de materias relevantes para el país. Fue la primera del año. Uno delos impulsores, el DC Pablo Lorenzini, cree que la herramienta, “al menos como fórmula, debiera estar en la Constitución. Otra cosa es que la usemos o no”.

“No se trata de abdicar de nuestras propias funciones como legisladores, pero temas que se dan cada tres o cuatro años en cada Gobierno, como ahora el tema de la educación, requieren un respaldo ciudadano potente, porque son definiciones que cambian o alteran sustancialmente lo que hemos tenido”, explica.

Según el parlamentario DC, al igual con otras reformas políticas, los proyectos necesitan un empujón del otro poder del Estado para avanzar: “Al final, requiere un impulso del Ejecutivo y ahí muere, porque el Ejecutivo no le da respaldo, busca alternativamente otros proyectos más suaves y distintos. No tenemos capacidad legislativa si al Ejecutivo no le gusta la idea. Por lo menos lo que uno hace es decirle al Gobierno ‘hagamos un debate, es necesario analizarlo en el Congreso’”, indica.

Mientras, más de 35 mil personas han adherido a la campaña “La mayoría decide: Un plebiscito para Chile”. En tanto, un 98% de los encuestados por el sitio Voto121 creen necesario que en Chile exista un plebiscito. El estudio “Un debate desde América Latina: Democracia Representativa y Democracia Directa”, del Instituto Libertad y citado por el mismo portal, advierte que Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Venezuela cuentan con referéndums. Y eso solo en este continente.

“En Ecuador, Uruguay y otros países de América Latina existen plebiscitos. A mí me tocó estar en un plebiscito en Ecuador y había un sano debate respecto de las temáticas que estaban planteadas, y eran cosas muy diversas: desde reformas judiciales a los toros. Y me parecía que no había un gran cuestionamiento respecto al sistema representativo, sino que un debate”, relata Cristián Pliscoff, director de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

Según el académico, tal como existe en otras democracias latinoamericanas, el plebiscito es una opción que, con suficiente cuidado, también puede implementarse en Chile: “Hay formas de generar espacios para este tipo de cuestiones. A lo mejor, de alguna manera va a significar que el Gobierno delegue un poco de poder. Pero bueno, en las sociedades este tipo de reformas surgen de los movimientos sociales, del ánimo político de un momento”, subraya.

Cristián Pliscoff destacó que el plebiscito permitiría suplir algunas deficiencias de la poca representatividad del sistema binominal, que es en realidad la raíz del problema. “Más allá del tema del plebiscito, el centro del debate es que el sistema político que permitió una salida de la dictadura hacia la democracia ya no da para más”, coincide el senador Juan Pablo Letelier.

La necesidad de que la Constitución permita plebiscitos a nivel nacional es en realidad, otro síntoma de una enfermedad mayor: la falta de representación popular en el actual sistema político chileno.

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