En medio de la alta desaprobación ciudadana a las instituciones políticas que han revelado las últimas encuestas, el Gobierno dio un nuevo impulso a la agenda de reformas en esta materia.
A principios de esta semana, los ministros del Interior, Rodrigo Hizpeter y de la Secretaría General de la Presidencia, Cristián Larroulet, se reunieron con expertos y ex figuras políticas de distintos sectores para analizar eventuales reformas al régimen electoral, que incluso incluirían la modificación del sistema binominal.
“Hay que hacerse cargo de una crítica ciudadana muy profunda pero también de construir un consenso político que nos permita saber por cuál sistema lo reemplazamos. No existe el mismo acuerdo sobre cuál sería el sistema de reemplazo”, advirtió Hinzpeter.
Los secretarios de Estado también acudieron a la comisión de Gobierno Interior y Regionalización de la Cámara de Diputados para ingresar el proyecto sobre la elección democrática de los Consejeros Regionales, iniciativa que se suma al texto de la inscripción automática y voto voluntario y de primarias en los partidos.
El diputado PPD integrante de esta instancia, Ramón Farías, valoró la disposición del oficialismo de materializar estas reformas y que además finalmente se abriera a cambiar el sistema binominal.
“Si uno analiza lo que está ocurriendo en el país cuando se ven los resultados de las encuestas con un desastroso 22 por ciento de apoyo que tiene el Presidente, me alegro que la derecha se haya abierto a poder discutir el tema del binominal. Esa es la piedra de tope que hace que nuestro Parlamento no sea democrático y que seamos una especie de legisladores designados porque la gente no tiene mucho de dónde poder elegir”, afirmó el parlamentario.
Sin embargo, para el coordinador del programa Sociedad y Política del Instituto Libertad y Desarrollo, Álvaro Belolio, lo primero que debería zanjarse serían los proyectos que apuntaran al perfeccionamiento del sistema electoral, como el de inscripción automática y voto voluntario, antes de embarcarse en transformaciones profundas al binominal.
“Hay que analizarlo bien según cuál es el objetivo que se busca. Si se quiere mayor representatividad es interesante analizar propuestas de cambio al binominal. Nosotros hicimos una simulación con las distintas opciones y vemos que algunos planteamientos aumentan la desproporcionalidad y otros la disminuyen dependiendo de lo que se quiera lograr. Lo más razonable es que primero se implementen todas las reformas al régimen electoral, que son más generales, y luego se planteen reformas al binominal. Es importante que se hagan estos cambios paulatinamente para que no tengamos un Transantiago electoral”, aseguró Belolio.
Por su parte, el académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Sergio Micco, quien además participó en la reunión del comité de expertos, aseguró que todavía faltan aspectos esenciales por abordar como la modificación de quórums en el Parlamento.
Según el doctor en filosofía, este ámbito sería lo que impide que los cambios de fondo que la ciudadanía exige no se puedan llevar a cabo.
“Chile no solamente tiene una democracia empapada por un embrollo legal, sino que como se requieren quórums tan altos para reformar la Constitución y las leyes de quórum calificado, el proceso legislativo es extremadamente lento. Como además se requieren grandes consensos para lograr los dos tercios o los tres quintos, al final la lógica política es implacable y consiste en que en los puntos donde no hay acuerdo no se legisla y eso se va postergando”, sostuvo Micco.
Ese habría sido el principal obstáculo con el que se habría topado la Revolución Pinguina de 2006 y que habría provocado la desconfianza del actual movimiento estudiantil de llevar la discusión al Congreso.
Sobre la disposición que podrían tener los partidos políticos para llevar a cabo estas transformaciones, el máster en Ciencias Políticas afirmó que tradicionalmente las reformas se implementan cuando existe una incorporación de muchos votantes nuevos – como lo que podría suceder con la inscripción automática y el voto voluntario – o cuando existen crisis económicas y políticas como la que se estaría presentando hoy en el país.
Micco indicó que cuando existe una ciudadanía presionando por cambios, los parlamentarios suelen estar a favor de las reformas porque rechazarlas puede implicar la pérdida de una elección e incluso postergar un nuevo estallido social que, a su juicio, no sólo perjudica a la estabilidad de los gobiernos, sino que también de la democracia.