Sin duda para Japón habrá un antes y un después de Fukushima. Esa pequeña localidad del noreste del país conmemora este domingo el primer aniversario de la peor tragedia nuclear en su historia.
Nada es igual desde aquel 11 de marzo. Un año después, las operaciones de limpieza de la zona alrededor de la central nuclear continúan mientras que 326.000 personas siguen ocupando viviendas temporales.
La triple catástrofe producto de un fuerte terremoto y posterior tsunami, que a su vez afectó la central nuclear de Fukishima, dejó unos 19.000 muertos. Pero también una monumental tarea de reconstrucción que implica, entre otros, la creación de nuevas comunidades a partir de cero.
Las obras se han complicado además por la situación alrededor de la central nuclear, cuyos reactores entraron en fusión tras el paso del tsunami, lo que tuvo como consecuencia la expulsión al aire, mar y suelo de partículas radioactivas que han contaminado la cadena alimenticia y que no desaparecerán antes de varios miles de años.
Por otra parte, todavía hoy la policía nipona continúa la búsqueda de miles de desaparecidos. En la localidad costeña de Rikuzentakata, las olas alcanzaron 16 metros de altitud y destruyeron todo a su paso. Allí se contabilizaron 1.555 muertos y 288 desaparecidos. En varias oportunidades el mar ha regresado a la costa restos humanos.
“Aunque los cadáveres estén en muy mal estado, debemos tratarlos con sumo cuidado para devolverlos a sus familiares”, explica uno oficial de la policía que perdió a cinco colegas.
Pero el dolor y el duelo tras la catástrofe se han mezclado con la indignación producto de nuevas y comprometedoras revelaciones sobre el manejo de esta crisis por parte de las autoridades japonesas.
Un documento oficial publicado el viernes indica que en una reunión organizada apenas cuatro horas de la llegada de las primeras olas gigantes sobre la central, los principales ministros fueron informados del riesgo de fusión en Fukushima.
Pero durante semanas el gobierno y el operador del lugar, Tokio Electric Power (Tepco) sostuvieron que no había habido fusión en los reactores, a pesar de las advertencias de expertos independientes. El gobierno reconoció a mediados de mayo que tres de los seis reactores de la central de Fukushima sufrieron una fusión parcial o completa de combustible