El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) cifró en un 6,5 por ciento la tasa de desocupación a nivel nacional en el trimestre móvil febrero-abril, lo que representa una disminución de 0,1 puntos porcentuales respecto del trimestre móvil anterior.
Las cifras fueron recibidas con satisfacción por la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, quien aseguró que están sobre sus expectativas: “Nosotros esperábamos que el desempleo aumentara. Más allá del 6,6, yo esperaba 6,7 ó 6,8. La verdad es que hemos tenido una muy grata sorpresa al saber que ha sido 6,5, son buenas noticias para Chile. También son muy buenas noticias el hecho de que está aumentando fuertemente, en un cinco por ciento, el trabajo asalariado, con contrato. Esto es un desmentido a todos aquellos que se han empeñado a decir que el empleo que se ha creado es de mala calidad”, señaló.
La ministra Matthei se declaró además “muy preocupada por la posibilidad de un retroceso producto de la crisis que se está gestando en Europa”.
El agrado del Gobierno contrastó, sin embargo, con la percepción de la Fundación Sol, que destacó que respecto al trimestre anterior el número de asalariados disminuyó en 13 mil y los empleos por cuenta propia aumentaron en 24 mil.
El economista Marco Kremerman valoró la disminución de la tasa de desempleo, pero insistió en que los trabajos, al contrario de lo declarado por Matthei, no son de calidad: “Es más doloroso para las personas que tienen un empleo precario que reciban la noticia de que en Chile hay pleno empleo, cuando ellos no pueden encontrar un empleo de mejor calidad, quieren trabajar más tiempo y no encuentran ese tipo de trabajo”, indicó.
“Chile tiene que acabar rápidamente con esta tesis, que la propia ministra ha mencionado, de que es mejor tener cualquier empleo que no tener nada. Es obvio que matemáticamente es mejor, pero un país que está bordeando los 17 o 18 mil dólares de PIB per cápita, que dice que en dos o tres años más podría llegar al desarrollo, no puede seguir con la tesis de que tener cualquier trabajo, independiente de que sea por poquitas horas, es mejor que no tener nada. Es urgente establecer un debate sobre la calidad de los trabajos y por qué Chile no está creando esos empleos de calidad”, agregó.
En ese sentido, el economista de la Fundación Sol afirmó que la calidad del empleo no está garantizada solo por el contrato, que puede ocultar inestabilidad, bajos salarios, subcontratación y ausencia de derechos colectivos.
Las cifras son positivas, dijo la directora del Programa de Economía del Trabajo (PET), Carmen Espinoza, pero el detalle esconde situaciones preocupantes, como el aumento del desempleo en las regiones del Biobío y Aysén y la dificultad de los jóvenes para incorporarse al trabajo.
La profesora de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano ejemplificó con el aumento del trabajo femenino, que puede ser valorado por la inserción laboral, pero también se debe a que las familias se ven obligadas a tener mayores ingresos: “Para alcanzar un ingreso bien modesto y básico para sustentar sus necesidades, las familias deben juntar a lo menos dos ingresos. Ojalá tres, ojalá cuatro, ojalá todos trabajen. Y para eso es necesario hacer sacrificios como familia. Por lo tanto, estas cifras que son tan aplaudidas y publicitadas como un gran avance no necesariamente les están dando bienestar”, dijo.
Por su parte, el economista Hernán Frigolet consideró que los datos reflejan una situación “estancada”.
El especialista del Grupo Nueva Economía destacó que “los cesantes aumentan en siete mil para llegar a un total de 467 mil, y se reduce el número de personas que se incorporan al mercado laboral reflejando el período estacional de baja en la actividad de algunos sectores relevantes como la agricultura, comercio y servicios turísticos, que en conjunto disminuyen su ocupación en más de 60 mil personas”.