Los manifestantes, que partieron hacia las 16 horas locales del parque Jeanne Mance, desfilaban en calma acompañados de sus familias. Varios de ellos estaban disfrazados y tocaban música, con trompetas, cornetas o cacerolas.
La policía estaba fuertemente presente, con decenas de vehículos.
“Acabo de reembolsar (un préstamo de) 15 mil dólares”, declaró a la AFP Isabelle Farfeuille, una manifestante de 46 años, ex universitaria. “Vine por mis hijos, para que no tengan que pagar aún más. Estoy lista para manifestar todos los días, todas las noches, hasta que las negociaciones lleguen a algo”, dijo.
La Classe (La clase), el sindicato estudiantil más radical, había convocado a los quebequenses a realizar la mayor manifestación desde el comienzo del conflicto estudiantil, en febrero. La organización había advertido que no daría a conocer el itinerario de la marcha, pese a lo que dispone la ley especial votada el 18 de mayo, según la cual la policía debe estar al tanto de los recorridos de las manifestaciones al menos ocho horas antes de su inicio.
Esta manifestación es “ilegal”, señalaba la policía en su cuenta de Twitter, pero indicaba también que “la gente puede marchar si no comete ningún acto criminal”.