El anhelo por acercar la lectura a las personas, parece una idea más que importante para un país donde menos del 50 por ciento de los chilenos toma un libro de vez en cuando y donde, además, un 84 por ciento no entiende lo que lee. Es justamente por esto y otras tantas razones, que cobra gran relevancia el tema de los fondos concursables entregados año tras año por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, organismo que destina varios millones, desde 1993, a la promoción y fomento de las artes.
Los fondos, compuestos por recursos estatales, buscan desarrollar y contribuir en las diversas áreas que involucran a nuestro patrimonio artístico y cultural. Sin embargo, esta finalidad se ha visto afectada debido al proceso que se debe realizar para acceder al dinero en cuestión: cambios de fechas en los plazos de entrega de las propuestas, ideas aplaudidas por el gobierno a las cuales se les ha negado el financiamiento, rechazos sin explicación alguna, entre otros problemas, han empañado lo que debiese ser una responsable entrega de reconocimientos.
Vivian Lavín, periodista y conductora del programa “Vuelan las plumas”, ha participado en los fondos concursables del Libro y la Lectura en varias oportunidades, y ha corrido con la suerte de ganar y de perder. Por otra parte, también ha estado en la esquina opuesta de estos premios, tras ser parte del grupo de evaluadores durante el 2010. Es así como Lavín conoce más a fondo el funcionamiento de este proceso de selección: “Uno, como evaluador, tiene que justificar los proyectos y ver si tiene coherencia o ver el impacto, por ejemplo. Eso no lo hicieron el año pasado”, cuenta a raíz de su postulación en el 2011. “Las razones que yo recibí sobre por qué no se había aprobado mi propuesta, fue el mismo resumen que le dan a las personas que evalúan; no había una justificación. Es una falta de respeto”, agrega firmemente.
Otro de los puntos que pone en jaque la labor del Consejo, es el hecho de que reconocidos personajes y autores nacionales, deben competir a la par con proyectos emergentes y novatos del mundo artístico, encasillándolos a todos dentro de un mismo grupo. Si bien esto puede generar una especie de equidad en cuanto a las oportunidades de todos los postulantes, también provoca molestia por quienes han hecho carrera dentro del terreno de la literatura. El hecho de que todo sea asignado mediante la concursabilidad, genera los problemas que existen hoy en día, según dice la periodista Lavín.
En cuanto a otra arista que genera molestias, se encuentra el hecho mencionado por la periodista, gestora cultural y directora de Libro Libre Chile, Raquel Azócar, quien el año pasado tuvo un complejo percance con el Ministerio de Cultura y específicamente, con el encargado de éste, el ministro Luciano Cruz Coke. Al parecer, la situación se originó tras el lanzamiento de Lee Chile Lee, la cual implicaba la liberación de libros, es decir, de hacerlos pasar de mano en mano a medida que el lector los desocupara. Iniciativa que, vale decir, ha sido concretada y realizada por Azócar durante varios años. “Me llamaron para que yo les diera a conocer mi proyecto y ellos trabajaran conmigo, y al final se adueñaron de la idea y la lanzaron el día del libro. Ahora aparece en la página de Lee Chile Lee, como si fuera una iniciativa del Consejo de la Cultura. Ahí hay una sinvergüenzura”, declara la comunicadora social que espera que este 2012 sí se le asigne el premio.
Además, dice que estos problemas se generan porque “la Concertación tampoco tenía una política de Estado o una filosofía detrás para apoyar realmente a las iniciativas ciudadanas que se la juegan por temas culturales”, lo que desde el 2010 se acrecentó con el cofinanciamiento exigido a los concursantes. Éste consiste en pedirle a los postulantes que pongan el 15% del total solicitado para el proyecto, requerimiento que, de una u otra manera, perjudica a quienes no cuentan con los recursos suficientes para financiarlos, lo que termina estrechando el margen de las personas que intentan acceder a estos fondos concursables. “¿De dónde sacamos ese porcentaje? Nosotros todavía nos damos vuelta el de dónde vamos a sacar esa plata. Va a haber que hacerlo de alguna manera si llegamos a salir”, comenta sobre su situación en particular.
Este año, Azócar intentará, una vez más, acceder a los fondos estatales para mantener en pie su página de fomento lector. No obstante, le preocupa el modo en que se desarrolla la entrega de los premios, inquietud que comparte Lavín y otros tantos involucrados en la participación por conseguir parte de los recursos destinados por la Ley de Presupuesto de la Nación. Y es que como si las irregularidades y complicaciones fueran poco, hay que agregar el hecho de que pocas personas saben cómo hacer bien una solicitud al Consejo de Cultura, aun cuando este año se implementaron capacitaciones a lo largo del país. En síntesis, y compilando gran parte de las circunstancias vividas por los postulantes, “existe un descontento por no saber qué es lo que se quiere premiar… Ni el Estado sabe bien adónde quiere ir, no hay claridad”, como bien afirmó la periodista Vivian Lavín.