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Pura cara de cuica

Columna de opinión por Loreto Soto
Miércoles 30 de enero 2013 16:46 hrs.


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Cuando se escriba la historia de este Gobierno, probablemente los arranques de ira de la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, tendrán un lugar privilegiado junto a los chascarros del Presidente Piñera.

Y es que de un tiempo a esta parte, la secretaria de Estado se ha dado el lujo de perder los estribos y calificar a los diputados de oposición de “huevones de mierda” y “asquerosos”.  Y aunque algunas personas podrían estar de acuerdo con este diagnóstico, al menos sorprende que las palabras provengan justamente de una autoridad de alto nivel.

El último round lo vivió este miércoles frente a la diputada independiente Marta Isasi, cuando le enrostró que los resultados de la comisión investigadora por la Universidad del Mar eran “huevadas”. La parlamentaria respondió ofendida con un “eres una rota de mierda” y la pelea terminó con un asustado representante de los trabajadores del plantel pidiendo que por favor se calmaran.

Por supuesto el altercado estaba siendo grabado y nuestra titular del Trabajo fue presa de la misma trampa en la que cayó la esposa del futbolista Jorge Valdivia, Daniela Aranguiz, cuando después de un rosario de insultos popularizó la frase “tengo la pura cara de cuica”.

La asociación no es casual. Da lástima que el debate político del país se pueda comparar a un episodio de farándula. Lo que se recuerda hoy es el anecdótico y casi divertido video, mientras la legítima preocupación de los empleados de la Universidad del Mar, que fueron víctimas de las consecuencias del ilegal lucro en la educación superior, quedó relegada a un segundo plano.

Es cierto que como seres humanos no estamos ajenos a los exabruptos. Estoy segura que todos hemos estallado en algún momento y que, conscientes de ello, hemos tenido que pedir disculpas. Sin embargo, nuestra ministra – como niña taimada – salió a refrendar sus dichos iniciales e insistió en que la diputada era una “ignorante”.

Un dicho que ya es casi un lugar común reza que los países tienen a los gobernantes que se merecen. Perdónenme, pero no creo que los miles de estudiantes que pusieron sobre la mesa el problema de  la educación, la mayoría de los chilenos que están cansados de los abusos de la banca y las multitiendas, isapres y AFP y los trabajadores que exigen un trato más justo, merezcan ser representados a insulto limpio.

Quienes han decidido abocarse al servicio público y tomar las riendas del país tienen que ser capaces abordar los temas con altura de miras, con mayor tolerancia y otorgando la debida relevancia y prioridad a los problemas que se les presentan.

Cuando el carismático vocero aisenino Iván Fuentes, llegó a Santiago en pleno conflicto, maravilló su sencillez y su respeto para plantear sus demandas. Él apelaba a nuestros dirigentes diciendo que ellos tenían los conocimientos y los instrumentos para encontrar las soluciones adecuadas. Honestamente, tengo mis dudas.

Episodios como este no sólo desprestigian a las mujeres que ya son consideradas “hormonales”, sino que a toda la clase política cuando se hace la vista gorda y se justifican con la “fuerza de carácter”.  Deberían aspirar a más. Deberíamos aspirar a más.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.