Sin acuerdo finalizó la primera votación del Cónclave de cardenales que debe elegir al sucesor de Benedicto XVI.
La fumata negra que se vio en la chimenea en el tejado de la Capilla Sixtina advirtió a los miles de fieles que se congregaron hoy en el Vaticano que no se alcanzaó los dos tercios de los votos necesarios para ocupar el cargo que dejó el renunciado pontífice.
Según la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, si pasan tres días de votación sin humo blanco, se debe pasar a una jornada dedicada únicamente a la oración para reiniciar la votación al quinto día. Si hay siete votaciones y todavía no se alcanza el quorum necesario, se pasa a un nuevo día de reflexión, que se sigue por otros siete escrutinios, un nuevo día de pausa y otras siete votaciones.
Si después de 33 o 34 periodos de votación no aparece humo blanco, será la mayoría absoluta la que decide como proceder.
Se estima que este cónclave podría demorar, aunque si la historia del último siglo sirve de referencia, no debería prolongarse más de cinco días.
En cuanto al resultado, sobre el nombre específico del futuro papa, al parecer hay una docena de nombres que circulan como papables, es decir, cardenales que pueden ser elegidos como Papas. Entre otros, el italiano Angelo Scola, el canadiense Marc Ouelle, el brasileño Odilo Scherer y el filipino Luis Antonio Tagle, sin que ninguno se destaque como favorito. Para los apostadores londinenses (“bookmakers”), los favoritos van cambiando a medida que van pasando las horas. Entre los que han liderado se hallan el italiano Scola y e filipino Tagle pero también el ghanés Peter Turkson.
La posición oficial de la Iglesia sobre el perfil del sucesor de Benedicto XVI, primer papa en haber renunciado en los últimos 700 años, es que éste deberá tener conciencia de los problemas de la Iglesia de hoy y capacidad para gobernar, según dijo este martes el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi en una entrevista al canal CNN Chile. El próximo papa deberá ser “una persona de horizontes amplios y abiertos” así como “con capacidad de gobierno porque (la Iglesia universal) es una institución muy grande”, agregó el sacerdote jesuita de 70 años.
El nuevo pontífice deberá dirigir una Iglesia sacudida por acusaciones de abuso sexuales de curas y por el escándalo del Vatileaks sobre filtración de papeles secretos que reveló un mayordomo de Benedico XVI. Unos 5.600 periodistas de todo el mundo y miles de fieles esperan en la sede del Vaticano la decisión del cónclave.