Entender la formación y el origen de las galaxias y observar estrellas y planetas con el mayor detalle nunca antes logrado son solo algunas de las ventajas del observatorio ALMA, que fue inaugurado este miércoles en una ceremonia en la que participó el Presidente Sebastián Piñera y representantes de la comunidad científica de Chile, Europa, Estados Unidos y Asia.
Esta colosal instalación que revolucionará el campo de la astronomía es resultado de un proyecto conjunto de 22 países de Europa, Asia y Norteamérica, que eligió ubicarse en suelos chilenos.
La promesa de ALMA es nada menos que acercarnos a los orígenes del universo. “Nos permite asomarnos hasta lo más profundo que podríamos llegar, que es 13 mil millones de años atrás, cuando primero se forman las galaxias y de ahí poder seguir recopilando información que nos permite responder la pregunta del origen del universo”, revela el astrónomo chileno Ignacio Toledo, quien forma parte del equipo que trabaja en el observatorio.
Otro aspecto importante que permitirá descubrir el observatorio “es la formación de los planetas y si hay vida en otros planetas, si están las condiciones dadas en otros planetas para que pueda haber vida también”, explica Toledo, dejando entrever que esta instalación permitiría responder algunas de las preguntas más importantes de la ciencia y la humanidad.
El tamaño de sus antenas y la velocidad en la captura de las imágenes sitúan a ALMA por sobre cualquier otra instalación similar en el mundo, de la cual Chile tiene un uso predilecto de un 10 por ciento del tiempo total de observación. Esto ubica a nuestro país muy por sobre las 22 naciones que forman parte del proyecto, las cuales se repartirán el 90 por ciento restante.
Esta ventaja comparativa es valiosísima. “Con ALMA vamos a poder liderar, porque tenemos mayor acceso y nos es más fácil conseguir las observaciones de punta, de una manera que nadie más en el mundo puede”, señala Diego Mardones, académico del departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
“Eso abre oportunidades únicas a estudiantes chilenos, por ejemplo, para seguir carreras en el extranjero. Nos abre la oportunidad única de contribuir al conocimiento de la astronomía internacional tanto en instituciones como la Universidad de Chile, como también participando en el desarrollo técnico de los observatorios”, explica el académico.
Este diagnóstico es compartido Juan Carlos Beamin, quien cursa un doctorado en astrofísica en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para Beamin, la envergadura de este proyecto exige grandes esfuerzos en capacitar astrónomos que puedan aprovechar esta experiencia y contribuir al desarrollo de investigaciones científicas. “El gobierno tiene que dar el impulso para que, desde las instituciones chilenas, seamos los pioneros en astronomía”, manifiesta.
El astrónomo también advierte de la “ventaja comparativa única” que representa ALMA para Chile. “Vamos a concentrar el 70 por ciento del poder de observación del mundo en un solo país. Es un monopolio del cual nos debemos aprovechar pero para eso necesitamos científicos de primera línea, necesitamos contratar a la gente que se está capacitando hoy, haciendo doctorados acá en Chile o en el extranjero para que vuelvan a hacer ciencia para nuestro país”.
Junto a la apertura de este mega observatorio se produce un movimiento importante de científicos de todas partes del mundo, quienes están llegando a nuestro país atraídos por los privilegiados cielos del norte y la tecnología de punta que allí se ha instalado.
Es el caso del astrónomo portugués Hugo Mesías, quien realiza su post doctorado en la Universidad de Concepción. “Chile es un país que en términos de astronomía va a crecer mucho, sería difícil no hacer eso tanto telescopio aquí. El conocimiento científico y tecnológico ha crecido mucho y es una gran oportunidad venir para acá”, comenta.
El observatorio ALMA permitirá dar respuesta a muchas preguntas pero también abrirá la puerta a nuevas dudas a ser resueltas por la comunidad científica, todo en pos de ampliar el conocimiento sobre el origen de galaxias, estrellas, planetas y, por qué no, el origen del universo. De Chile depende qué tan protagonista ser de ese proceso, por lo que la formación y capacitación de astrónomos se convierte en una urgente necesidad.