Cuenta regresiva

  • 08-04-2013

El inicio del plan de gestión de episodios críticos para este invierno nos deja, una vez más, sin novedades. El anuncio de la Intendencia Metropolitana, la Seremi y Superintendencia de Medio Ambiente centró la mirada en medidas de bajo impacto.

El retiro definitivo de los buses “enchulados” del Transantiago, nuevas normas para autos con convertidor catalítico, lavado y aspirado de calles, son algunos de los puntos destacados en esta versión 2013.

El problema es que cada año esta puesta en marcha en abril visualiza la misma foto, aunque se reconozcan nuevos rostros o una renovación en el control. Este momento que debería reflejar análisis, balances y  definiciones más profundas teniendo en cuenta las experiencias de los años anteriores, finalmente se queda con la conocida alerta de episodios que abrirán la puerta a un ciclo gris, literalmente, en la capital.

La promesa de nuevos aires en esta materia se aferra al cambio en la institucionalidad con la entrada en vigencia de la Superintendencia del Medio Ambiente. Esta instancia será la encargada de coordinar la fiscalización y el seguimiento a los procesos sancionatorios que ejecuten la seremi de Salud, seremi de Transportes y la CONAF de la Región Metropolitana.

En este escenario, recordamos el “traspaso de llaves” del centro de monitoreo y calidad del aire desde el Ministerio de Salud al de Medio Ambiente a principios de 2012. Con el control principal en manos de las carteras “verdes”, las expectativas también se proyectan en que estas autoridades puedan golpear la mesa e instalar políticas públicas más efectivas.

Pero la nueva institucionalidad nos aterriza rápidamente. El seremi de Medio Ambiente, José Ignacio Pinochet,  destacó que en el nuevo plan de prevención y descontaminación ambiental de la región Metropolitana para 2014 se evalúa eliminar la restricción vehicular permanente que afecta a los no catalíticos. Una posibilidad que no ataca a las falencias de fondo. Los vehículos que responden a esta categoría representan un porcentaje muy bajo del parque automotriz total.

Han pasado cinco años de la polémica entre el ex intendente metropolitano, Álvaro Erazo, y el ministro de Transportes de la época, René Cortázar. En 2008, Erazo aseguraba que ese año “sería la última vez que NO se iba a aplicar la medida de restricción a los cuatro dígitos de vehículos catalíticos en preemergencia”. El ministerio de Transportes le quitó el piso al anuncio y pospuso cualquier cambio.

Después de media década, ¿Será momento de retomar el análisis de estas opciones? O incluso, ¿ir más allá?

La restricción vehicular en episodios críticos no es el único tema de cuidado. Distintos actores han advertido otras materias: un seguimiento efectivo a las industrias, aumentar o proteger las áreas verdes en la región  y limitar la expansión urbana.

El actual invierno gris por la contaminación se pondrá cada vez más negro al pasar de los años y esto traerá, entre otras consecuencias, alteraciones graves en la salud de la población.

Este fin de semana se convocó a una masiva Maratón en el centro de Santiago, pero a  48 horas antes del evento y a cinco días del inicio del plan de gestión de episodios críticos se observó una situación “MALA” en el centro de la capital. Esto,  según los Índices de Calidad del Aire referido a partículas (ICAP) del pasado viernes.

La oportunidad de superar esas cifras negras se nos está arrancando de las manos. La cuenta regresiva para los habitantes de la región metropolitana avanza cada vez más rápido y, ojo, no sólo en Santiago.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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