Estimado director:
Intentar escribir. Tranquilizarme este enojo, esta desesperación por vivir aquí, donde los gobiernos una y otra vez nos escupen la cara mientras sonríen, escondidos en palabras de mierda que ya nadie puede creer. Y atrapados, contra la espada y la pared del binominal. Sin poder sacarlos del olimpo, mientras se hacen ricos con sus sueldos y sus coimas.
Ordenar las ideas, parar su velocidad angustiada y leerlas. Escribirlas:
Monsanto, semillas, agricultores chilenos e indígenas, choclos, tomates, porotos verdes. Miles de años cultivando la tierra los mapuche, cientos los chilenos. Viejas que se juntan una vez al año, en su trafkintu, en la zona de Tomé, de Quellón… venidas del valle y la cordillera, de Argentina, solo para sentarse a conversar mientras se intercambian las semillas que han obtenido de su saber como cultivadoras de la tierra: ésta es una de papa que aguanta bien la helada, se la cambio por la de tomate que trajo el año pasado… y hay una de choclo que trajo la señora Chihuailaf que es buena pa la sequía… señora Carmen, cómo le fue con el manzano?. No sé, así serán las conversaciones de estas viejas lindas que hacen un intercambio fundamental para la biodiversidad, para la alimentación de todos y que ahora las van a sacar con pacos del establecimiento y les quitaran sus bolsitas con semillas y las meterán presas por infraccion a la ley que les prohíbe guardar semilla porque ahora las semillas ya no les pertenecen.
O veremos en las noticias a la PDI llevándose preso a una familia porque le encontraron plantaciones de lechuga en la chacra. O escucharemos: -con cinco kilos de betarragas, fue encontrado delincuente de Pelchuquín después de una ardua búsqueda efectuada por Carabineros-.
¡Cómo me he acordado de tu novela, Dauno Tótoro!
Desde el 11 de mayo del 2013 catorce senadores decidieron que Chile ya no tiene semillas. Que ahora Monsanto vende las que hay que plantar. Ya sabemos el imaginario abusivo que manejan los senadores de la derecha empresaria y sus hermandades y eso es así, se sabe. Pero la abstención de los de la Concertación ( solo 6 mostraron decencia), en este momento en que andan vendiendo la pomada con la nueva mayoría, con que ahora sí escuchamos al pueblo, con que votemos por la Bachelet porque ¿no se qué?, teniendo la última oportunidad de mostrar algo de dignidad y defender una cosa tan fundamental como son nuestras semillas y con eso nuestra salud y con eso la sobrevivencia y con eso la tierra y sabiendo que la transgenia, que ya entró a Chile, pero que hasta ahora los agricultores podían optar si usarla o no, sabiendo que serán perseguidos como delincuentes los que osen plantar sus propios saberes, sabiendo además lo que ocurre en los lugares con estos cultivos malditos donde los venenos que tienen que aplicarles son tan mortíferos ( porque las atacan bichos distintos de las plantas orgánicas), que los pueblos cercanos comienzan a enfermarse de cáncer y a las mujeres se les afectan los óvulos y comienzan a tener hijos con malformaciones, sabiendo que ocasiona la desertificación del suelo, una masiva contaminación ambiental, muerte de las abejas y la consiguiente ausencia de polinización natural, pérdidas irreparables en la biodiversidad, la desaparición de alimentos básicos, un aumento de la desocupación, hambre.
Sabiendo que ya en seis países de Europa le tienen prohibida la entrada a Monsanto y el resto se descuelga rápidamente por la comprobación de su daño. Sabiendo, porque supongo que por el sueldo que ganan, se habrán dado el tiempo de investigar… sabiendo todo lo que significa para el país, ¿se abstienen?. Mejor sería mostraran su verdadera cara y derechamente votaran sí, y no vengan a hacerse los que no tienen opinión, porque además se les paga por tenerla. Desgraciados.
Esto Chile no lo olvidará, cada agricultor mapuche o chileno que estaba aún dudoso de que ustedes no eran tan tan malditos o los que se creían el cuento de la derecha y su progresando en familia, no perdonarán. Esta vez se echaron lo que les quedaba de pueblo encima. Vendieron un patrimonio que jamás si quiera han tenido cerca, uno que nunca les ha pertenecido, uno que es parte de la sangre del pueblo y por lo tanto parte de la sangre de la humanidad y eso jamás podrá tener dueño.
Verónica Quense.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.