La aprobación de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, bajó 27 puntos como resultado de la ola de protestas en ese país. Así lo revela una encuesta elaborada por el periódico Folha de Sao Paulo, que entrevistó a 4.717 personas.
Si antes de las protestas la aprobación de la presidenta se elevaba a un 57 por ciento, hoy llega apenas al 30.
Esta es la peor caída en la popularidad de un presidente de Brasil desde que Fernando Collor de Mello congeló los ahorros de los brasileños en 1990 y terminó siendo destituido por corrupción dos años más tarde.
El porcentaje que considera que la gestión de Dilma Rousseff es “mala o pésima” subió desde un 9 a un 25 por ciento en las últimas tres semanas. Un 43 por ciento de los encuestados describió su desempeño como “regular”, contra un 33 por ciento previo.
Además, apenas un 27 por ciento de los brasileños evalúa positivamente su economía brasileña, contra un 49 por ciento en la encuesta anterior de comienzos de junio.
El desgaste de su imagen llega en mal momento para Dilma Rousseff, quien busca la reelección en el 2014 al frente del Partido de los Trabajadores.
