Es conocida como Vale, aunque su nombre completo es Vale do Rio Doce. Se trata de una multinacional brasileña que opera en minería, energía siderúrgica y petróleo, que se considera uno de los mayores operadores de Brasil, siendo, además, la segunda compañía minera más grande del mundo, el mayor productor de Hierro y el segundo en el Níquel. Además, opera nueve plantas hidroeléctricas.
La firma controla una serie de proyectos como Grande Carajas, en plena Amazonía brasileña con producción de hierro que supera los 100 millones de toneladas de mineral al año. Además, de Bello Monte del Estado de Pará, en su Estado Origen Minas Gerais y una planta siderúrgica en Rio de Janeiro, entre otros. En todos ellos mantiene conflictos con las comunidades aledañas.
Esto sólo es posible debido al apoyo de las autoridades, tal como indicó Danilo Chammas, de la Red de Afectados por la Vale: “Brasil pasa por un momento de expansión minera, el gobierno acaba de presentar un proyecto de ley de minería, reformando el marco legal para facilitar su expansión, a nivel general de empresas que ganan concesiones y aumentan su presencia”.
Además de estar presente en 16 estados brasileños, también está presente en todos los continentes. Vale tiene participación en las operaciones mineras de Finlandia, Canadá, Australia, Mongolia, China, India, Angola, Sudáfrica. Esto además de países latinoamericanos como Colombia y Argentina, país en que se tuvo que retirar debido a la resistencia de los ciudadanos. Además, mantiene nuevos proyectos en países como Perú, donde mantiene una planta de fosfato y Chile, donde mantiene el proyecto de cobre Tres Valles.
Cabe señalar que esta empresa fue estatal hasta 1997, luego en el gobierno de Fernando Cardoso se privatiza y con ello toma fuerza su expansión a otras latitudes. Los países “invadidos”, han levantado una fuerte crítica respecto del rol de las autoridades de Brasil en la llegada de esta empresa.
Danilo Chammas se refirió a esta crítica y cómo los movimientos ambientales se hacen cargo del asunto, quien apuntó que “Nosotros en Brasil sentimos que nuestro gobierno ha cooperado mucho con las empresas transnacionales, Vale, Petrobras, BMX, también consultoras que van a países vecinos. Hemos escuchado que han llegado, y es una conducta impositiva, que se está llamando neoimperialismo”.
El ambientalista afirmó que deben enfrentar un doble papel, por un lado deben estar atentos a la lucha interna, pero indicó que también se sienten responsables de lo que pasa con los países hermanos.
“Lamentamos profundamente que esto esté pasando aunque sabemos que es un fenómeno mundial” afirmó Chammas, quien alertó sobre los efectos que genera la megaminería y los proyectos de extracción en América Latina en términos de contaminación, impactos sociales y económicos en las comunidades locales y apuntó a la necesidad de pensar modelos de desarrollo, discusión que se enmarca en el debate que organizó la Fundación Rosa Luxemburgo y se desarrolló en Sao Paulo, Brasil, a mediados de junio.