La sombra de Snowden en el viaje de Kerry a Colombia y Brasil

John Kerry escogió a Colombia y Brasil como objetivos de su viaje a Suramérica. Seguridad regional, acuerdos comerciales, proceso de paz con las Farc y la posibilidad de que EEUU se convierta en observador de la recién creada Alianza del Pacífico son los temas centrales de esta visita. Una agenda a la que se sumó, a última hora, el rechazo que generaron en los dos países suramericanos las denuncias del espionaje a las comunicaciones privadas realizado por Estados Unidos.
  • RFI
  • 11-08-2013

John Kerry escogió a Colombia y Brasil como objetivos de su viaje a Suramérica. Seguridad regional, acuerdos comerciales, proceso de paz con las Farc y la posibilidad de que EEUU se convierta en observador de la recién creada Alianza del Pacífico son los temas centrales de esta visita. Una agenda a la que se sumó, a última hora, el rechazo que generaron en los dos países suramericanos las denuncias del espionaje a las comunicaciones privadas realizado por Estados Unidos.

En su primera visita a América del Sur, el jefe de la diplomacia del gobierno de Obama tiene como objetivos reforzar la integración comercial y ajustar las tuercas al engranaje de la seguridad regional. Sin embargo, el viaje de Kerry a Colombia y Brasil ha estado marcado por el resquemor que provocaron en los dos gobiernos suramericanos las recientes revelaciones del informático Edward Snowden sobre el mega programa de espionaje a las comunicaciones personales, adelantado por la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos de América (NSA, por su sigla en inglés), y que tuvo, entre otros objetivos, correos electrónicos y llamadas telefónicos de toda la región.

Colombia, pese a ser uno de los aliados mas fieles de Estados Unidos, puso el grito en el cielo cuando se dio a conocer que el país hacía parte de la lista de objetivos de los programas ilegales de vigilancia a las comunicaciones personales adelantados por la NSA. En su momento, la cancillería colombiana rechazó oficialmente los actos de espionaje ilegal que violan el derecho a la intimidad y anunció que solicitaría al gobierno estadounidense las explicaciones pertinentes por medio de su embajador en dicho país.

El jueves pasado, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos volvió sobre el asunto pero con menos vehemencia. El mandatario colombiano matizó el pedido anunciado a comienzos de julio por la cancillería de su país precisando que esperaba que Washington le aclarara si la recopilación de información de inteligencia en Colombia iba mas allá de las operaciones conjuntas de los dos países en la lucha antidrogas y contra los grupos armados ilegales.

Estados Unidos suministra desde hace años a Colombia equipos técnicos de espionaje y de vigilancia aérea como parte de acuerdos de una cooperación conjunta en labores de inteligencia. Por esta razón, para el analista político colombiano Pedro Medellín, el gobierno de Colombia “no está en condiciones de pararse firme y exigirle claridad a Estados Unidos”.

En el mismo sentido, el profesor de relaciones internacionales de la Universidad Internacional de Florida, Eduardo Gamarra dijo a RFI que el tema podrá ser evocado en el encuentro entre Santos y Kerry pero no pasará de ser una pregunta formal de parte del presidente colombiano y una excusa como respuesta del Secretario de Estado.

También Brasil informó que pediría explicaciones a Estados Unidos sobre el mismo asunto después de que justamente fuera el diario O Globo el que informara, el mes pasado, que ciudadanos de Brasil, Colombia, México y otros países de la región eran espiados en el marco de la operación masiva de la NSA. La semana pasada, el canciller brasileño Antonio Patriota, acompañado de algunos de sus homólogos suramericanos, expresó ante el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, su indignación por el programa de espionaje adelantado por el gobierno de Obama.

En una conversación telefónica con el vicepresidente estadounidense Joe Biden, la mandataria brasileña Brasil Dilma Rousseff dijo que la privacidad de los ciudadanos brasileños y la soberanía de su país no pueden ser infringidas en nombre de la seguridad y que Brasil quería que Estados Unidos cambiara sus políticas y prácticas en esta materia. En respuesta, Biden invitó a las autoridades brasileñas a Washington con el fin de entregarles información sobre el programa de espionaje.

La cosa no para ahí para el gobierno de Brasil. El Congreso de este país abrió una investigación y esta semana escuchó al periodista Glenn Greenwald, columnista del diario británico The Guardian y a quien Snowden le entregó varios documentos. El periodista británico afirmó que la interceptación de datos electrónicos y telefónicos en todo el mundo es usada por EE.UU. no sólo para combatir el terrorismo, sino también para obtener ventajas comerciales e industriales.

La visita de Kerry a Brasil debería, entonces, apaciguar los ánimos del gigante suramericano en aras de conservar a uno de los socios comerciales de la región mas importantes para Estados unidos. Brasil mantiene alrededor de 300.000 puestos de trabajo en el vecino del norte y le compra a gran escala partes de aviones, maquinaria y plásticos. Las exportaciones de Estados Unidos a Brasil se triplicaron entre 2002 y 2011 alcanzando los 20.000 millones de dólares. En materia de defensa, los lazos no son menos significativos: Estados Unidos mantiene una formación de aviones brasileños de ataque ligero y Washington aspira suministrar aviones de combate a las fuerzas armadas brasileñas.

El encuentro entre John Kerry, quien llegará a Brasil procedente de Colombia, con el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, seguramente preparará la alfombra roja para la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien tiene previsto viajar a Washington, en visita oficial, el próximo 23 de octubre. Si la sombra de Snowden lo permite.





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