Los jugadores argentinos e italianos ingresaron al mismo tiempo al Vaticano, en el mismo autobús, provenientes del mismo hotel en que se alojan, en un “gesto de amistad y unión”, según dijo este martes la Federación Italiana de Fútbol (FIGC). “Difícil para mí ser hincha mañana, por fortuna es un amistoso”, admitió por su parte el pontífice.
“Ustedes son un modelo para bien o para mal”, les dijo Francisco al recibir a cerca de 200 personas, entre jugadores, técnicos y funcionarios de las dos federaciones de fútbol para una audiencia especial en la imponente Sala Clementina del palacio apostólico.
Al término del encuentro, en un acto inusual para el protocolo de la Santa Sede, ha sido organizada una conferencia de prensa en la sede de la Pontificia Academia de la Ciencia, para ilustrar una iniciativa promovida por las dos federaciones para fomentar la solidaridad y la tolerancia en todas las escuelas a través del deporte.
“Ustedes son artífices del entendimiento y de la paz social”, les dijo Francisco y luego los invitó a respetar tres principios: “lealtad, respeto, altruismo”. La idea de pedir una audiencia al papa fue del entrenador italiano Cesare Prandelli, quien dijo que le había nacido “instintivamente”, en una entrevista publicada en la Gazzetta dello Sport.
“Les pido que oren por mí para que yo en la cancha en la que me han puesto pueda jugar un partido honesto y con coraje por el bien de todos nosotros”, añadió el pontífice.
Por su parte, Julio Umberto Grondona, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino, pidió a Francisco que “bendiga el fútbol” argentino para “que los estadios vuelvan a ser como eran cuando usted despertaba a sus primeras emociones de hincha”, dijo.
La presencia en el estadio del papa argentino, célebre por ser hincha del club San Lorenzo de Almagro, al que sigue pagando su cuota como simpatizante, fue excluida por el Vaticano, pero conociendo el estilo espontáneo y directo, podría cambiar el programa y aceptar dar la patada inicial del encuentro.