Los equipos de rescate están intentando llegar a la zona afectada, cerca de la localidad de Awarán en la provincia de Baluchistán, donde el fuerte movimiento sísmico destruyó numerosas viviendas y afectó a decenas de miles de personas. En esa provincia la estructura médica disponible es insuficiente y ya “no hay espacio para atender a los heridos en los hospitales”, según las autoridades locales.

El distrito de Awarán tiene una población estimada de unas 300.000 personas diseminadas en un área de más de 21.000 kilómetros cuadrados. En una zona de 50 km alrededor del epicentro viven al menos 60.000 personas, según la agencia de la ONU para casos de desastre.

“Estuvimos trabajando toda la noche para intentar rescatar a las víctimas y tememos que encontraremos más cuerpos bajo los escombros”, dijo otro funcionario administrativo en Awarán, Abdul Rasheed Baluch.

“Alrededor del 90% de las casas en el distrito quedaron destruidas. Todas las casas con paredes de barro se derrumbaron”, agregó. Los temblores provocados por el sismo se sintieron en otras zonas de Pakistán, como Karachi, e incluso en la capital de India, Nueva Delhi.

Los servicios de rescate interrumpieron su trabajo por la noche y se teme que “hallen todavía cuerpos entre los escombros a la luz del día”, explicó Abdul Rasheed Baluch, un responsable del distrito de Awaran.

Las autoridades paquistaníes decretaron el estado de emergencia en una parte de Baluchistán. El ejército paquistaní ya envió 100 médicos, desplegó a 1.000 soldados en el terreno y montó un hospital de campaña en el pueblo de Tarteej, uno de los más afectados, informó un responsable militar.

El instituto geofísico estadounidense (USGS) emitió una “alerta roja” después del sismo, por estimar “probable” que haya un número elevado de víctimas. “En el pasado, los terremotos de este tipo necesitaron respuestas nacionales e internacionales”, recalcó el instituto.

Baluchistán es la provincia más grande, menos poblada y más pobre de Pakistán. Su suelo es muy rico en hidrocarburos y minerales. La provincia sufre actos violentos contra la minoría musulmana chiita y es escenario de ataques de los talibanes y de enfrentamientos entre los rebeldes secesionistas del Ejército de Liberación de Baluchistán y las fuerzas gubernamentales.