Este 17 de octubre el mundo conmemoró el Día para la Erradicación de la Pobreza y, si bien para cientos de organizaciones y ciudadanos esta es una lucha diaria, el otorgar una fecha inamovible cada año permite que aquellos no sintonizados con la igualdad de derechos puedan considerar tomar una acción que tienda a la concientización.
En lo internacional, la jornada se celebra en un momento en que la comunidad trata de alcanzar dos objetivos: por una parte intensificar los esfuerzos por lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuyo plazo vence en 2015 y luego de ello se debe dar máxima prioridad a la erradicación de la pobreza y girar en torno al desarrollo sostenible, según expresó el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon.
En Chile “Visibilizar y visibilizarse como un sujeto que vive una situación de pobreza, dejando atrás la calificación de “pobre” es parte de la tarea”, reflexionó Luis Berríos, secretario ejecutivo de la Vicaría de la Solidaridad y los Trabajadores.
En este sentido, Berríos aclaró que “lo primero para poder visibilizar el problema de la pobreza es no hablar de personas pobres, sino de personas que viven en situación de pobreza o que le afectan situaciones de pobreza, también nosotros tenemos que lograr empoderar a las personas para que sean ellas mismas las que den a conocer sus realidades y no se invisibilicen. Hoy insisto que el modelo que estamos viviendo como sociedad, como políticas públicas, es un modelo donde los hace sujetos pasivos”.
Modificar el sistema de focalización vigente es uno de los desafíos más inmediatos de atender en nuestro país reiteró Verónica Monroy, directora social nacional del Hogar de Cristo.
En esa línea, la directora del organismo de solidaridad con las personas en situación de pobreza dijo que “toda la discusión que ha habido este año y el año pasado sobre la Casen ha estado apuntando justamente al cambio de mirada, el tema de la técnica, del instrumento, de cómo lo mejoramos viene después, pero lo relevante es el cambio de perspectiva. Cómo vamos a mirar esta realidad, cómo la vamos a medir y luego lo que estamos diciendo ahora es cómo la vamos a enfrentar desde la intervención social de las políticas públicas”.
Crecer o solventar situaciones en base de bonos de ayuda ha sido parte activa de las políticas de gobierno para la erradicación de la pobreza, la pérdida de dignidad y autonomía que ocurre como efecto de la dádiva sin fondo, fue analizada por el director de América Solidaria, Benito Baranda.
Por esto, el reconocido hombre vinculado a entidades que trabajan para superar la pobreza señaló que “educas a las personas a presionar al Estado por bonos y no por derechos, por ejemplo, por buena calidad de la educación, por buena calidad de la educación, por vivienda integrada. Las personas deberían luchar más por tener acceso a la igualdad de oportunidades, igualdad de derechos en la ciudadanía, más que recibir determinados bonos o determinadas transferencias, eso al final va a hacer que esas personas se eduquen viendo al Estado como un proveedor de bienes materiales y no como una instancia que te asegure el resguardo de tus propios derechos y que te permita desarrollarte como ser humano de manera igualitaria que el resto. Yo creo que ese es el daño más grande que se ha generado”.
La multidimensionalidad del origen de la pobreza dificulta ejercer medidas efectivas a corto plazo. Juan Carlos Feres, vicepresidente de la Fundación Superación de la Pobreza, enfatizó en la dimensión subjetiva que se vive tras el fenómeno.
En esa línea, Feres indicó que “donde la demanda principal tiene que ver con esto, no que el Estado le entregue cosas, lo que la gente aprecia es que le abran espacios que les permitan desarrollar sus capacidades, tener más oportunidades, ser considerado a la hora de identificar las prioridades, enseñara las políticas, instrumentarlas, evaluarlas y en ese sentido la práctica actual no toma mucho en consideración la dignidad de las personas”.
En el marco de la conmemoración de este día, diversas organizaciones sociales convocaron a un cambio de mirada que implica que las políticas orientadas a la pobreza “deben avanzar desde el paradigma de dar cosas a un enfoque basado en convocar a los afectados a enfrentar el presente y el futuro de manera diferente” advierte el documento.