“A esa tropa de cronistas les falta biografía y calle”, sentencia Pedro Lemebel a propósito de la irrupción de periodistas que buscan un fin literario para sus textos. Antes de este ‘nuevo boom’, ya su pluma llevó a la palabra una insolencia en cuerpo en Las Yeguas del Apocalipsis y en alma en Lemebel, un nombre que sabe incomodar. Hoy, instalado entre los mejores cronistas de habla hispana, el escritor enfrenta una nueva etapa para una biografía cautivante.
Un cáncer de laringe lo llevó a los escenarios de la meditación y el silencio, obligándolo a callar por meses, aminorando apenas una personalidad provocativa e insolente. Muy diferente a lo que realizó a fines de los ’80 junto a Francisco Casas, momento en el que sacudió el arte underground con osadas instalaciones, algunas de ellas hoy en manos de la Reina Sofía de España. Luego, su prosa se instala en distintos medios alternativos y en Radio Tierra se configura como una voz urbana y urgente.
Su condición homosexual y origen popular son la inspiración para escribir textos breves, cargados de color, aroma y suelo. En general, las palabras de Lemebel nacen de la calle y el papel apenas contiene una intensidad que escasea en los ilustres del llamado “Nuevo Nuevo Periodismo”.
En una Feria del Libro donde el lector es invitado de honor, Lemebel se erige como el ícono popular, un escritor al que le sobra verso. Este sábado se presentó al público “Poco Hombre”, compilación realizada por el crítico español Ignacio Echevarría y editada por Ediciones U. Diego Portales. En el prólogo, el crítico destaca una trinidad especial en la composición social de su pluma: la figura heroica en la mujer, los jóvenes como víctimas de un presente negro, propiciado por el machismo heredero de la bota dictatorial.
Echevarría permite así una validez teórica de la obra, siempre cuestionada por la literatura de salones y alcurnia. El español ha trabajado en textos de Roberto Bolaño y Nicanor Parra, quien prologa la recopilación de crónicas apelando a una “Boca Escrita”, una narrativa popular y descriptiva, sumergida a veces en adjetivos, siempre con la crítica social por delante.
A ello también apela el jurado de la Universidad de Talca, que este lunes le entregó el premio Iberoamericano de Letras José Donoso 2013. En la nominación destaca que su obra “ha logrado proponer una representación heterogénea y compleja de la sociedad chilena, en la que inscribe las imágenes de género y clase social, con una importante proyección hacia el resto de la sociedad”.
“Háblame de amores”, de Planeta, es otra de las recientes ediciones de Lemebel, la última antes de ‘Poco Hombre’. En ella se esboza un sentido temático para recopilar sus crónicas, ya con siete libros editados con su trabajo. En este libro su prosa observadora se nutre con la inclusión de autores y personajes políticos, también inmerso en la crónica de viajes, siempre con el ojo en lo oculto de las postales. En esencia, su trabajo se aboca a ello, a relatar lo que no se dice, a discutir lo que nadie habla. Se impuso la misión de llevar al papel, a la tinta, lo que muchos quisieran olvidado, y lo ha cumplido. Minoría entre las minorías, Pedro Lemebel ha dejado una huella ineludible en la literatura contemporánea.
