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Ex ministro de Relaciones Exteriores

Francisco Carrión: “Si hay un país experto en constituyentes, ese es Ecuador”

El ex ministro de Relaciones Exteriores ecuatoriano conversó con Radio Universidad de Chile acerca del proceso constituyente en su país. Además, analizó la figura del presidente Rafael Correa y diagnosticó el conflicto marítimo que mantienen Chile, Perú y Bolivia, en el marco de una integración regional de América Latina.

Diario Uchile

  Sábado 21 de diciembre 2013 9:48 hrs. 
ecuador

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En edición especial del Departamento de Prensa de nuestra emisora, los periodistas Juan Pablo Cárdenas y Sohad Houssein conversaron con el ex ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Francisco Carrión Mena, sobre distintos temas de la política exterior en Latinoamérica, en vinculación con el reciente proceso electoral que vivió nuestro país.

Lo novedoso que tuvo para nosotros es la experiencia que tuvo Ecuador por una Asamblea Constituyente y de una nueva Constitución. ¿Cómo fue ese proceso, Francisco? Nos interesa conocer porque aquí se está planteando, incluso los votos se marcaron con la demanda de la Asamblea Constituyente, pero hay muchos temores sobre el tema. Hay quienes piensan que una Asamblea podría desbaratarse, otros piensan que esta misión tiene que estar entregada al Parlamento.  

Primero hay que contextualizar un poco. Si hay un país experto en constituyentes ese es Ecuador y en Constituciones más todavía, tenemos 19, la última fue aprobada en 2008 y fue una experiencia enriquecedora. Se dice que es la Constitución más garantista que existe en el mundo, pero en todo caso lo que busca es garantizar al ciudadano, garantizar los derechos de la naturaleza, como sujeto de derecho. Sdemás, hay una recomposición de la estructura misma del Estado. Se trata de una verdadera recomposición luego de casi 20 años de una inestabilidad política muy grande en nuestro país, donde la llamada partidocracia fue incapaz de administrar y de gestionar tanto la política como la economía de nuestro país, lo que llevó a un caos institucional muy grave.

Ahí es donde aparece la figura de Rafael Correa, académico de una universidad privada muy prestigiosa, y de pronto pega porque es un hombre de una gran formación académica. Él arma una plataforma desde una posición outsider y desborda totalmente a los candidatos tradicionales de partidos tradicionales, con el ofrecimiento de llamar a una convocatoria para una Asamblea Constituyente. Luego con un muy hábil manejo político de su parte fue dejando en el camino a algunos de sus compañeros que podían de alguna manera ser alternativa cuando él termine su gestión, ha consolidado un poder muy fuerte, los especialistas en política hablan de un estilo autoritario, pero con una gran capacidad de comunicación con el pueblo que lo lleva por supuesto a ganar las ocho o nueve las elecciones que ha tenido.

Tenemos en Ecuador una Constitución democrática en que los poderes del estado estén claramente separados. ¿De qué forma está garantizado el ejercicio de la soberanía popular, sólo con elecciones o con consultas periódicas?

Ese es el gran debate que existe en Ecuador. Por supuesto existe una Constitución nueva de tipo garantista, pero en su aplicación no hay duda que hay vacíos, que han ido apareciendo en la medida en que fueron avanzando. A mi juicio fue una Constitución muy bien intencionada en algunos capítulos, inclusive utópica, de imposibilidad de aplicación y por otro lado hiper presidencialista y eso hace que muchos políticos cuestionen la capacidad y el poder que tiene el Presidente de la República sobre otro de los poderes, otras de las funciones del Estado. Ese es un tema en debate y que sobre todo la oposición cuestiona mucho al presidente Correa.

Usted comentaba que se propuso una convocatoria a los asambleístas. ¿Contó con participación ciudadana, cómo se eligió? Le pregunto considerando que hay un movimiento en Chile que buscaría generar un proceso similar.

Aquí tengo el riesgo de inmiscuirme en asuntos internos de Chile, sin embargo, lo que puedo decir del lado ecuatoriano es que la votación es obligatoria y en ese sentido hay una mucho mayor participación. Pero el padrón en Ecuador no ha sido debidamente actualizado y ahí hay un fenómeno coyuntural muy importante es que desde comienzos de 2000 se produjo una emigración de ecuatorianos muy grande a causa de una crisis financiera que derrumbó el 80% del sistema financiero y hay muchísimos ecuatorianos en el exterior, muchos vinieron acá a Chile por lo demás, y la mayoría se fueron a Europa. En ese sentido, el padrón electoral es un padrón incompleto, entonces aparece un índice que es mayor que el que es en realidad.

¿Votan los ecuatorianos en el extranjero?

Sí, hace dos años se estableció la decisión desde la Constitución y la implementación tomó un poco más de tiempo, pero efectivamente lo hacen.

¿Cómo fue el proceso constituyente en Ecuador?

La participación fue muy activa. A mi juicio es muy complejo porque aparte de la elección de los asambleístas constituyentes, aquellos que redactan la Constitución, luego fue sometida a referéndum y resulta muy complejo para ciertos sectores sociales pronunciarse por un sí o no respecto de un texto que efectivamente creo que es el más largo del mundo. Esa es otra crítica, nuestra Constitución es demasiado reglamentaria y por eso muchos temas van quedando obsoletos. Plantear a plebiscito una Constitución entera de más de 400 artículos, donde se abordan temas complicados y especializados, dar un sí o un no a un texto de esa naturaleza, a mi juicio es quizás demasiado, casi diría atrevido. Ese es quizás uno de los defectos que tiene ésta Constitución, que es una suerte de utopía, de deber ser.

Esta Constitución fue refrendada por el 63% de los ciudadanos, es difícil llevar a un país a tener pleno discernimiento con una cantidad tan extensa de artículos y normas.

Ese 63% refleja de alguna manera el respaldo al presidente, a la gestión del presidente, al gobierno que propone más que al contenido de un texto tan complejo.

¿Qué dice la Constitución respecto de un presidente que lleva tres períodos? ¿Puede Correa seguir gobernando hasta que el pueblo lo quiera?

No, la Constitución establece que puede ser reelegido por una sola vez, lo que sucede es que la primera vez que fue elegido fue con la Constitución anterior, entonces terminó el plazo y él se presentó con una nueva Constitución como primera vez y en enero cumple siete años de gestión. Él ha dicho que ya no se presentará, lo que dice la Constitución, pero en nuestra América Latina tan original pueden pasar muchas cosas.

Correa ha tenido dificultades con la policía, ha tenido dificultades con los medios de comunicación, ha sido cuestionado como un presidente autoritario. ¿Rompió con él, mantiene una relación, tiene acuerdos o diferencias?

Yo tengo una amistad personal con el presidente Correa, reconozco en él muchos valores porque ha transformado al Ecuador en muchos sentidos, sobre todo en la infraestructura física. Yo soy de los que cree que, a pesar de no ser economista, ha hecho una política económica impecable. La situación del Ecuador no puede ser mejor en tan poco tiempo y eso creo que es uno de los atributos o de las causas del respaldo que él tiene. Ha incrementado los subsidios, ha buscado una mayor equidad, una menor asimetría entre las diferentes capas económicas y sociales. Eso le ha dado mucho respaldo. Ha reducido en forma sorprendente la pobreza extrema, prácticamente ha terminado con el problema de la deuda externa, que era realmente una situación muy complicada para el Ecuador y lo ha hecho con una habilidad que los opositores tradicionales a Correa dicen que es como haber especulado con la deuda. Lanzó señales al mercado de que él no iba a pagar la deuda, inclusive formó una comisión para que estudiara y finalmente declarara como deuda ilegítima la que habían adquirido los gobiernos anteriores y por supuesto los papeles de la deuda ecuatoriana cayeron y él hábilmente compró esos papeles. Con eso redujo el costo de la deuda, que prácticamente ya no es un problema.

En realidad él tiene una vocación de política interna, de servicio público interno. Tiene excesos, él lo reconoce, tiene actitudes que chocan con la democracia, con el equilibrio de poderes, pero goza sin duda de una enorme popularidad. Los opositores nuevamente lo critican y dicen que cualquiera podría gobernar con el precio del petróleo por encima de los 100 dólares, que es un factor fundamental de nuestra economía. Eso no es culpa de Correa, le tocó esto como a Borja le tocó a 8 dólares. Él ha hecho excelentes inversiones sobre todo en infraestructura, hidroeléctricas, hay un gran debate eso sí. No estoy de acuerdo con la explotación petrolera en la zona amazónica, con una riqueza en biodiversidad enorme y va en contra de algunos de los ofrecimientos que hizo. Va a explotar zonas de una enorme sensibilidad en biodiversidad, que le ha generado muchos problemas de sectores que lo apoyaron, como ecologistas, ambientalistas, organizaciones de la sociedad civil que respaldan precisamente lo que habla la nueva Constitución: los derechos de la naturaleza.

Diferendo marítimo Chile-Perú

Usted fue un negociador fundamental en el Tratado de Paz entre Perú y Ecuador por el conflicto que tuvieron ambos países y Chile precisamente está enfrentando en estos momentos una controversia marítima con Perú también. La Haya dará a conocer el fallo el próximo 27 de enero. ¿Cuál cree que debiera ser el escenario al que se van a enfrentar los dos países, qué resguardos se pueden tomar para el respeto de este fallo?

El caso entre Perú y Ecuador me atrevería a decir que fue mucho más grave que el que enfrenta Perú y Chile sobre la delimitación marítima. Ese fue un conflicto que duró 160 años, nació con el nacimiento de Ecuador y Perú como repúblicas independientes. Creo que esto hay que contextualizarlo. Yo soy un convencido de que América Latina es un continente madurado y ha madurado al extremo de que en este ámbito y en muchos otros acude ahora a las instancias internacionales o a los métodos de solución pacífica de controversia que establece el derecho internacional, la Carta de Naciones Unidas en definitiva. Vemos como Colombia y Nicaragua acuden a La Haya, Chile y Perú también acuden a La Haya, Chile y Argentina en su momento acudieron al arbitraje del Papa; Ecuador y Perú lo hicieron a través de una fórmula sui generis, Honduras y Nicaragua la misma cosa.

En el caso de Chile y Perú, creo que es una manifestación adicional a este conflicto. Yo participé en Quito hace unos 8 meses en un seminario, donde estuvieron políticos, académicos, diplomáticos, incluso militares retirados de Perú, de Chile y de Ecuador en un ambiente cerrado y pude constatar que exactamente había la voluntad de acoger el resultado que fuera sobre el pronunciamiento de la Corte de La Haya. Mi esperanza como muy amigo de Chile y de Perú es que ese fallo se acoja a derecho y que en esa medida sea aceptada como lo han anunciado ambos países.

¿La resolución adoptada entre Ecuador y Perú es definitiva, no hay sospecha de la posibilidad de un nuevo conflicto, que se reabra una crisis?

De ninguna manera, es una solución definitiva en la medida en que establece los límites terrestres definitivos entre los dos países. También hay que decir que contamos con la ayuda de Chile, junto con Brasil, Argentina y Estados Unidos fueron y son los países garantes del protocolo de Río de Janeiro que establece el límite y otras disposiciones de las relaciones Ecuador-Perú en términos de frontera. En el proceso que culminó hace pocas semanas, luego de 15 años de haberse suscrito los acuerdos de paz de Brasilia, se incluyeron una serie de mecanismos de solución pacífica de controversias que resultó algo muy interesante y no fue ninguno de los que están recogidos en la Carta de Naciones Unidas. Los presidentes de Ecuador y Perú, cosa que es inusual, se dirigen a los presidentes de los países garantes para que se pronuncien ellos sobre la línea que deberá ser la frontera entre los dos países. En esa época Presidente de Chile era Eduardo Frei y, una vez aceptados por los Congresos, los presidentes hicieron el pronunciamiento y esa fue la línea definitiva.

Conversaba con un analista internacional que me decía que los países siempre apelan a que las soluciones son binacionales, trinacionales, que no pueden estar sujetas a una solución regional. Pero se dice que la demanda boliviana de una salida al mar cada día va a ser más avalada por el continente, que Brasil y otros países estarían interesados que esto se resuelva. Muchas veces lo que se esconde son también soluciones económicas, Brasil quiere una salida al Pacífico y por supuesto puede tenerla a través de Bolivia, si resuelve esta situación. ¿Usted cree que se pueda internacionalizar esta situación nuestra, de Chile con Bolivia y con Perú?

No sé si sería bueno o conveniente, eso depende de las partes, quizás voy a decir algo políticamente incorrecto. En estos casos no podría decir yo si es bueno o malo que haya una presión que venga de afuera para que esto se resuelva, lo importante es que encuentren una salida porque eso sí los beneficia. Lo puedo decir por experiencia la de Ecuador ahora, en los 15 años el comercio se ha multiplicado por diez entre Ecuador y Perú. Al contrario, lamentablemente el problema se trasladó del sur del Ecuador al norte a Colombia por la situación que vive Colombia, donde en cambio se ha reducido el Comercio, pero con Perú el Comercio fluye, hay autopistas, han habido resultados concretos altamente satisfactorios en términos de desarrollo para la gente de frontera que desde el lado ecuatoriano vivían una situación realmente penosa

Integración

Usted postula que en Sudamérica estamos en una etapa de un nuevo regionalismo, que ya no está tan enfocado a las relaciones comerciales, sino que tiene una mirada mucho más completa. Y plantea que Unasur es el organismo más representativo del nuevo regionalismo y que quizás estos pocos conflictos se debieran resolver en ese marco. ¿Debiera Unasur o un organismo más grande que la relación con países individuales ir enfocado a la resolución de conflictos?

Para los intereses del Ecuador el organismo ideal regional es Unasur. Para empezar, la dimensión de Sudamérica es enorme en términos planetarios, somos sólo doce países lo cual facilita enormemente la toma de decisiones, si nos saltamos a la CELAC, que es la otra alternativa del regionalismo pasaríamos a tener 31 países. El regionalismo es multidimensional. Yo defiendo desde los intereses del Ecuador el hecho de constituirse en un bloque que maneje temas, seguridad por ejemplo, resolución de conflictos, y en eso Unasur ya ha dado prueba de que funciona.

La propia presidenta Bachelet, en su momento presidenta pro tempore de Unasur, participó directamente en la solución de ese gravísimo problema que casi llevó a la secesión de Bolivia. ¿Y de dónde era Jefa de Estado la señora Bachelet? De Chile, país con el que Bolivia no tiene relaciones, mire la contradicción y al mismo tiempo la eficiencia con la que ese suceso se resolvió. Y si a eso añadimos, ya no durante la presidencia de la señora Bachelet, la Secretaría General ejercida a la época por el presidente Kirchner que resolvió el problema entre Colombia y Venezuela que estaba llegando ya a límites muy complejos. Y también de alguna manera Unasur intervino en el caso Ecuador-Colombia. Luego intervino Unasur en ese gravísimo problema al que llegó Colombia junto con EE.UU. con la instalación de bases de EE.UU. en Colombia, que afectaban claramente la seguridad de los países cercanos, inclusive de toda la región, sobre todo Brasil, Ecuador, Venezuela por supuesto. En ese sentido, creo yo que Unasur es la alternativa más conveniente y a nivel multidimensional abarca mucho. Hay otro elemento fundamental que es la infraestructura física y al momento que la tengamos esa integración Sudamericana ya no hay quien la detenga.

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