La ablación o mutilación genital femenina consiste en la extirpación total o parcial de los genitales externos femeninos. Cada seis minutos una niña o adolescente es sometida a esta práctica, siendo la tendencia hacerlo cada vez a menor edad.
Se calcula que, al día de hoy, unos 125 millones de niñas y mujeres han sido mutiladas en 29 países de África y Medio Oriente.
Además de violar los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometido a torturas e incluso el derecho a la vida, esta práctica refleja una profunda desigualdad entre los sexos y constituye una forma extrema de discriminación hacia la mujer.
Por esta razón, la Asamblea General de Naciones Unidas conmemora este 6 de febrero el Día Internacional de la Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, instando a los Estados a tomar medidas concretas contra esta tradición ancestral.
Claudia Moreno, portavoz de World Vision España, explicó a Radio Francia Internacional que los riesgos para las millones de mujeres sometidas a la ablación son múltiples y sus consecuencias definitivas. “Se hace en condiciones antihigiénicas por personas que no tienen conocimiento de medicina ni de la anatomía humana, entonces se realiza sin anestesia, por lo cual hay mucho dolor. Hay desangramiento, muchas posibilidades de infecciones y luego, después de la mutilación, hay problemas en el parto, dolores abdominales de por vida y muchos más riesgos de contraer hepatitis o el Sida”, advierte.
“Por otra parte, dado que se realiza sin anestesia y en contra de la voluntad de las niñas, que no entienden qué les está pasando ni por qué sus madres y otras mujeres le están infringiendo un dolor tan duro, también hay consecuencias sicológicas para toda la vida”, agrega.
África es el continente con más casos de ablación genital femenina: en países como Eritrea y Malí la práctica afecta a un 44 y un 29 por ciento de las niñas, respectivamente.
Los motivos para ello son sexuales, a fin de controlar o mitigar la sexualidad femenina, de salud, porque se cree que aumenta la fertilidad y hace el parto más seguro y también por la creencia errónea de es un precepto religioso, por lo que incluso los familiares de la niña avalan su mutilación.
“Los padres ignoran lo que le están haciendo a sus hijas. Lo que hacen es seguir una práctica que también les practicaron a ellos, que consideran que es importante para su cultura, pero desconocen el daño físico y sicológico que están realizando a sus hijas. Es un problema, básicamente, de falta de educación”, explica Claudia Moreno.
Si la tendencia actual continúa, para el año 2030 aproximadamente 86 millones de niñas en todo el mundo sufrirán algún tipo de mutilación genital.