Hace un año, en su primera aparición luego de ser elegido Sumo Pontífice, el Papa Francisco se asomó al balcón de la Basílica de San Pedro y pidió a los presentes “Recen por mí”, en un acto que varios han catalogado como un anuncio de los costos que traerían los cambios al interior de la Iglesia.
Jorge Mario Bergoglio, quien asumió en el Vaticano en medio de una crisis por problemas de manejo financiero y los casos de abuso sexual, es jesuita y el primer Pontífice no europeo en mil 300 años.
Su estilo cercano y sencillo suscitó rápidamente gran simpatía entre la gente. Para Marcial Sánchez, historiador y académico especialista en la Iglesia católica, la alta popularidad del Papa tiene relación con su consecuencia y austeridad: “Creo que lo que ha hecho y caracterizado al Papa Francisco ha sido su claridad, ha sido muy preciso en lo que ha querido plantear y lo ha planteado desde su propia realidad. Por lo tanto, estamos ante un hombre que dice y hace y que tiene una fórmula de vida que es actuar en la búsqueda de Cristo desde la pobreza, con un gran acercamiento a la gente a una Iglesia que él quiere viva”, señaló el académico.
Durante las congregaciones cardenalicias previas al cónclave, distintos sectores de la Iglesia apelaron a la necesidad de reformar la Curia romana, para enfrentar una excesiva burocracia y la repetición de funciones en el Gobierno central del Vaticano.
Al respecto, el vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, destacó que el Papa Francisco ha impulsado cambios incorporando a cardenales, obispos y a las conferencias episcopales, para repensar la manera en que se transparenta el uso de los bienes al interior de la estructura eclesiástica: “El tema del ejercicio del poder y el uso del dinero, son cruciales en las autoridades de la Iglesia que también se han visto asociados muy penosamente a escándalos a nivel internacional y en el mismo Vaticano. En ese sentido, los pasos que el Papa ha ido dando en reformar el Banco Vaticano y el sistema de los ingresos con transparencia en los asuntos económicos de la Santa Sede ha sido bastante radical en menos de un año”, dijo Coiro.
Frente a los casos de abuso sexual y a poco andar de su designación, el Papa creó una comisión especial para la protección de menores y llamó a un consejo de cardenales en donde pidió asesoría permanente en el tema.
La Directora de Católicas por el Derecho a Decidir, Verónica Díaz, valoró el giro hacia la austeridad que caracterizó el primer año del Pontífice. Sin embargo, consideró su discurso como parte de una estrategia comunicacional que hasta ahora no involucra cambios profundos: “Mucho ruido y pocas nueces, es como un bálsamo, como maquillar la realidad, porque en el fondo los cambios que debieran hacerse, por ejemplo, en derechos sexuales y reproductivos no se han hecho, en el tema de aborto ocurre lo mismo. Los curas, la jerarquía eclesiástica sigue metiéndose en las camas de las personas. Sin embargo, por otra parte, nombra a Ricardo Ezzati como cardenal, que ha sido claramente un encubridor de temas de abusos sexuales y pedofilia en Chile”, señaló Díaz.
En febrero, la ONU criticó a la Iglesia por no haber hecho lo suficiente respecto a los casos de pedofilia y de sacerdotes abusadores. Los expertos apuntan a la necesidad de que el Papa asuma una presencia más fuerte en esta materia y a la aplicación de sanciones definitivas para los culpables.