Hoy se dio inicio oficial al proyecto “Bibliocabinas”, proyecto impulsado por el colectivo “La Biblioteca Libre” y que permitió desde inicio de este mes habilitar cinco puntos para intercambio de libros, reconvirtiendo las antiguas casetas telefónicas del centro histórico de la comuna.
“Esta iniciativa es una manera de fomentar la lectura, de pasar por la barrera económica para que las personas puedan acceder a la lectura, pero también de generar la responsabilidad y la generosidad. Porque las personas al llevar un libro quedan comprometidas, pero no amarradas por un contrato, sino por una voluntad. Así los libros se transforman en un elemento de intercambio accesible. Que un libro después de que sea leído por primera vez, no muera, sino que vaya a parar a otras manos y sea leído una y mil veces. Como municipio queremos acercar los libros al espacio público”, expresó Carolina Tohá, alcaldesa de Santiago, durante la actividad.
Se trata de las cabinas ubicadas en Paseo Ahumada con Alameda, Paseo Ahumada con Nueva York, Paseo Ahumada con Agustinas, la intersección de Huérfanos con Estado y Paseo Estado con Moneda. Tanto en las mañanas como en la tarde, voluntarios de la organización van reponiendo estos estantes con libros de literatura, ciencia, artes e historia, entre otras materias.
Las Bibliocabinas funcionan de la siguiente manera: hay libros disponibles diariamente y el objetivo es que la persona que saque uno lo devuelva a alguna de las cabinas cuando lo termine y así otro usuario también puede aprovechar el libro. Si puede aportar con uno propio, mejor, ya que así contribuye a formar una biblioteca colectiva.
Cada libro viene con un código y la idea es que el usuario de la publicación pueda registrar que está en posesión de éste en la página web www.labibliotecalibre.cl y a la fecha ya se han registrado cerca de un 20% de ellos, lo que ha permitido saber cómo esta biblioteca colectiva se ha ido expandiendo a otras comunas fuera de Santiago.
El equipo de “La Biblioteca Libre” está constituido por 3 jóvenes santiaguinos: Carlos Mancilla (ingeniero Civil Eléctrico), Diego Ramírez (estudiante de Ingeniería Comercial) y Raúl Muñoz (profesor de Educación General Básica), más el apoyo de un gran número de voluntarios. Ellos presentaron este proyecto el municipio, el cual gestionó los permisos para la utilización de estas antiguas casetas.