La carrera abierta por la sucesión de José-Manuel Durao Barroso, actual presidente de la Comisión Europea, estimuló el debate en el viejo continente en estas últimas semanas. Por primera vez, el nombramiento del presidente de la Comisión Europea dependerá del resultado de las elecciones directas, que eligen cada cinco años, a sus 751 diputados.
Sin embargo, la crisis del Euro y la austeridad que siguió, trajeron nuevas preguntas sobre la credibilidad de las instituciones y la viabilidad del proyecto europeo mismo.
El profesor Wálter Sanchez del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile describió ese desinterés de la población en vísperas de las elecciones legislativas europeas.
“Algunos electores que tradicionalmente estaban vinculados a los partidos que participaban ahora se están retirando, incluso se habla un poco de elecciones sin votantes -es muy fuerte decirlo- pero sí es un electorado que está un poco reacio, desconfiado a las distintas fórmulas y a veces de desapega, se desafilia de los procesos políticos electorales”, explicó.
A pesar del carácter europeo de esas elecciones, el especialista explicó que las decisiones de los votantes acerca de la Unión tenían consecuencias para el mundo en general y América Latina en particular.
“Este 25 de mayo es importante porque nos va a enseñar hacia dónde va este importantísimo experimento político como es la Unión Europea y en qué manera nosotros también que tenemos democracias que están pasando distintos etapas en nuestra región. Es importante observar entonces lo que ocurre allá”, precisó el académico.
Por su parte, el embajador de la Unión Europea en Chile, Rafael Dochao Moreno, celebraba el Día de Europa el 9 de mayo. Explicó como el voto de los europeos para las elecciones tiene consecuencias en América Latina.
“Todos los ejercicios de unificación o coordinación regional que existen en América Latina, desde la Alianza el Pacífico, el Mercosur, el Pacto Andino en su época, ahora mismo CELAC, UNASUR, etc. Todos esos grupos en el fondo la Unión Europea les sirve de inspiración”, señaló.
El Parlamento Europeo se compone actualmente de una mayoría de conservadores, con un 30 % de socialdemócratas. Pero también posiciones más radicales están ganando terreno, no solo con los nuevos grupos, sino también en los discursos de los partidos tradicionales que intentan de parar la hemorragia de los votos. Una tasa de participación inferior al de 2009 puede preguntar de manera seria sobre el futuro de la Unión, la más grande economía del mundo y los acuerdos de paz entre las naciones.