Llegó el segundo partido del mundial para la selección nacional. Al frente, el equipo de España, campeón actual pero que llegaba con serias dudas después de la derrota contra Holanda en el debut. Sin embargo, el nivel y categoría de sus jugadores permitían suponer que el partido sería muy complicado para los chilenos. Además, los errores cometidos en el partido contra Australia, el cambio de esquema elegido, el nivel de Arturo Vidal y los recientes enfrentamientos contra los ibéricos habían sembrado dudas razonables.
Pero esas dudas y todos los miedos surgidos durante el sorteo quedaron atrás. Chile aprovecho el bajón anímico del contrincante y salió desde el primer minuto a demostrar su superioridad. Y lo hizo durante todo el desarrollo del partido, lo cual es notable. España ha sido eliminada y ha sido un golpe justiciero ejecutado con prolijidad y superioridad. Chile ha fortalecido la confianza y asegura el paso a octavos de final. Resta saber la posición final pero eso se decidirá contra Holanda en otro exigente compromiso.
En el desarrollo del juego, el trabajo de Aránguiz y Díaz otra vez resultó fundamental. Siempre apretaron bien arriba y a las espaldas de los receptores españoles. Eso obligó a que el rival retrasara su juego, permitiendo la recuperación de la pelota en campo contrario. Cuando los medios españoles lograron recibir el balón, la cobertura de los receptores fue ajustada y bien dispuesta. Vidal volvió a correr una distancia enorme y jugo acertadamente cuando tuvo el balón en su poder. Vargas y Sánchez hicieron su trabajo con solvencia y estuvieron acertados en la asociación del juego y en las oportunidades de definición. Quizá pueda mejorar aún el último pase en esta zona, ya que de hacerlo hubieran encontrado un marcador más holgado. Isla y Mena cumplieron sus tareas y encontraron la ubicación exacta para ayudar y obligar a presionar. También supieron replegarse a tiempo para ofrecer mayoría en la marca y desarmar los reducidos ataques de la selección española. Los jugadores de marca, Medel, Jara y Silva, superaron acertadamente la mayor parte de sus enfrentamientos personales y supieron buscar refugio colectivo cuando fueron superados. El trabajo defensivo completo fue de gran nivel y la asociación colectiva casi perfecta. El trabajo de Claudio Bravo también fue muy correcto, transmitió seguridad y resolvió varias dificultades.
El primer gol de Eduardo Vargas, a los 20 minutos, llegó después de una recuperación en ataque, combinada de forma precisa y finalizada con categoría. El sello de Chile se hacía presente. Esta conquista les dio tranquilidad a los chilenos y, con ello, llegó el mejor juego del equipo. La Selección demostró valentía, intensidad y convicción en los argumentos. Físicamente fue superior y eso es una herramienta que permite pensar con optimismo en lo que viene. Es complejo neutralizar a un rival con tantas capacidades y lo lograron con acierto y arrojo lo que suma buenos pronósticos. Y cuando España inventaba asociaciones para reaccionar, tuvo la oportunidad y el acierto de dar el segundo golpe. El gol de Aránguiz llegó oportunamente a los 43 minutos del primer tiempo y acabó anímicamente a los campeones. Del modo que en el juego de Chile no hubo lugar para el repunte español. Merece mención especial el respeto mostrado al rival, la disciplina y determinación para luchar hasta el segundo final incluso cuando era inminente el triunfo.
Es cierto que en ciertos pasajes del segundo tiempo, Chile se retrasó en el campo y cedió la iniciativa a España. En esos minutos, el trabajo colectivo de los chilenos fue muy preciso y el esfuerzo de los rivales no alcanzó para cambiar el trámite. Para hacerle justicia al triunfo y al rival hay que decir que España no ha sido un desastre. Han competido con entrega aunque es evidente la falta de armonía futbolística en estas presentaciones y la deficiencia en la intensidad de su propuesta. España tiene una gran estructura y un mal resultado tampoco debe ser una catástrofe aunque es predecible que el quedar eliminados tan temprano será difícil para ellos.
La Selección Chilena mostró madurez y una convicción enorme,y en eso hay un gran mérito del cuerpo técnico. Los jugadores conocen el libreto de memoria y lo repiten ajustadamente según el rival de turno. Evidentemente hay mucho trabajo detrás de esa seguridad. Pese a que el ingreso de Silva restó un hombre en ataque y creación, los movimientos colectivos le dieron la razón a Sampaoli e hicieron que ese cambio no afectara la propuesta, la intensidad ni el ritmo. Al contrario, le dio solidez y cobertura a las espaldas de la línea defensiva y la libertad a Vidal y Aranguiz para ir hacia adelante sin miedo. Lo cual desarticuló la salida limpia del rival.
En los datos duros quedó registrado que España superó levemente en la tenencia de la pelota, lo cual merece revisión para lo que viene. Holanda también posee jugadores de elevada técnica individual y buen trato al balón. Tiene delanteros de gran capacidad y no debe haber espacios ni descuidos. Habrá que jugar bien adelante obligándolos a recibir de espalda y lejos del arco.En el caso de Arjen Robben, hay que estar atentos y marcarlo de forma escalonada pues es veloz y sobre todo potente. En defensa, los holandeses ofrecen amplios espacios y ventajas. Si la Selección es capaz de jugar en campo rival y poner en ataque muchos hombres, generará oportunidades de gol sin demasiada dificultad. Más que antes, será definitorio mantener un equipo corto, solidario y dispuesto a participar del juego en todos los sectores de la cancha.
Ser primeros del grupo no garantiza sortear a Brasil, aunque es muy probable. Sería además un premio merecido al esfuerzo y trabajo realizado. Un aliento de optimismo y certeza que podría ser importante para las etapas decisivas. Lo único claro es que para avanzar se deben superar con éxito todos los obstáculos sin importar la dificultad. El mejor modo será seguir creciendo y adquirir aún mayor protagonismo. Deben aparecer todos en su máxima potencia. Muchos de los equipos han mejorado respecto de sus presentaciones iniciales y esa será una constante en la medida que progrese el torneo. El margen se reduce y no se pueden dar ventajas. Es claro que en el estado de forma actual Chile tiene argumentos para enfrentar a cualquiera y eso es importante. Nos permite sentirnos orgullosos a todos los hinchas y a los jugadores seguir creyendo que pueden ser campeones del mundo. Junto a ellos sueñan millones y, con actuaciones como ésta, puede ser posible.