Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 18 de abril de 2024


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Ena y Bárbara…tan igualitas


Viernes 4 de julio 2014 10:09 hrs.


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Es de público conocimiento que la clase política miente. No dicen la verdad ni los diputados ni los senadores, también faltan a la verdad los presidentes, es decir el ciudadano está condenado a la vieja tradición de comer ruedas de carreta. En periodos de elecciones, o cuando hay que discutir el salario mínimo/mínimo, las mentiras se hacen más evidentes, son tantas que se pierden entre tantos aplausos, y esos más que potentes…vivas a la patria, o ceachei.

Posiblemente como es ya un deporte por tantos años practicado, podamos pasar por alto las promesas presidenciales, nos encontramos con esos candidatos al parlamento haciendo regalos, abrazando a desconocidos como si de un antiguo primo hermano se tratara, de esos que se reconocen después de algunos decenios, besos a bebés sin importarle que le corran los mocos…un voto es un voto.

En esto de no creer en aquel paraíso de la mentira y el absurdo, nos hemos encontrado con candidatos que regalan mil pesos para que cruzaran sus adherentes la calle, y pudieran tomar una caña de vino como sucedió con un candidato de RN.

Fui testigo de un circo en la Región de los Ríos contratado por una candidata de la UDI…Ena se llama, pero aquello era todo una historia y se las contaré.

Todos sabemos lo que es un circo. Una carpa grande llena de colores, globos, butacas, galerías, luces que dejan al descubierto el escenario por el cual van pasando payasos, lindas chicas en bikini y plumas, enanos, contorsionistas y hombres que escupen fuego. El doble de Yaco Monti, me tocó la suerte que fuera justamente Yaco Monti quien me cortara la entrada, y dos veces más escucharlo vestido con un traje de luces y lentejuelas, unos zapatos de charol, todos paseándonos vueltos locos por los años setenta.

Llegó el entretiempo, era el momento para comer maní confitado, cuchuflis con manjar, tortas de Curicó, empolvados, comprar las fotos autografiadas de Yaco, pero eso no era todo.

Como si de mariposas vestidas con overoles se tratara, todo un enjambre comenzó a repartir propaganda de todos los tamaños. Medio cuerpo de Ena con una blusa de marca. Ena riéndose como si de su cumpleaños se tratara diciendo que ella era la defensora, la más comprometida, la más democrática, la que nunca había mentido, y que también como si de un estado de confesión se tratara, decía que nunca había copiado en una prueba de… matemáticas.

Se debe dejar constancia que regalar servilletas con los labios marcados de ENA con rouge rabioso de la casa Dior, era el esperado detalle, después de aquello todo era pasado, la poesía había dejado de existir.

La banda del circo sonó como si del anuncio final se tratara, los bronces, los timbales, el corno francés, hasta una trutruca dejó su firma en aquel tan magno evento. Las cortinas se fueron separando despacio como si de un juego en el caño estuviera punto de ejecutarse, dejando al descubierta la osamenta entera de Ena, todo era una mezcla de algún autor clásico, una vieja banda de anarquistas, y algo de un éxito de Leo Dan.

Los hermanos Cifuentes hacían precalentamiento para hacer su demostración en los trapecios. Como siempre en silencio, jugando con los dedos, dando saltitos, aunque se sabe que ellos son gente muy experimentada. En sus años de juventud pintaban letreros de películas, ahora se lanzaban al aire sabiendo que está la red…por si fuera necesaria.

Sigamos…

Ena, vestía sencilla, un jean, una blusa de marca y un perfume con etiqueta de verdad. Dijo que hablaría corto…

“Créanme, yo defenderé los derechos de todos ustedes, no dejaré que sean atropellados, mi preocupación es sacarlos de la pobreza a la que no sé cómo llegaron a vivirla, nadie me lo puede explicar aún. Pero sepan que estaré con ustedes, los llevo en mi corazón que no está partido. Buscaré insistentemente salarios dignos para que puedan llegar a fin de mes, me he tatuado una canasta familiar en el muslo derecho para no perder la memoria” Ena. Rio Bueno. Región de los Ríos. Carpa de Circo, 2013

Secándose las lágrimas dijo adiós, y llamó a los hermanos Cifuentes a continuar con el espectáculo, Ena se perdió en la zona donde estaban los elefantes, los caballos enanos, una jirafa, y un chimpancé que no dejaba de masturbarse desde hacía dos días….

La función terminó Ningún Cifuentes tuvo que llegar a las redes. En las puertas de salida del circo nuevamente estaba Ena risueña, entregaba calendarios del 2014, una barrita de chocolate y besos al que se lo pidiera. Alguno dijo que era mejor una foto en traje de baño, Ena se reía, finalmente ella llegó al senado, y el circo desarmó su carpa y volvió a las andanzas.

Y la otra…Bárbara, se llama.

Bárbara llegó al circo de la CUT cuando estaba sobrepoblada de payasos, enanos y jorobados. Dirigentes con colesterol extremadamente alto, Martínez con su Secretario de Actas con 10.4 de hemoglobina gliclosilada. Un coro de directores con trigleceridos altísimos, sabidos y conocidos que nacen de platos del día a 600.000 pesos, donde están esas malditas centollas y donde nadie sabe que salsa las baña. Mostos de antigua reserva de las bodegas de Andrade…algunos se asustaron.

La oficina de Bárbara tiene algunos detalles parecidos a esos de calle Zúbovski bulbar, 21 en Moscú. Hay un viejo afiche de vodka barato colgado en la muralla que da a la ventana, y al viejo Stalin lo condenó a mirar a la muralla. Todo huele a incienso para llamar a la buena suerte, comprado en tienda de todo a luca.

Bárbara habló de los pobres, y todos se asustaron, aunque el pánico no llegó tan lejos, nadie recordó ni se reconoció como clase obrera. Somos la gente dijo un militante con las cuotas al día. En el viejo tocadiscos no había ningún longplay de los Quila. Un osado sindicalista levanto su teléfono celular y desde allí arrancó algunos compases de lo que podría llamarse el himno de la Cut…por decirlo.

“Dejaré mi vida y mi experiencia sindical para hacer desaparecer a los pobres. Soy militante y por eso cumpliré. Seré la voz ante la clase política, no me dejaré embaucar por esa clase de pelucones que viven bien, sin sentir las necesidades de los más desposeídos. No bajaré pesos de un salario mínimo. Un salario digno acerca a la felicidad a los más vulnerables, me comprometo que bajo este mandato la brecha entre los ricos y los pobres, será una raya en el mar”. Bárbara. Santiago. Patio de Los Naranjos. 2014.

El escenario se llenó del personal femenino del Ministerio del Trabajo, colocaron un caño, y todo pasó a la historia. Lo que se dijo hacía una hora, todo se había olvidado. Bárbara apago su celular, eran llamadas de diputados de la UDI/RN que le pedían que insistiera en un mínimo de 250.000, pero era tarde, ya todo se había firmado…y la foto estaba tomada.

Finalmente el salario mínimo llega a $225.000 pesos.

En la mesa de las negociaciones estaba ella, Bárbara, hablando por esa inmensa mayoría de trabajadores a los que no conoce, ella, la que nunca se toma una foto con trabajadores en huelga, que no fue a los funerales del sindicalista que se quemó a lo bonzo, que no está en las puertas de los trabajadores de la AFP Habitat, que cruza la calle para no pasar cerca de los empleados de las farmacias Cruz Verde que están en huelga, finalmente ella no se viste con ropa de un mall… chino.

   

 

 

 

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