En 2011, a estas alturas del semestre, el movimiento estudiantil ya había convocado a siete marchas, mientras que este año van sólo dos. A raíz de este dato, se generaron cuestionamientos al protagonismo que los actuales dirigentes le han imprimido al bloque social.
En el diario El Mercurio, el vicepresidente de la FECH, Sebastián Aylwin señaló que existe un desgaste producto de la poca claridad del Gobierno, mientras que otros dirigentes apuntan a las diferencias internas.
En efecto, reconocen en la Confech y en agrupaciones de estudiantes secundarios que la agenda del Gobierno ha sido confusa, pero también que en agosto, justo cuando se envíen nuevos proyectos, habrá además una reactivación potente.
Pablo Toro, vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES) durante 2012 y 2013 cree que existe un estado contemplativo por parte del movimiento ante las indefiniciones de la Nueva Mayoría.
“Muchas dirigencias estudiantiles parece que confiaron en que la reforma educativa que iba a enviar el Gobierno al Parlamento iba a ser contundente, es decir, que iba a cambiar de verdad los cimientos del sistema educativo, y durante los últimos meses nos hemos dado cuenta de que no es así. El primer semestre ha sido de ver qué va a hacer el Gobierno y eso de una u otra forma, cuando uno tiene un Gobierno que supuestamente está entregando un montón de reformas al sistema educativo, hace que el movimiento estudiantil esté más contemplativo a lo que va a suceder”, explicó.
Lorenza Soto, actual vocera de la agrupación, aseguró por su parte que la agenda del Gobierno ha sido perjudicial para la participación social.
Según la dirigente el Ejecutivo quiere avanzar de manera muy rápida e inconsulta, “ha sido el Gobierno que en estos primeros cien días trató de meter la mayor cantidad de proyectos de ley, aprobarlos rápidamente con suma urgencia en el parlamento y de dar tiempos muy acotados que no dejan espacio para la discusión real desde abajo. Nosotros no vamos a ser apresurados al momento de cambiar las cosas en materia de educación, porque es un tema muy delicado que no se puede hacer ni en cien días ni tampoco en los tiempos que dicta el Gobierno”.
Se ha expuesto que algunos sectores malentienden al creer que el movimiento está “apagado”, sin embargo también ha generado nuevos lazos con agrupaciones sindicales y sociales que suman nuevas demandas.
Además, según el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, la movilización se ha manifestado en otras formas, y que en ese sentido ha sido un primer semestre activo.
“No podemos decir que esto está disminuyendo, yo creo que el centro de debate, la coyuntura sigue tan latente como estaba antes, porque aquí mientras no se resuelvan los temas de fondo la agitación va a permanecer. Recordarle a El Mercurio que la forma de movilización, de debate, no es sólo salir a la calle”, aseveró.
Gajardo coincidió con el diputado y ex presidente de la FECH, Gabriel Boric, en que existe una campaña de desprestigio contra el movimiento. Este último aseguró que no habrá una reforma legítima sin la concurrencia del movimiento.
Camila Vallejo, diputada comunista, también ex presidenta de la agrupación estudiantil de nuestra casa de estudios dijo “si hoy día la Reforma Educacional que está contemplada en el programa de la Nueva Mayoría tiene algunos vacíos o ambigüedades es el movimiento social el que tiene que saber llenar esos vacíos y resolver esas ambigüedades para que no sean otros los que lo hagan. Creo que ese es el rol en el contexto en que se enmarca el movimiento estudiantil y que tiene que jugar. Por eso existe una diferencia en ese ámbito con el 2011”.
La actual presidenta de la FECH, Melissa Sepúlveda, explicó que este año se han sumado más actores a un debate que posicionaron los estudiantes en 2011, luego de más de una década de movilización.
Con respecto al segundo semestre, la dirigente fue enfática al señalar que la presencia del movimiento se fortalecerá y que “esperamos poder este segundo semestre incidir. Eso depende de nuestra capacidad de movilización y también de las voluntades que manifieste el Gobierno para llegar a consensos con las organizaciones sociales”.
“Si no hay voluntad por parte del ministerio y prefieren ocupar el mismo método de la reforma tributaria vamos a ser los sectores sociales los que quedemos afuera de la reforma educacional y eso también se va a hacer sentir desde la calle”, advirtió.
Lo que sí ven con preocupación algunos actores son las diferencias al interior de agrupaciones relevantes como al Confech, las que si bien se resuelven semana a semana en las asambleas y plenos, tendrán su efecto considerando que varios colectivos políticos presentes en el movimiento están representados en el Ministerio de Educación.