Una importante reforma al sistema de seguridad interior es lo que propone el ex subsecretario del Interior, que contemple, entre otras cosas, el fortalecimiento de la ANI para obtener información preventiva para evitar atentados, y reactiva para encontrar a los culpables, en conjunto con policías y Fuerzas Armadas, organismos a los que también debiera supervigilar en términos de inteligencia. Sobre los agentes infiltrados, el actual senador PPD señaló que “hay que ser muy cuidadosos” con posibles mal usos y el derecho a la privacidad.
¿A qué atribuye los problemas con los trabajos de inteligencia sobre los que se ha estado discutiendo últimamente?
He visto una profusa opinología en el último tiempo en temas de seguridad, inteligencia y terrorismo, de las más variadas contundencias, algunas muy positivas y otras bastante livianas. Hay que asumir que tenemos un problema serio, donde hay un sector de la sociedad que no se siente representado y busca, a través de la violencia, manifestar esta disconformidad con la sociedad y con autoridad en general, cualquiera sea el gobierno de turno. Eso como causa de fondo.
En segundo lugar, considerando esos antecedentes, la arquitectura en materia de inteligencia, de seguridad, es aún insuficiente, considerando los traumas del pasado. La Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) fue creada sobre la base de una negociación política, en un marco de profundas desconfianzas entre gobierno y oposición de entonces, eso revela que muchas veces se le exige a la ANI acciones que no puede llevar a cabo dentro del marco de la ley, porque no fue diseñada para eso. Por eso es que hace unos tres o cuatro años yo vengo tratando de impulsar una modificación al sistema de inteligencia y de las normas de seguridad interior con el objetivo de dotar al país, más allá del gobierno de turno, de una arquitectura de seguridad interior que permita enfrentar de buena forma este tipo de hechos que proliferan en todo el mundo, no sólo en Chile.
Puede haber dificultades para distinguir entre enemigos del estado de derecho o adversarios políticos del gobierno de turno ¿Cómo ponderar esta idea de que haya agentes de la ANI con capacidad de infiltrar a movimientos que se juzguen peligrosos para la autoridad?
El objetivo que se busca es que la autoridad tenga información oportuna de carácter preventivo para evitar que se produzcan hechos de esta naturaleza, o bien, que la autoridad tenga información reactiva, porque una vez ocurridos los hechos hay que tener información rápida e inteligente para cruzar con los hechos e identificar a los responsables. Digo esto, porque de pronto se pone el medio – agentes encubiertos- como si fuera la finalidad. Yo creo que si es objetivo es dotar a la autoridad decisional de buena información preventiva y reactiva, lo que se requeriría es observar diferentes mecanismos. Uno de ellos dice relación con la posibilidad de tener agentes encubiertos, y el otro de ellos, dice relación con la posibilidad, por ejemplo, de contar con sistemas tecnológicos que permitan cruzar información y bases de datos.
Si vamos a hablar de agente encubiertos, hay que ser muy cuidadosos porque es una persona a la cual la ley faculta para inmiscuirse dentro del ámbito privado, sea de una familia, de una empresa de un grupo social. Esa persona, la ley la faculta para informar todo lo que pasa en la vida privada de una persona o grupo, es una vulneración directa al derecho a la privacidad, por lo que se requiere una muy buena ley que impida que esto termine convirtiéndose en un mecanismo abusivo de infiltración de movimientos sociales o de personas que no tienen por qué estar siendo observadas previa autorización judicial.
¿La ANI depende de la autoridad política, entonces, cómo se controla que esos agentes encubiertos no terminen infiltrando sindicatos, organizaciones de estudiante?
Pero cuidado, porque hoy día Carabineros también depende de la autoridad política, lo que pasa es que la ley de inteligencia actual, incluso, determina que ciertas operaciones tienen que ser autorizadas por ministros de la Corte de Apelaciones. El director de la CIA y del FBI son funcionarios designados por el Presidente de la República, lo que pasa es que la arquitectura legal interviene para hacer controles preventivos y, además, las autorizaciones para realizar este tipo de actividades las hace la Justicia, que es la forma cómo en un Estado democrático se resuelve cuando hay colisión de derechos.
¿Qué opina de lo que está pasando con las policías, porque hay quienes dicen que si se fortalece su trabajo, a lo mejor no se requieren agentes encubiertos de la ANI?
Vuelvo a insistir respecto a los agentes encubiertos. Hay que reforzar el sistema de inteligencia y la ANI tiene que ser reforzada para que la autoridad que toma decisiones, y que paga los costos políticos por hacerlo, tenga información oportuna. Respecto a las policías, es muy importante la labor que juegan en la recopilación y análisis de la información, pero muchas veces se entrega parcialmente a la ANI. No hay ningún caso donde una institución policial haya entregado información a la ANI sobre un caso de corrupción policial, por ejemplo. Obvio que no lo van a hacer porque son sus instituciones, eso se ve internamente. La autoridad política tiene que tener esa información. Para eso, se requiere que las fuentes que proveen información a la agencia del gobierno sean diversas. Está bien que estén las Fuerzas Armadas, cuando corresponde, las policías, pero también tiene que tener una fuente propia para que la autoridad pueda tomar decisiones de buena forma, porque podría ocurrir que la institución policial o las Fuerzas Armadas sean infiltradas por un gripo que quiera dañar la institucionalidad ¿Cómo se va a enterar el gobierno si es que única fuente de información que tienen son las instituciones policiales? Los sistemas de inteligencia en el mundo proveen diversas fuentes de información. Probablemente los agentes encubiertos sean un mecanismo, pero el análisis de las fuente abiertas, la tecnología para cruzar datos hoy, existen. Hay sistemas que permitirían a la ANI contar con información de primera calidad.
En el ámbito político, el bombazo reemplazó la agenda de reformas por la de seguridad. ¿Como miembro de la Nueva Mayoría, cómo ve este cambio de agenda en correspondencia con el programa de gobierno?
El cambio de agenda se produjo porque el bombazo fue en Las Condes, si hubiera sido en La Pintana o Curanilahue, déjeme decirle que probablemente ningún medio de comunicación le hubiera dado la importancia que le dieran. Eso demuestra lo clasista y centralista que es nuestro país a la hora de manejar las agendas.
Creo que el manejo que ha tenido el ministro del Interior ha sido muy prudente porque ha sido muy sobrio, no ha cambiado la agenda política, la comunicacional sí, pero siguen avanzando los proyectos. Más allá de eso, la política tiene que dejar de opinar y este hecho tiene que quedar circunscrito al ámbito penal, que es donde está, en los tribunales, y la política tiene que retomar la agenda de educación, de reforma al binominal, de reformas constitucionales. Tenemos que avanzar. El país no puede detenerse por un bombazo.