El trabajo de una cineteca es conservar la producción audiovisual de un país, pero no sólo eso, sino también crear espacios de difusión de esa producción, establecer puentes entre el público y esas imágenes que nos dicen de dónde venimos y cómo llegamos hasta acá. Parafraseando al destacado documentalista Patricio Guzmán, estas imágenes son como el álbum de fotografías de una familia, nos muestran cómo eran nuestros antepasados, los espacios que habitaban y nos ayudan a entender porqué somos como somos hoy.
En esta columna repetidamente hemos insistido en la importancia de conocer y ver cine chileno. Y esto no se hace desde la inocente –y muchas veces falsa- presunción chovinista de “si es chileno, es bueno”, ni de que hay que apoyar incondicionalmente a los realizadores nacionales porque lo son. Si no, porque la construcción de una identidad como país es central para el desarrollo de una sociedad, y en este sentido las imágenes con las que alimentamos nuestro imaginario son fundamentales para entender las claves de nuestra idiosincrasia y desde donde nos situamos para enfrentar este mundo globalizado.
En esta ocasión, el Festival de la Cineteca Nacional nos ofrece varias puertas hacia nuestro pasado y presente. Hay toda una franja dedicada a películas que desde la década de 1910 en adelante, han filmado la ciudad de Santiago y el habitar de los capitalinos. La posibilidad de revisar cómo ha cambiado nuestra capital, y nosotros mismos con ella, se presenta como una invitación relevante. Especialmente cuando una de estas películas –la referencial “Largo Viaje” (1967) de Patricio Kaulen- inaugurará el evento con una exhibición al aire libre y gratuita en la Plaza de la Constitución.
Otra muestra relevante es la dedicada al cine de los sesenta y principios de los setenta. En esta época se desarrollaron una serie de películas que hoy se presenta como los grandes referentes del cine chileno. Cintas como “El chacal de Nahueltoro” de Miguel Litín y “Valparaíso, mi amor” de Aldo Francia son reconocidas influencias de muchos realizadores chilenos de la actualidad y estarán en esta sección del festival junto a otras obras fundamentales como “Palomita Blanca” de Raul Ruiz y “Caliche Sangriento” de Helvio Soto. Lo entretenido es que al mismo tiempo el 5° Festival de la Cineteca Nacional estará exhibiendo una selección con lo mejor de la producción cinematográfica del 2014, además de algunos pre estrenos del 2015, así el espectador atento podrá no sólo disfrutar de estas películas en funciones de buena calidad, sino comparar y reconocer la influencia de estos filmes en la producción nacional actual.
El 5° Festival de la Cineteca Nacional nos ofrece una buena posibilidad de mirarnos, ver lo que hemos sido, cómo hemos cambiado nosotros y nuestro entorno. Además de ponernos al día con películas recientes que tienen mucho que decirnos sobre lo que somos hoy.