La organización de conservación marina Oceana recurrió a la Corte de Apelaciones de Santiago con un reclamo de ilegalidad contra la decisión del Consejo para la Transparencia de negar el acceso a información sobre la cantidad y tipo de antibióticos usados por empresas salmoneras.
Oceana espera que la justicia revierta el fallo del Consejo puesto que expone gravemente a los ciudadanos a la indefensión frente a las conductas de las industrias que, con el abuso de antibióticos, producen una resistencia bacteriana en los peces que pueden generar problemas en la salud pública.
El director ejecutivo de la organización, Alex Muñoz, lamentó que se privilegiaran los intereses privados de las empresas por sobre la protección de la salud y el medio ambiente.
Según un informe emitido por Sernapesca, en un año la industria salmonera chilena usa 450 mil kilos de antibióticos. En cambio, Noruega, que lo produce más que Chile, solamente usa mil kilos.
Por ello, Muñoz acusa de un “abuso de estos fármacos” y pide dilucidar si las empresas se comportan “todas de la misma manera o si hay algunas que tienen un comportamiento más abusivo que otras”.
El director de Oceana explicó que hay antibióticos que usan las empresas salmoneras que sólo debieran ser permitidos para el consumo en humanos por su alta efectividad. Ejemplo de ello sería los de la familia de las quinolonas, que al ser usadas en grandes cantidades provoca que las bacterias se vuelvan resistentes y no respondan a los tratamientos médicos.
Juan Carlos Cárdenas, médico veterinario y director ejecutivo del Centro Ecoceanos, criticó que la industria salmonera utilice antibióticos con fines preventivos. Asimismo, reprochó que las salmoneras protejan la información que podría llegar a conocimiento de los mercados internacionales donde se exporta la producción: Estados Unidos, Japón y la Unión Europea.
A modo de ejemplo, Juan Carlos Cárdenas recordó las investigaciones de Felipe Cabello Cárdenas, médico del New York Medical College, quien ha podido determinar que ha habido un aumento de un 10 por ciento en la resistencia bacteriana de los salmones, en este caso escherichia coli, en la zona de Chiloé.
Cárdenas advirtió que la industria salmonera chilena es una bomba de tiempo sanitaria y los consumidores chilenos están desprotegidos.
Por último, recordemos que Oceana solicitó información sobre antibióticos utilizados a 50 salmoneras que se rehusaron a revelarla justificando que se expondrían a un “riesgo competitivo y comercial”.
Hasta el cierre de este informe, Radio Universidad de Chile intentó contactarse con el Consejo para la Transparencia. Sin embargo, los profesionales a cargo de confirmar la información no estaban disponibles para la prensa.