Las dudas que provoca la nueva Política Nacional de Museos

El Gobierno prepara el instrumento desde el año pasado y pretende comenzar a aplicarlo en 2016. Entre otras medidas, contempla una Ley de Museos, un Consejo Nacional y un Fondo que se repartirá en concursos y asignaciones directas. Hay consenso en que la iniciativa es necesaria, pero diversos sectores plantean que existe apuro y no se han considerado temas urgentes.

El Gobierno prepara el instrumento desde el año pasado y pretende comenzar a aplicarlo en 2016. Entre otras medidas, contempla una Ley de Museos, un Consejo Nacional y un Fondo que se repartirá en concursos y asignaciones directas. Hay consenso en que la iniciativa es necesaria, pero diversos sectores plantean que existe apuro y no se han considerado temas urgentes.

El año pasado, la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) comenzaron un trabajo que pretende cumplir una de las medidas del programa de la Presidenta Michelle Bachelet: poner en marcha una Política Nacional de Museos que permita a esas instituciones financiarse y mejorar la gestión y contenidos que ofrecen a la ciudadanía.

El fruto de esa labor es “Hacia una Política Nacional de Museos”, documento de más de 30 páginas que hace una serie de propuestas para el sector y ha sido difundido, en las últimas semana, a través de encuentros museales en las 15 regiones del país, encabezados por el subdirector de Museos, Alan Trampe. Además, se han realizado reuniones con representantes del sector, como parte de un trabajo que contempla otras dos etapas: conformar un comité que incorpore las opiniones recogidas en los encuentros regionales y, finalmente, entregar una propuesta de Política Nacional de Museos para que se comience a implementar en 2016.

“Era necesario generar una política coherente, comprensiva e integradora del sector público y privado que administra museos”, dice el director de la Dibam, Ángel Cabeza.

La actual propuesta contempla generar una Ley de Museos y una estructura para el sector: un Sistema Nacional de Museos y una Coordinación Nacional de Museos, que estará a cargo de la secretaría ejecutiva de un Consejo Nacional de Museos, similar a las instancias que hoy existen para la Música, el Libro y el sector Audiovisual. Asimismo, se propone crear un Registro Nacional de Museos, que permitirá incorporarse al Sistema Nacional, y un Fondo Nacional de Museos, que incluye aportes concursables y asignaciones directas.

“La idea es tener estándares comunes. Hoy tenemos museos muy especializados, de renombre mundial, y otros de pequeñas comunas que requieren apoyo. Tenemos un tremendo trabajo de mejorar y estandarizar. Hay mucha gente que trabaja por amor al patrimonio, pero requiere elementos mínimos para hacer su trabajo”, explica Ángel Cabeza.

Esto, porque hoy no existe un catastro exhaustivo sobre la situación de los museos chilenos. Ni siquiera hay una cifra exacta de recintos: “Alrededor de 300 es la cifra que manejamos”, señala el director de la Dibam.

La necesidad de una Política para el sector es una idea en la que coinciden distintos actores. “En términos generales, creo que representa lo más significativo desde el ámbito institucional y otros agentes”, señala el director del Museo de Bellas Artes (MNBA), Roberto Farriol. “Es como el primer paso de algo que no existe”, añade.

Sin embargo, también existen variados reparos. Por ejemplo, la coordinadora de la Unidad de Producción del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), Varinia Brodsky, plantea sus dudas acerca del estudio que se hizo antes de presentar el documento: “Todos sabemos que hay precariedad, que faltan recursos, que no hay infraestructura, que hay una serie de problemas que cruzan a los museos, pero hay muchos vacíos sobre el desarrollo y carácter de cada museo. Los museos que no pertenecemos a la Dibam nos quedamos un poco huachos en este estudio”, señala.

“Una política se puede demorar 20 años en resolverse, pero hay que contar con la participación de los trabajadores de los museos a nivel nacional. Es un trabajo arduo, no se soluciona con cuatro medidas”, añade.

El plazo propuesto, justamente, es una de las preocupaciones. Ángel Cabeza explica que la idea de presentar la Política a fines de 2015 “es una decisión tomada por la anterior dirección” y añade que “hay un programa de dos años, creo que es prudente”.

“Hay mucho apuro y me preocupa que no haya un diagnóstico adecuado. Toda política debería partir de un diagnóstico concreto, es fundamental”, responde la directora del Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA), Claudia Zaldívar, quien valora que la Política identifique algunos de los principales problemas que hoy aquejan a los museos: financiamiento, política de colecciones, profesionalización del personal y la relación con la comunidad.

“Sin embargo, falta un tema fundamental que es el problema de la infraestructura. Si en Chile tenemos un tema complicado, es ese. Solo el Museo Precolombino y el Museo de la Moda -y se me puede escapar alguno- cumplen con los estándares internacionales de exhibición y depósito. El Bellas Artes, el MAC, nosotros, por ejemplo, no tenemos lo básico, que son buenos depósitos para conservar las colecciones. Ahí falta un punto fundamental dentro del diagnóstico que está entregando la Dibam”, señala.

“A nosotros, por ejemplo, nos piden exposiciones en regiones o dentro de la región Metropolitana, pero te das cuenta que los espacios no cumplen con estándares de clima, seguridad ni conservación. Así, es muy complicado mostrar, colaborar con otros espacios o traer exposiciones de afuera”, añade Claudia Zaldívar.

De hecho, según Roberto Farriol, “el único problema complejo que tiene el MNBA es el espacio, tanto para depósito de obras como para ampliar nuestro lugar de exhibición. Es un problema que se arrastra hace mucho tiempo y no tiene solo que ver con falta de recursos, que han ido llegando. No tenemos más espacio para seguir creciendo y eso nos pesa muchísimo. Tenemos cinco mil obras y deberíamos tener un espacio mayor”.

Por su parte, el director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Ricardo Brosky, considera que es urgente una inyección de recursos para las instituciones, algo que no está contemplado como prioridad en el documento.

“La política es una orientación, es una guía para la acción, no es un elemento que entregue recursos”, contesta Ángel Cabeza desde la Dibam. “La entrega de recursos, pública o privada, se hace por otras vías, pero la política ayuda, señala una estrategia y un camino a seguir. Por supuesto que los museos de Chile requieren más recursos -públicos y privados y en conjunto- y una política va a generar el ambiente para que se tome conciencia de la necesidad de resguardar nuestro patrimonio mejor todavía de lo que lo hacemos hoy”, argumenta.

De todos modos, Ricardo Brodsky estima que al documento le falta “el alma”, los principales énfasis: “Es una cosa muy normativa, buena y útil, pero es una norma que no necesariamente se va a cumplir. En este momento, lo más importante es elevar el discurso respecto de los museos: ¿por qué son importantes? ¿Por qué son instituciones culturales de primera línea? ¿Por qué no pueden seguir siendo desatendidos y tienen que recibir, de parte del Estado y la ciudadanía, un respaldo mucho más fuerte?”, cuestiona.

“Esa ya es una tarea del ministro y del director de la Dibam. Ellos tienen que ponerle el alma a esta cosa. El discurso tiene que provenir de ellos, el impulso, los énfasis”, señala el director del museo ubicado en Matucana.

Justamente, otro punto que inquieta es que la Política Nacional de Museos deberá insertarse en un ministerio de Cultura del cual aún se desconocen detalles. Claudia Zaldívar, por ejemplo, considera que “no hay claridad” y relata que durante una reunión tuvo que preguntarlo directamente: “Se me dijo que el Sistema Nacional de Museos y la Coordinación quedarían en lo que es hoy la Dibam y el Consejo y el Fondo quedarían en el Consejo de la Cultura. Es raro desmembrar la propuesta así y no se nos presentó inserto en el ministerio de Cultura. Falta presentarlo junto a la nueva institucionalidad”, recuerda.

Ricardo Brodsky lo ve igual de complejo: “Lo del ministerio es un enredo. En broma, yo digo que es el ministerio de las culturas para todos y todas. Es un saco de payasos. Faltan definiciones claras y que la estructura institucional no sea tan compleja. Es monstruoso. El ministro va a pasar las 24 horas reunido en consejos. Este ánimo de participación me parece súper bien, pero es un ministerio que tiene que planificar políticas y los servicios deben ejecutarlas. Lo que conocemos de la estructura no es suficientemente claro”, afirma.

El proceso ya está en marcha. Se han realizado encuentros museales en regiones como Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, Biobío y Aysén, pero las dudas se han instalado en torno a la propuesta. ¿Cómo se resolverán? Es una discusión que recién comienza.





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