A Guillermo Lavado, nacido en Mendoza en 1963, se lo puede ver todos los fines de semana entre los músicos que integran la Orquesta Sinfónica de Chile. En la mayoría de las ocasiones está en la fila de los instrumentos de viento, pero este fin de semana ocupará un lugar protagónico.
En las funciones de este viernes y sábado, Guillermo Lavado tocará el Concierto para flauta del compositor estadounidense Elliott Carter, una obra que él mismo se encargó de estrenar para Latinoamérica en 2012, junto a la Orquesta Sinfónica de Rosario, y que ahora sonará por primera vez en Chile.
“Es una obra que para mí es muy estimulante, porque he seguido bastante a Elliott Carter. Puedo pecar de ignorancia, pero creo que es el compositor norteamericano más interesante del siglo XXI, el más sólido”, dice sobre la composición, que la Sinfónica presentará junto a Mi madre la oca y Valses nobles y sentimentales, del francés Maurice Ravel, y El increíble flautista, del estadounidense Walter Piston. Todo, bajo la conducción del también norteamericano Garrett Keast, quien por primera vez dirigirá en Santiago.
“Este concierto lo escribió para festejar sus 100 años. Es una obra que demuestra que la edad no es nada. Es decir, que alguien con una pasión creativa o una pasión en la relación con su oficio puede permanecer así de fresco a los cien años. Curiosamente, falleció a los 103 años, tres o cuatro días después de que estrenáramos con la Orquesta Sinfónica de Rosario”, relata Guillermo Lavado.
¿Cómo describirías musicalmente el concierto?
Es una obra relativamente breve y tiene distintas y muy contrastantes secciones en las que el solista dialoga con la orquesta. Hay varias secciones de gran lirismo y grandes líneas, donde la flauta se entrelaza o va por sobre las intervenciones de la orquesta. Es una estética muy seductora, llena de humor, contrastes y colores. Es un concierto realmente maravilloso, un gran descubrimiento.
¿Es muy exigente para el solista?
Tiene una gran dificultad técnica digital, pero también de aire. Tiene secciones que son muy líricas y de grandes líneas. Hay un par de secciones muy extensas donde la exigencia no es solo a nivel de digitación, sino también de aire, de lograr mantener la idea en grandes extensiones tocando sin respirar. Después de eso, uno queda bastante agotado y luego vienen partes muy ágiles.
¿Cómo recuerdas el estreno en Rosario?
Yo soy argentino, pero reniego siempre de mi país en las cuestiones organizativas –dice entre carcajadas. Esa vez perdí el avión porque los vuelos de Aerolíneas Argentinas se cancelan a cada rato. Iba con la familia, ellos quedaron varados en Buenos Aires y yo tuve que tomar un bus para llegar y solo logré hacer un ensayo. Fue muy comprimido el trabajo, pero logramos sacarlo adelante con Nicolás Rauss. Fue muy lindo.
El flautista que inspiró a Quino
Guillermo Lavado se integró a la Orquesta Sinfónica en 1991, luego de estudiar en Basilea (Suiza) y permanecer un año trabajando en Europa. ¿Por qué se vino a Chile? Su recuerdo es sencillo: “Concursé, gané el puesto y me quedé, muy inspirado también por la presencia de Luis Alberto Latorre, que ha sido mi gran amigo y compañero de música”, responde.
¿Y venías con la intención de establecerte en Chile?
Uno nunca sabe. Es muy posible que mañana llegue la pelá y nos lleve, entonces no hago planes a futuro –vuelve a reír con ganas. Uno vive el día a día. Tenía ganas de volver si no a mi país, a Latinoamérica, para devolver las oportunidades que tuve de estudiar afuera y haciendo las experiencias que tuve. Era más importante que quedarse en un lugar que podía ser más cómodo. No tengo la ambición que tiene mucha gente de quedarse en La Meca, que sería Europa. Finalmente, todos vamos a morir y la trascendencia es lo que uno puede dar más que recibir. En ese sentido, es muy importante la vocación docente. Además, con Luis Alberto hemos hecho un trabajo muy consciente de estudio y actividad sobre la música actual y las que no se tocan habitualmente.
Aun cuando lleva más de dos décadas en las filas de la Sinfónica, probablemente no muchos de los asistentes a sus conciertos sepan que el flautista es familiar director de Joaquín Salvador Lavado, mucho más conocido como Quino, el creador de Mafalda. Y que además inspiró a uno de sus personajes, Guille.
De hecho, en enero pasado, cuando el dibujante visitó Santiago para recibir una distinción de la Presidenta Michelle Bachelet, Guillermo Lavado lo acompañó de cerca durante toda la ceremonia y se encargó de trasladarlo en su silla de ruedas. Consultado sobre si le complica hablar de la relación, vuelve a recurrir al humor: “No, para nada. Me incomodaría si fuera Blatter o Dávalos”, contesta nuevamente entre risas.
¿Cuál es la relación que tienes con Quino?
Soy el hijo de su hermano mayor, César, que ya murió. Siempre hemos tenido una relación muy cercana, no solo con él sino también con su esposa. Todos los ruidos que sientes ahora por el teléfono es por unos arreglos que estamos haciendo en casa para que tengan más comodidades cuando vengan.
Siempre fueron muy cariñosos cuando éramos niños, pero fue más importante cuando ya éramos adolescentes o adultos. Son como amigos, pero hay un lazo sanguíneo que tira mucho. Especialmente en el cine, y en la música también, fueron personas que me enseñaron mucho. No habría conocido un montón de directores y películas sin ellos, que son muy cinéfilos y muy melómanos. Son de esas personas que van tres o cuatro veces al cine por semana.
¿Sabes cómo llegó a inspirarse en ti para crear a Guille?
No sé, no estoy muy seguro. Hubo algo en la relación que nos unió. Del personaje no me devengo grandes similitudes. Creo que en sus personajes hay, sobre todo, muchísimo de él. Por ejemplo, la inspiración de Felipe fue Jorge Timossi, el periodista de Prensa Latina que fue un gran amigo de él y tenía una personalidad completamente distinta a la de Felipe. Creo que Felipe tiene mucho más de Quino y con Guille también pasa. Hay un montón de aspectos de su personalidad, creo que todos sus personajes tienen mucho de él más que de la persona a la que homenajea otorgándole el nombre o las características físicas.
¿Y cuando eras niño te dabas cuenta que él era conocido por Mafalda?
Siempre tuve conciencia de que eso existía. Muchas veces uno ve de distinta manera a las personas públicas o que puede considerar importantes, pero siempre tuvimos una relación cercana, no era como un tío famoso que estaba en otro espacio. Es una persona muy sensible, pero muy sencilla.
Coordenadas
La Orquesta Sinfónica se presentará a las 19:40 horas de este viernes 29 y sábado 30 en el CEAC, ubicado en Providencia 043, Metro Baquedano. Las entradas tienen valores desde $6.000 (general) y $2.000 (estudiantes) y se encuentran disponibles en boleterías del CEAC o a través de Daleticket.